Migración, Economía y Discriminación

En reciente fecha mediante el canal del Estado, Venezolana de Televisión, vimos la llegada de un grupo de venezolanos provenientes de Perú, en el marco del plan gubernamental Vuelta a la Patria. Particularmente me llamó la atención una joven que dijo – “fueron los peores tres meses de mi vida”.

La afirmación de esa joven venezolana me genera una pregunta: ¿Qué motiva a los venezolanos a migrar a otras tierras? Por supuesto, la primera razón es la económica. La búsqueda de una mejor calidad de vida y el tratar de encontrar una fuente de ingreso que alcance para cubrir las necesidades básicas del grupo familiar, son solo alguna de las motivaciones de los venezolanos al momento de dejar atrás nuestra hermosa Venezuela.

Pero con la migración surgen problemas que no estaban previstos al momento de tomar esa importante decisión, como lo son, por solo ejemplificar algunos: el dejar atrás a los seres queridos y la discriminación reciente en contra de los venezolanos en tierras extranjeras.

Atrás quedaron los tiempos en los que Venezuela era el país receptor de emigrantes. Venían de todas las latitudes del globo terráqueo, de países vecinos, y todos y cada uno de ellos fueron acogidos con el mayor cariño posible, porque así somos los venezolanos, receptivos, alegres, en fin, somos personas de buen corazón.

Los emigrantes extranjeros echaron raíces en Venezuela. Constituyeron familias, crearon fuentes de empleos, los emigrantes ayudaron a construir una nación en el momento en que Venezuela los necesitaba. Nos convertimos en una nación en donde la discriminación no existía, convivíamos con cualquier persona de cualquier nacionalidad sin distingo de raza, sexo o religión, para nosotros afortunadamente dentro de nuestro territorio el tema de la discriminación es completamente ajeno a nuestra idiosincrasia.

También quedaron atrás los tiempos de Cadivi, en los que los venezolanos éramos recibidos en todos los países, en donde éramos vistos como los ricos de Latinoamérica gracias al cupo que pagábamos anualmente al ente gubernamental. En los aeropuertos internacionales nos esperaban con grandes pancartas que decían – “recibimos cupo Cadivi” -. Muchos venezolanos ayudaron a que esas economías, sostenidas en su mayoría por el turismo, prosperaran de formas insospechadas.

Ahora en los tiempos actuales, cuando el venezolano necesita la ayuda del prójimo esté le da la espalda, lo discrimina, lo maltrata por el hecho de no ser nacional de ese país. ¿Dónde queda la solidaridad de los pueblos?, o mejor aún ¿dónde queda la solidaridad humana? ¿Acaso se perdió en un vacío del corazón? Me niego a pensar eso. Los seres humanos podemos ser mejores, podemos ser solidarios, podemos ser respetuosos, podemos entender los motivos que mueven a otros a hacer determinadas acciones, los motivos reales que tienen los venezolanos para salir de su país.

No todos los venezolanos han tenido que vivir una experiencia desagradable en tierras extranjeras, – como lo hizo la joven entrevistada por el canal del Estado – muchos han encontrado bienestar en otras latitudes, han sido acogidos con beneplácito, han sido seres productivos y colaboradores de bienestar para esas economías.  

Tampoco se puede desconocer la preocupación existente y expresada a través de distintos foros por los mandatarios latinoamericanos en cuanto al tema migratorio venezolano. Han buscado la forma de enviar ayuda humanitaria a Venezuela, de flexibilizar su sistema jurídico migratorio, así como, de propiciar espacios físicos aptos para aquellos venezolanos que llegan sin recursos económicos alguno.

Esos esfuerzos son necesarios. Esa es la solidaridad que necesitamos los venezolanos en estos momentos. Necesitamos el entendimiento de la comunidad internacional sobre la grave situación económica por la cual atraviesa Venezuela, – y de la cual no vemos salida en el corto plazo – y también necesitamos de la solidaridad de las personas, la solidaridad de los pueblos, y por sobre todas las cosas que se acabe la creciente discriminación en contra de los venezolanos.