¡Ahí viene la navidad!

En momentos difíciles solemos creer que ser feliz es una vanidad, que no hay tiempo para las sonrisas, para disfrutar de nuestros seres queridos y de todo aquello a lo que estábamos acostumbrados.

Ahí viene la navidad, está a la vuelta de la esquina, pero las esquinas siguen vacías, ya no vemos a ese montón de vendedores ambulantes ofreciéndonos fuegos artificiales, adornos para el arbolito, ya no vemos muchas señoras renovando sus juegos de luces para iluminar sus hogares, que no importa a cuantas casas fueses, cada decoración navideña era distinta y muy especial, pero todos queremos en el fondo empezar a sentir ese espíritu navideño que nos caracteriza, ¿a quién no se le eriza la piel escuchando una gaita? ¿Quién por estas fechas ya no está esperando probar su primera hallaca del año? Es un sentimiento nacional.

Pero ahora la situación es un poco distinta a como era hace unos años, ahora un pan de jamón es mucho más que el salario mínimo. ¿Se acuerdan de los estrenos? Creo que ya muchos niños no deben de tener la idea de lo que significa y ni hablar del niño Jesús, ese que venía a dejar regalos para los niños el 25 de diciembre, ese que ya no tiene más que un par de monedas en los bolsillos y sólo a algunos podrá dejar regalos este año.

Entonces, ¿para qué celebrar la navidad, habrá motivos? Pues bien, es casi un delito para muchos últimamente hablar de las navidades, una pregunta bastante común es: ‘‘¿Y para qué, si no hay nada que celebrar?’’ Pues hay que celebrar y mantener nuestras tradiciones, porque el tiempo pasa y no podemos permitir que se olviden, que queden atrás sólo por un mal momento en la historia de nuestro país.

Una sonrisa, una familia unida, un equipo de sonido a todo volumen al ritmo de ‘‘Los patinadores’’, ‘‘Gaita onomatopéyica’’, funcionan como acto de resistencia, de que al venezolano ni las situaciones más adversas van a quitarle su identidad, aquello que los define y que por derecho le pertenece.

Crecimos con una sonrisa imborrable en estas fechas, compartiendo sonrisas, algunas lágrimas de alguna tía por un año que se va, pero con mucha emoción de ver a la familia unida otro año más. Hoy todos estamos lejos, las familias distanciadas por miles de kilómetros, nos separan las fronteras, pero las costumbres están y eso es lo que nos hace fuertes, eso es lo que nos hace quienes somos, nuestras raíces están ahí y darse un gusto como la navidad es más que justo y necesario después de tanto, después de todo, ¿por qué no tomarse un minuto para disfrutar de lo bonito de nuestras tradiciones?

No dudes en hacer la videollamada el 31 de diciembre con tu sobrino en Perú, con tu novia en Argentina, con tus primos en España, comparte, disfruta, sonríe por otra navidad más en tu vida, coloca esa lista de reproducción que tanto le gustaba a tu padre y a tus abuelos. La navidad es mucho más que tener en el bolsillo para poder comprar el pernil de la cena, estas fechas son más que un pan de jamón o un brindis de año nuevo, estas fechas son nuestras tradiciones y nuestro derecho a ser felices sin importar ser señalados con el dedo por un sistema que ve con malos ojos a quien se atreve a ser feliz en estos tiempos.

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