La batalla en las redes por Venezuela

A raíz de los últimos acontecimientos históricos en Venezuela hemos sido testigos de cómo las redes sociales y la mensajería instantánea han servido como una herramienta poderosa para mantener informados a los ciudadanos de un país totalmente censurado y a oscuras, pero también hemos visto cómo pueden ser un arma de doble filo al viralizar información falsa y sacar a relucir lo peor que pueden tener algunas personas.

Habían pasado apenas pocas horas de que el Presidente Interino de Venezuela Juan Guiadó se juramentarse recordemos todo avalado bajo los artículos 233 y 333 de la Constitucióncuando los autodenominados “socialdemócratas” y socialistas del mundo inundaron las redes sociales (algunos desde la ignorancia, otros desde la malicia) con declaraciones y consignas sesgados por su ideología o intereses particulares. Ciudadanos comunes, figuras políticas como Pablo Iglesias pasando por España hasta periodistas argentinos e incluso celebridades estadounidenses, no dudaron en tirar el grito al cielo para condenar el hecho y mostrar su apoyo a Nicolás Maduro tratando de justificar lo que a estas alturas es completamente injustificable. Medios de comunicación reconocidos a nivel global titulando de manera incorrecta para confundir y países como México o Uruguay siendo “neutrales” ante la agonía de millones de personas.

«Los lugares más oscuros del infierno están reservados para aquellos que en tiempos de crisis moral mantienen su neutralidad». Dante Alighieri

Pero esto no es nada nuevo, la izquierda conoce muy bien el juego de la propaganda y lo han utilizado por años para llegar al poder y luego desmantelar democracias y confundir a sus ciudadanos. En la era de la tecnología donde Internet está presente en casi cada rincón del planeta y estamos expuestos a un constante bombardeo de información las 24 horas no es de extrañar que se cuelen discursos de odio o información totalmente fraudulenta. Basta solo con tener unos cuantos miles de seguidores y una cámara para sembrar matrices de opinión que pueden cambiar el destino entero de un país en pocos meses y estas últimas semanas Venezuela no fue la excepción.

Los hemos visto alrededor del mundo en programas de televisión, radio, YouTube, escribiendo artículos desde sus cómodos países donde el libre mercado impera y pueden salir a la calle tranquilos a caminar, hablando en nombre de una crisis que no han vivido ni de cerca y queriendo darle lecciones a los propios venezolanos de lo que ocurre en su país; una historia que lleva dos décadas la quieren resumir en cinco minutos y un conflicto geopolítico complejo lo reducen a absurdas teorías de conspiración.

Una “periodista” española incluso fue hasta Caracas y se grabó a sí misma en un centro comercial alegando que no existía tal crisis porque había un McDonald’s, como si su mera existencia física fuese el indicativo social o macroeconómico de algo. Evidentemente no entrevistó a ningún ciudadano para contrastar si con el sueldo mínimo que equivale a unos pocos dólares al mes podían darse el lujo de comer allí. Lo peor: el tweet se hizo viral con miles de likes y retweets. Y aunque cientos de personas contrarrestaron sus argumentos, lo cierto es que la mayoría de quienes usan Internet solo se quedan con la primera impresión o con el titular y no van más profundo.

Es curioso como quienes pregonan la bandera de la justicia social o la conciencia de clases van a Venezuela o hablan de ella, pero no van a un hospital público o a un sector popular para observar lo que es verdaderamente una catástrofe humanitaria que le está robando la vida a los más necesitados. Tampoco mencionan cifras o estadísticas.

“No hay que darles voz a esas personas, lo importante es que nunca lleguen al poder” comentaba un amigo por Twitter. Pero el problema es que la información es poder y si la misma se deja en manos de quienes quieren de forma perversa usarla a su antojo para distorsionar la realidad, cualquier país por más democrático e institucionalmente fuerte que sea, corre el riesgo de sufrir el mismo destino que Venezuela o peor aún, en este caso de entorpecer y alargar la agonía de un pueblo que ya no aguanta más los estragos del Socialismo.

Es de vital importancia entender que este conflicto no puede extenderse más porque los venezolanos no tienen tiempo, no es una cuestión de diferencias políticas o ideológicas, es una cuestión de supervivencia. Cada día son más las muertes en los hospitales por falta de medicamentos y por desnutrición, cada día son más quienes dejan todo y emigran en masa por las fronteras de Colombia y Brasil provocando una grave crisis humanitaria y de refugiados en la región. Cada día es más el dolor y la angustia de un futuro que hasta hace poco parecía incierto pero que hoy lanza un pequeño rayo de luz al final del túnel.

El tiempo se acabó y es nuestro deber como ciudadanos usar las redes sociales de forma inteligente y responsable para compartir información verificada y colaborar en esta lucha, pero también para dar la batalla y defender a aquellos que no tienen voz de las mentiras, la propaganda y la maldad de aquellos que no les importa Venezuela sino seguir pregonando sus mal llamados ideales “revolucionarios”.

Las cartas ya están echadas; este proceso es irreversible y será escrito en los libros del futuro como una de las batallas por la Libertad más importantes que ha tenido Occidente en lo que va del Siglo XXI. La historia los juzgará.

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