Insilio e Inxilio: neologismos del apartheid

Vivir en Venezuela se ha convertido en una aventura de alto riesgo que ha obligado a los ciudadanos a cambiar su forma de ver la vida. Pero al mismo tiempo, esas nuevas miradas produjeron cambios en el lenguaje, y estimularon a buscar palabras que describieran el estado al que han sido sometidos. La buena noticia, es que el infortunio nutrió el vocabulario del venezolano.  

Pero esto desde  la Lingüística, no es una novedad.  Ferdinand de Saussure y Edward Sapir por los años 50 (S. XX) hablaron de la lengua como un ente en constante actividad, que es parte del  cuerpo social, y además, es dinámica y cambiante, así que es lógico, que ella nos sorprenda cada cierto tiempo, con nuevas palabras o neologismos.

Los neologismos,  suelen aparecer y desaparecer en algún lugar y momento de la historia de las naciones, de acuerdo con las circunstancias, que  pueden ser de naturaleza política, social, tecnológica, entre otras, lo cierto, es que siempre surgirán nuevos vocablos que dibujen no solo la realidad física y social de los hablantes, sino, la parte emocional y psicológica; es lo que ha sucedido con las palabras: insilio e inxilio. 

Pero realmente la aparición de estos vocablos en el ámbito venezolano, no ha sido una invención de nosotros, sencillamente, es el descubrimiento de lo que  ya existía en otros contextos, donde los sistemas políticos represivos, también hicieron estragos: Chile o Cuba, por ejemplo,  y que están registrados en los trabajos de caricaturistas, fotógrafos, poetas y narradores.

 En Venezuela nació una neolengua  desde los acalorados discursos del régimen, y luego se impuso con palabras como “escuálido”, “oposicionista”,  entre otras, pero también surgieron una serie de términos y frases salidas desde la ciudadanía, como insilio e inxilio,  que han servido para describir la ansiedad y la angustia en la que vive el venezolano que no ha tenido más remedio que permanecer en el país. 

El insilio con  (S), y el inxilio, con  (X) son neologismos parecidos en grafía y fonética,  pero no significan lo mismo, aunque, no se excluyen en la realidad, ya que, tienen un punto  semántico coincidente, los dos términos, encierran la crueldad de las dictaduras. Ambos, se funden en esa forma de abordar la vida cuando no hay libertad, en esas maneras de irse hacia adentro, cuando afuera, el régimen hace la vida asfixiante..

El insilio con  (S), es sumergirse en un agujero negro, es un resguardo para separarse espiritualmente de la esclavitud y el abandono, es un estado psicológico  de destierro hacia el fondo de si mismo.

El inxilio con  (X), es territorial. No puedes desplazarte en tu propio país más allá de los límites que el régimen te impone con diferentes mecanismos; fallas en transporte, gasolina, electricidad, etc. Quizás los hablantes que comenzaron a usar esta palabra, lo hicieron en analogía fonética con  exilio, pero lo curioso es que ambas, solo  por su grafía, ya anidan un significado negativo. 

La X no es solo una letra, es un signo  maldito; la aparición de una X en cualquier contexto, implica la negación, la tachadura, y es que  el inxiliado es eso, un ser tachado por el poder político, de manera que el inxilio como palabra construida con una X, ya  augura un estado de apartheid, de exclusión dentro de su propia tierra, que solo pueden explicar los ciudadanos, que la sufren en carne viva. 

Por otra parte, hay que irse con cuidado,  las neolenguas (y neologismos salidos del opresor) se pueden presentar en  principio, como felices innovaciones lingüísticas para luego, convertirse en una herramienta de dominación política de la población, como ha sucedido en Venezuela y como lo describe Orwel en su novela 1984, pues ellas, son parte del programa de imposiciones de los gobiernos dictatoriales. Probablemente en el futuro, el caso Venezuela será objeto de rigurosos estudios  tanto de la Lingüística, como de la Ciencia Política.  

En fin, insilio e inxilio, son neologismos que han surgido por la necesidad de expresarse frente a la represión, es el desahogo de quien no ha podido salir físicamente  de su país, y el hostigamiento lo obliga de diferentes maneras, a aislarse y a entrar en mutis. 

Por lo pronto, el DRAE, todavía no las incluye en su inventario lingüístico, pero a medida que los ciudadanos comunes, los medios y las redes las usemos con libertad, serán adjuntadas como palabras que se imponen,  atendiendo a la máxima lingüística que dice: “el uso, hace la norma”. 

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