El espíritu de Gallegos

El 16 de Junio de 2016 se hizo pública una denuncia, por la red social twitter, sobre la profanación de un par de tumbas en Cementerio General del Sur. Una mujer llamada Theotiste Gallegos escribió:

-Hoy, con el más triste de los pesares, tengo que informarles que la tumba de mi abuelo, Presidente de la República e insigne escritor venezolano, don Rómulo Gallegos, fue profanada. Se llevaron el mármol que la cubría, se lo llevaron a él y a mi abuela Teotiste. Se robaron mi historia y parte de la historia de cada uno de los venezolanos, porque para cada uno de los ciudadanos de este país Rómulo Gallegos era familia.-

Tuvo razón en decir eso la denunciante que los malhechores hurtaron una pieza de la historia venezolana, pues los libros escritos por su antepasado, así como los personajes, episodios y moralejas de sus relatos habitan en cada uno de nosotros, sea en la repisa de una biblioteca polvorienta, o en el impacto que produjo en cada uno al leer un pasaje imposible de olvidar. 

-La llanura es bella y terrible a la vez, en ella caben holgadamente, hermosa vida y muerte atroz.- 

Es por ello que en la columna de esta semana, para celebrar una hermosa vida y condenar este relato de muerte atroz causado por la profanación de su santo sepulcro, le otorgamos la batuta de la palabra a un verdadero historiador para que nos hable un poco sobre la trayectoria de don Rómulo. Se trata de un personaje apodado “el amigo de todos”, quien además lo conoció en dos tiempos, antes y después de la dictadura de Pérez Jiménez.   

En un libro sobre la vida del doctor Ramón J. Velásquez, titulado “Un país, una vida” escrito por Catalina Banko y Ramón González Ecorihuela, se puede leer un capítulo dedicado a la opinión del protagonista sobre el ilustre Rómulo Gallegos.

-Rómulo Gallegos era un pedagogo, un gran novelista, yo lo sigo considerando el mejor escritor venezolano. Escribió diez libros para contar y cantar el paisaje, la gente, las ambiciones, los sentimientos, las frustraciones del venezolano, el mundo que tenemos por delante. Escribió sobre el llano, la selva, la ciudad y la Guajira. Fue maestro, director de liceo, guionista de cine, pero fue siempre pobre.-

El momento cumbre de su carrera como escritor fue la publicación de su novela “Doña Bárbara” en 1929 por la Editorial Araluce. Para ese momento era profesor del Liceo Andrés Bello, pero el general Juan Vicente Gómez disfrutó tanto de aquella obra literaria que decidió nombrarlo senador por el Estado Apure. 

Continúa Velásquez narrando como el hombre alzó su voz en silencio: -Ese día se auto desterró y se fue a España, a Barcelona, allá vivió los últimos años del gomecismo. Él quería ser profesor, no senador. Siempre tuvo actitud de educador. Su tema era Venezuela, los personajes, el espíritu del venezolano.-

En cuanto a otros detalles que recuerda sobre su personalidad, el cronista entrevistado acota: -Era un hombre respetable, tal vez no tendría la vivencia de un político pero nunca se vendió. Lo hicieron presidente de Acción Democrática porque había sido maestro de innumerables jóvenes: Rómulo Betancourt, Jovito Villalba, Miguel Otero Silva, Carlos Irazábal, los del 28, los que rompieron el vidrio.-

En 1945 participó en el golpe cívico militar que derrocó de la Presidencia al general Isaías Medina Angarita, ese que llevó al poder a Rómulo Betancourt como presidente provisional de la Junta de Gobierno (1945-1948). Entonces Rómulo Gallegos se convirtió en Presidente de la República por sufragio por sufragio universal, directo y secreto en las elecciones de 1947.    

Nueve meses después de su toma de posesión, el Presidente Gallegos era derrocado por los mismos militares que participaron en la destitución del general Medina Angarita. Encabezados por Marcos Pérez Jiménez y Carlos Delgado Chalbaud, Ministro de Defensa, se alzaron el 24 de Noviembre, pusieron preso al Magistrado y lo removieron del cargo, dando la estocada al proceso democrático naciente. 

-Él no era político. Era un hombre de firme carácter y de convicciones y tuvo una actitud muy digna e integra cuando los militares le intentaron presionar en Noviembre de 1948. Eso le costó la presidencia. Le decían que cambiara el gabinete, que expulsara a Betancourt, que atrajera a uno o a otro, pero él no tenía esa habilidad, esa práctica. Para hacer esas cosas se requiere cierta audacia, tomar decisiones. Él era un hombre formado por el maestro Luis Espelozín, bajo rígidas normas éticas. Entre ser un gran novelista y ser jefe de un país alzado, hay una distancia muy grande y eso explica su fracaso. Él no se movía como lo hacen los expertos en política. No se le podía exigir otra cosa.-

En cuanto al episodio de la Presidencia del afamado novelista y el Golpe de Estado, el historiador tachirense nos deja con una frase lapidaria: -Venezuela no estaba preparada para Rómulo Gallegos, como no estuvo preparada para José María Vargas.-

Cualquiera diría que su poca destreza a la hora de gobernar, el hecho de ser  arrestado por los militares en los que confió, ser degradado del Poder Ejecutivo y sufrir una vez más el exilio, fue su gran tragedia personal, cosa que no es cierta.   

-Yo lo vi con mucha frecuencia después de su regreso a Venezuela. Se había retirado de la actividad política. Durante su exilio en México había muerto su esposa, doña Teotiste, y había quedado muy solo. Esa sí fue para él una catástrofe, no la pérdida de la presidencia. Él tenía todo con su esposa, sin ella era un ser incompleto.- 

Quizás por ello lo de la profanación de su tumba y separar sus restos mortales de los de su esposa, con la que tenía todo, sin ella nada, y era un ser incompleto. Ya nada se puede hacer para regresar los restos a la fosa, pero están equivocados quienes piensan que robar una placa junto a un saco de huesos desaparecerá una pieza de nuestra historia. 

El espíritu de Gallegos vivirá en nosotros siempre, ya que, como el mismo estampó con su pluma: -Las cosas vuelven al lugar donde salieron.-

Jimeno Hernández
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