Dignidad para el adulto mayor

La semana pasada recibí reportes de vecinos de las zonas aledañas a la Plaza Pocaterra (Tocuyito – Carabobo) dando cuenta de un grupo de pensionados que estaban molestos por el trato recibido en una agencia del Banco Bicentenario.

Hicieron la cola hasta tarde y no fueron notificados del límite de personas a atender, de tal modo que perdieron su tiempo, en la calle y a la intemperie.

Esto se repite una y otra vez a nivel nacional, de tal modo que nadie podría decir, sin sonar ridículo, que el gobierno y la alta cúpula del PSUV desconocen esa situación. Lo saben, y lo saben muy bien, pero siguen volteando la mirada. Otras son las prioridades.

Si no ven a los ancianos hacer esas indignantes colas en las entidades bancarias para recibir su devaluada pensión para poder luego, rápidamente, gastarla en sus urgencias dado que cada hora extra que permanece ese dinero en el banco pierde poder de compra.

¿A dónde ven? ¿Dónde tienen los ojos? O, mejor, ¿Dónde tienen el corazón?. ¿Acaso creen que serán jóvenes eternamente? ¿Será que el vulgar enriquecimiento mal habido produce ceguera?

Los que si vemos las colas, quienes si podemos ver que muchos ancianos se han desmayado, pasando hambre y sed, bajo sol y lluvia, decidiendo en la cola si compran medicina o comida sin saber en ese instante que quizá no le alcance para ninguna de las dos; podemos tener algunas ideas que ayuden a los ciegos rojo rojitos a paliar las consecuencias de sus actos. A saber:

  1. Las entidades bancarias saben de antemano los días de cobro de pensión. En ese sentido, cada agencia debe proveer sillas, toldos, hidratación y quizá disponibilidad de servicios de atención de emergencias esos días. Tal operativo podría ser coordinado con otro grupo de ciegos: las alcaldías y gobernaciones.
  2. Las agencias bancarias cada vez tienen menos empleados, menos cajeros y hasta menos ejecutivos. La razón: los salarios de hambre que pagan. Lógicamente, deben mejorar su paquete salarial y contratar más personal lo cual permita tener todas las cajas disponibles para atender al público (y no solo 1/4 de ellas).
  3. En Tocuyito, hasta hace relativamente poco tiempo, existían 3 agencias del Banco Bicentenario, ahora hay 2. Error, la tendencia debe ser a la inversa, ampliar el número de agencias para ofrecer suficiente cobertura para los usuarios y ampliar el índice de bancarización. 

Esos paliativos que describo seguro serán recibidos por el gobierno de facto con su habitual excusa: “no hay presupuesto”, “eso sería muy costoso”.

Entonces allí se nos saldría la clase y preguntamos ¿Entonces solo hay miles de dólares para comprar diputados con la operación Alacrán? ¿Solo hay dinero para pintar murciélagos? ¿Solo hay presupuesto para templetes, fiestas y conciertos?

¿Solo hay dólares para comprar vehículos y celulares de altísima gama para sus compinches? ¿Es mucho gasto atender a los ancianos, dándoles un poco de dignidad, pero si hay como gastar millones en publicidad y propaganda para convertir al dictador en “Presidente Obrero” por obra y gracia de la cosmética mediática?

El caradurismo maduristas es infinito.

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Guayoyo en Letras