¿Cuál es la fórmula para aprender a disfrutar más de la vida?
Es tan breve la vida y pareciera que se nos va en un soplo, en un transcurrir de cumplimiento de obligaciones, estudiar, trabajar, atender emergencias, superar duelos, frustraciones que nos pueden hacer sentir que los momentos de felicidad son los más escasos.
Yo estoy viviendo un dolor profundo porque mi mejor amiga, la hermana de alma que me regaló la vida con solo 61 años se apaga con una rapidez impresionante, su cerebro comenzó a modificarse, a reducirse y entró en un proceso de demencia tan vertiginoso que el pronóstico es que pronto partirá de este plano.
Sobre esto conversaba con otra amiga y ella me comentó: -Que triste, tantas veces me pregunto, si vale la pena trabajar tanto, sin descanso prácticamente y , luego nos reducimos de esa manera- para luego añadir: -Necesitamos una fórmula para aprender a disfrutar más de la vida-
Tiene razón, pareciera que vamos en una carrera vertiginosa de obligaciones donde el espacio para el disfrute queda limitado porque simplemente no hay tiempo y es justo ese tiempo el espacio que nos conceden sin saber cuánto de él disponemos.
Obviamente debemos cumplir obligaciones pero ¿cómo se compagina esto con el disfrute de la vida? Sobre este tema vamos a conversar donde mis conocimientos se mezclan con el aporte de varias personas a las que les formulé la pregunta ¿Cuál es la fórmula de la felicidad en la vida?
La primera reflexión entonces es revisar de qué obligaciones estamos hablando ¿se refieren a una carga pesada que no disfrutamos? Y es que si vamos a pasar la mayor parte del día trabajando entonces se hace necesario hacer de ese trabajo un disfrute ¿Cómo? ¡Haciendo lo que nos apasiona! ¿Qué te motiva? ¿Sientes que lo haces repercute en un servicio y te conectas con ese beneficio que das? ¡Eso es trascendencia!, de no ser así pues es necesario generar los cambios para encontrar esa labor que te mueva el alma ¿Y mientras tanto? Pues a disfrutar de lo que haces porque aún la tarea que pareciera más insignificante tiene trascendencia si te ocupas de buscarla.
Un ejemplo de pasión en lo que haces es lo que comenta @cateringdelchef como fórmula de la felicidad: “Amar y amarte cocinando”, ¡eso es pasión!
Pero ¿esto es suficiente? ¡No!
La vida no es solo trabajo, la vida se trata de tus pensamientos, de tus sentimientos, de lo que haces, de cómo decides encarar la vida de modo que se hace necesario añadir más ingredientes a esta “Fórmula de la Felicidad”, veamos:
- Soltar las expectativas y fluir: suena sencillo decirlo pero estoy consciente que siempre tenemos expectativas, esperamos que las cosas sean de alguna manera específica , y si bien es adecuado tener un norte o meta, el aferrarse al cómo creo que puede ser puede generar mucha frustración cuando los resultados son diferentes a ese estándar que nos hemos establecido; por ello hablo de fluir, de danzar con la música que de pronto nos suene la vida y aprender a descubrir el por qué nos cambió el ritmo de lo deseado y desde allí obtener la mejor experiencia y resultado con eso que nos da, es como el dicho que dice “Si la vida te da limones, aprende a hacer limonada”
- Soltar controles: ese afán de controlar todo y a todos no solo es agotador sino absurdo, hay libre albedrío, hay procesos tan complejos que lo que toca es aprender a manejarlos más que controlarlos como el capitán de un barco que no puede controlar el tamaño de las olas pero si mover el timón para lograr que desde lo que ocurre él pueda tener los mejores resultados. Y si se habla de personas es hasta injusto el intentar controlar a otros, es negarle el derecho de ser lo que están llamados a SER. Controlar en definitiva puede ser muy tóxico y alejado de cualquier patrón de bienestar
- Agradecer: ¿cuántas veces no te descubres inmerso en tus quejas y en tus carencias? Mirando lo que no tienes en lugar de agradecer lo que si, y es que con lo que conectamos se expande de modo que la carencia atraerá más situaciones de las cuales quejarse y el agradecimiento más situaciones que disfrutar.
- Relaciones: esas personas con las que nos relacionamos impactan en nuestra vida, influyen en nuestras posibilidades e incluso en nuestra actitud y nuestra autoestima. ¿La Clave? No dejar al azar la selección de a quienes le permitimos entrar, hay que aprender a cerrar la puerta a esas personas tóxicas, que restan, que minimizan, que son nubes negras, que hacen daño.
- Aceptar: Hay cosas y situaciones que son lo que son por más que te resistas y te tires en el piso a hacer berrinches, el no aceptar frustra e inmoviliza, lo que es ¡Es! Y desde ese entendimiento es que podemos realizar las acciones que sean necesarias.
- Reír: la risa es un excelente catalizador de las emociones y amiga del bienestar a la vez que resulta contagiosa, la risa es ese regalo que nos da Dios para que la vida sea mucho más ligera. Siempre hay motivos para reír para quien está dispuesto a encontrarlos.
- Abandonar el perfeccionismo: nadie es perfecto y si vives buscando serlo te aseguro tendrás una vida bastante frustrante, además que terminarás inmovilizado en la autocompasión e inacción que proviene de la certeza que no podrás ser perfecto. ¿Qué hacer? Disfruta de la magia de tu imperfección que te hace único. Cambia esa rudeza por la compasión y comprensión hacia lo que eres.
- Apreciar los detalles: esos instantes o momentos que con el día a día dejas de lado como ese aroma del café recién colado, la frescura y aroma de la yerba recién mojada, el sonido de las olas del mar, el aleteo de una mariposa, el dejar todo de lado para disfrutar la comida sin apuro y sin distracciones, mirar la inocencia de los ojos de un bebé…detalles que no vemos porque estamos distraídos.
- Estar en la filosofía de un día a la vez: la vida es el presente, el enfoque en lo que pasa dejando ir esos pensamientos que nos encadenan al pasado o que nos generan angustia porque se proyectan al futuro (la mayoría terribles de cosas que nunca pasarán). La certeza es solo el ahora, el mañana puede que no exista.
- Improvisar: abandona la rigidez con la que vives, esa rutina de cada día lo mismo, ponle sabor y picante, sonríele a un desconocido, detente por un café porque simplemente te provocó, regala minutos de escucha a alguien que lo necesita, toma esa siesta que te pide el cuerpo sin remordimientos ¿quizás ese helado?, ve a la playa o a cualquier lugar siguiendo tu impulso, improvisando…de eso se trata la vida.
Estos son algunos componentes de la fórmula, quizás tengas otros que desees compartir y sería maravilloso. La vida es un regalo que solemos ignorar porque andamos distraídos pero ¿sabes? Es muy corta para no prestarle atención.
Autora del libro "Amores en tiempos de Internet"
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