La obsesión por perder peso y la autoestima
Teniendo yo 15 años me sentía perdidamente enamorada de mi vecino del edificio del frente, con solo asomarme al balcón lo podía ver y él a mi pero, había un detallazo, yo era obesa y él me despreciaba por eso al punto que con una precisión absoluta como si fuera un francotirador, me lanzaba clips con unas ligas acertando con mucha frecuencia en mi cuerpo a pesar de la distancia que separaba los dos balcones…y yo seguía sintiéndome enamorada y triste por ese rechazo.
Un buen día estando en el balcón escucho que me llaman y al bajar la vista lo veo a él con un grupo de amigos, me sonríe y me dice que me tiene una serenata solo para mi…era obvio que sabía lo ilusionada que estaba con él y así escucho que dice: -¡Uno, dos, tres! ¡ popotamitoooo!
Wow, que fuerte resultó eso para mi, humillante, degradante por lo que de inmediato me retiré del balcón y me eché a llorar desconsolada. Luego de esa experiencia tan impactante todo cambió, decidí que iba a adelgazar si o si y dejé de comer.
Me transformé en una experta del control de calorías pero decidí que no quería ninguna en mi cuerpo de modo que en un dos por tres me transformé en anoréxica. Pasaba los días con un chicle y un café por un período de alrededor de 4 meses donde me llevaron al médico totalmente deshidratada, debilitada, con un riñón a punto de desprenderse y con mis huesos notándose claramente por mi cuerpo. En ese período adelgacé unos 40 kilos ¡A qué costo!, hasta dejé de menstruar por lo que mis ovarios y trompas se llenaron de quistes y terminé en una larga y delicada operación para salvarlos y no perder así la oportunidad de ser madre en un futuro.
La verdad que fue una experiencia espantosa donde lo que estuvo en juego fue mi vida, gracias a Dios que pude volver a comer luego de unas sesiones de terapia porque muchas personas que caen en anorexia no lo cuentan después.
La anorexia es una enfermedad mortal y una absurda decisión extremista donde la autoestima se encuentra severamente deteriorada y, como todo extremo una pésima decisión para perder peso.
¿Cómo se relacionan las dietas con la autoestima?
Obsesionarse con las dietas implica una fijación en lo físico como si de eso dependiera nuestro valor personal
Desarrollo de sentimiento de culpa por sentir hambre o por comer; son tan altos los estándares de la tan ansiada delgadez que puedes comenzar a sentirte culpable y no disfrutar el acto de comer. Típico de esta culpa es la bulimia donde después de unos atracones viene la provocación del vómito para poder estar en control otra vez.
Desarrollo de ideas fijas por comer: te centras tanto en evita la comida que no haces otra cosa sino pensar en ella por ello es tan común el efecto rebote.
Seguir cada dieta de moda que ves en las redes sociales buscando ese efecto mágico que te hará perder de una vez por todos esos kilos de más, sin considerar lo convenientes que puedan ser para ti.
Enojo con uno mismo en cada fracaso por mantener la dieta donde te desmoralizas y te frustras.Con esto no pretendo animar a nadie en no mantener un peso saludable pero si centrarme en esa palabra: SALUDABLE, referido a desarrollar un estilo de alimentación adecuado, conveniente y sostenido y a entender que somos algo más que una cifra llámese edad, eso o cualquier otro número, tu verdadero valor radica en ser cada día la mejor versión de ti mismo.
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