¿Las redes sociales sirven de terapia?

Es increíble la cantidad de confesiones que puedes leer en redes sociales, cómo si las
personas estuvieran haciendo de su vida un reality show pero escudado detrás del teclado
de un teléfono o de una computadora, contando historias incluso tan íntimas que deberían
ser tratadas con un amigo o familiar muy allegado o de confianza o, en terapia.


Veamos algunos ejemplos:


Tengo todos mis puntos débiles preparados para que vengas a tocarlos.


Soy un 10 pero con depresión, ansiedad, baja autoestima y ganas de morirme.


Estoy sobreviviendo a la peor depresión de mi vida, con el corazón roto y hablándole
al cielo queriendo entender porque me pasa esto a mí.


Que ganas de estar linda y flaca. Sin ojeras, sin depresión, sin ansiedad. O mejor
muerta.


Lloro porque estoy cansada y no del cansancio que se quita durmiendo, sí no el
cansancio de tener que ocultar y guardarme todos mis problemas para no cargarlos  a los
demás, de tener que fingir qur todo está bien cuándo nada lo está, de tener noches de
llantos. Simplemente cansada.


Necesito un abrazo, se acaba de morir mi papá.


Estos textos no han sido alterados, están tan cuál los escribieron y reflejan necesidades no
satisfechas en el mundo real por no querer afrontarlos y más bien hacerlos públicos dentro
del «anonimato» y de esta forma captar la atención. Suelen ir acompañados de muchos likes
y comentarios porque a muchos les encanta enterarse de los problemas ajenos y dar
indicaciones de lo que deben hacer.


¿Pero realmente se puede ayudar a alguien que transmite cosas tan delicadas en un párrafo?
¿Así como así? Sin análisis, sin contexto. ¿Pudiera acaso estos consejos perjudicar entonces
aún más a la persona afectada?


Definitivamente se han tergiversado las redes, se tratan como terapias «psicológicas»
ambulantes gratuitas y tienden en muchos casos a compensar ilusoriamente problemas de
autoestima dentro del vacío de unos me gusta vacíos.

No pretendo restar importancia al uso de las redes, son una vía de conexión muy importante
y de difusión de información, pero muchos usuarios lo confunden con la vida real
intentando compensar carencias que deberían ser trabajadas de otra manera.


En las redes sociales pasa también que el amor se sustituye por sexo, confesiones que antes
se harían en forma íntima ahora se vociferan a los cuatro vientos. Abundan las imágenes de
mujeres en especial dónde muestran su cuerpo sin tapujos o intentan convencer de lo
ardientes que son, ¿Es que acaso es un proceso de venta de cuerpos? ¿Dónde queda el
espacio para la magia del amor?


La tecnología es valiosa siempre y cuando la usemos con fines constructivos, son medios
educativos y de entretenimiento pero que jamás deberían sustituir un abrazo, un compartir
de un café, la conversación profunda y la valoración del amor donde la intimidad sea la
consecuencia de esa expresión afectiva.


Entiende  que tu vida no es un desastre cuando la comparas con esas imágenes de
perfección y felicidad que muchos aparentan. Primero no compares amigo, amiga, somos
seres únicos y, en segundo lugar ten presente que gran parte de lo que ves es falso porque
muchos son tan pobres en seguridad personal que buscan ganar likes como forma de
compensación.


Los momentos más intensos, felices o tristes, se viven, no se publican.

Liliana Castiglione
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