Militante emotividad

Curioseaba el niño las historietas a la entrada del local, yendo el librero a su encuentro.  La serena conversación derivó en el préstamo de un ejemplar que dio pie a otros, leídos y devueltos con extraordinaria puntualidad. 

Así fue Libero de emotivo, paciente y tolerante al manejar un local de una significativa sencillez, aunque de una cierta solemnidad en el acto de leer solo y acomodado en el escritorio de fondo, encendiendo la lámpara y la cajetilla de música. Se hizo frecuente que Essien lo interrumpiera, sentándose humildemente al frente para dar expresar sus pareceres, incluso, inocentemente disidentes como fue el caso de “Moby Dick” de Melville, el más voluminoso de sus retos. 

La librería es un territorio de la diversidad por sus estanterías llenas y también por la clientela que incluye al profesor que busca ansioso un viejo título de los suyos, al neonazi o a la sadomasoquista que están deseosos de la obra maestra, entre otros de la parsimoniosa localidad italiana. Y el parque es el de la familia, incluye a un perro juguetón como actor secundario, pero también sinónimo de riesgo porque lo ronda la pedofilia que Essien supo esquivar. 

“Il diritto alla felicità (2021), escrita y dirigida por Claudio Rossi Massimi, es una película imprescindible para países como el nuestro y también para las democracias liberales que se creen a salvo y por siempre, de la violación de los derechos humanos y de la catástrofe humanitaria. El final es impresionante, pedagógico, eficaz, excepcional, como no lo logran los filmes de moda.

Transmitido por un canal alternativo de la televisión por suscripción, ojalá llame la atención y logre difundirse en todo lo posible. Gracias a María Efe por el dato, ya que pudimos disfrutar de un mensaje de militante emotividad.

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