¿Le das fuerza a lo que quieres?
Los pensamientos son poderosos a nivel energético, donde concentramos la atención se expande y esto más que leerlo y analizarlo como teoría lo puedes evidenciar en la práctica, en tu día a día, por ejemplo, cuando te levantas en la mañana y te sientes feo(a) o atractivo(a) ¿no te ha pasado que la gente tiende a mirarte parecido a cómo te enfocaste? Cuando andas de mal humor y ves todo negro ¿no te termina todo resultando peor?, ante eso muchos suelen decir –es que los problemas cuando vienen, llegan juntos- pero lo más probable es que los hayamos atraído dentro de esa onda de negatividad.
Hago esta reflexión para invitarlos a revisar en qué han estado pensando en los últimos meses y, más aún, a evaluar el pensamiento colectivo, ¿es que acaso no andamos súper enfocados en lo mismo que no queremos ver? Se nos va la mayor parte del día conversando de carencias, angustias, rabia, miedos, gobernantes, políticos siendo todo esto tan contrario a lo que queremos obtener y, ¿qué queremos en la vida?
Queremos salud, queremos progreso, prosperidad, empleos, humanidad, justicia, paz, armonía, entre otras cosas pero rara vez pensamos en eso y, si lo hacemos es desde el sentido del dolor de lo perdido para así volvernos a enfocar en eso que vemos pero que no queremos en nuestra vida.
Observa tu discurso, mira las redes sociales, presta atención a los hashtags y verás cuanto de lo que no queremos está presente y con esto de ninguna manera estoy haciendo un llamado a la resignación, a la pasividad, a la renuncia de nuestros deseos, al contrario, hay que accionar, hay que unirse pero con el enfoque poderoso de un pensamiento colectivo armonizado y orientado hacia lo que se desea, hacia lo que queremos ver más que a lo que no.
Hoy, quiero invitarte a ti que me lees a que me acompañes a hacer este ejercicio de cambio, a unir tu pensamiento con el mío en esa Venezuela que deseamos, en esa vida que merecemos, en las bendiciones que nos corresponden y restarle fuerza a los pensamientos reiterados hacia lo que nos empobrece y aplasta; trata de relajarte más, de disfrutar y por sobre todo confiar desde la más absoluta certeza que lo positivo y el renacer de nuestro país es un hecho…siéntelo, decrétalo, habla de eso, piensa en eso y contagia a otros porque así como lo negativo se expande lo positivo lo hace aún más y, ¿sabes por qué? Porque no hay fuerza ni poder sobrenatural más fuerte que el amor.
Cuantos no hemos implorado que Dios nos salve, que Dios meta la mano, algunos incluso piensan que nos ha olvidado, sin detenernos a pensar que lo más probable es que somos nosotros los que hemos olvidado su inmenso poder, que cada vez que nos sentimos impotentes y perdidos dejamos de creer, perdemos la fe, porque si de verdad creyéramos, si esa fe fuera plena, entenderíamos que le estamos haciendo el juego al mal cada vez que repetimos como loros lo que dicen, que dejamos que entren a nuestra alma la rabia, el odio y que creamos que no hay salida posible porque no estamos armados. Hoy te invito a creer que el cambio es posible, que Dios si está con nosotros pero que solo convenciéndonos y orientándonos a lo que queremos y no a lo que no deseamos podemos generar lo que por ley divina nos corresponde, la paz, el amor, la unión, la prosperidad, la humanidad.
Yo por mi parte me enfocaré en tocar más de un corazón con este artículo y que cada vez seamos más los que movilicemos el cambio positivo que tanto necesita nuestra Venezuela.
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