LOS PERSONAJES DE LA FARÁNDULA POLÍTICA
Por Giulio Vita
Cada día me sorprendo más con lo absurda campaña electoral que están haciendo en Venezuela, donde han llevado al extremo el talento de los candidatos respetando muy bien las reglas del espectáculo. Es un show donde cada quien tiene un personaje asignado, nada se improvisa realmente, todo está pautado en los mismos tiempos como se maneja un canal de televisión que emite telenovelas. Por ello también nosotros, los ciudadanos-espectadores, no intuimos que haya ningún problema en esta realidad que nos ofrecen Maduro y Capriles, así como pensamos que las telenovelas son un retrato vivo y espontáneo de nuestro país.
No es de extrañar entonces que se asignen adjetivos de intelectuales a escritores de guiones de culebrones, como es el ejemplo de Padrón, quien ha tomado una ridícula aura de sabio politólogo y contestatario. Lo que no entiendo de todos estos artistas que lloran al momento adecuado (como Gledys Ibarra en su empalagosísimo discurso), dicen la frase en el tiempo exacto de la entrada del aplauso y exageran los gestos, es si han sufrido de bovarismo, esa enfermedad textualmente contagiosa en la que el intérprete se cree el interpretado. Es lo único que puedo encontrar como explicación lógica a tanta tontería. En el fondo, si viésemos todos los personajes interpretados por Ibarra, encontraremos siempre a Eloina Rangel, de Por estas calles, y así con casi todos estos personajes que se creen valientes y reaccionarios ante esta horrenda dictadura que es el chavismo.
Y esto es otra cosa que hace pensar: ¿Cuándo le han censurado una telenovela a Padrón (cosa que sería positiva)? ¿Cuándo han metido en la cárcel a una banda por cantar contra el gobierno? ¿Cuándo han censurado un libro? El problema de Venezuela es que no hay autoridad, dejen la mariquera con que no hay libertad de expresión, que de eso sobra impunemente. Todos podemos decir lo que nos da la gana, en internet o en la calle. El único problema es la delincuencia, no el gobierno, porque los chavistas no tienen capacidad de resolver la criminalidad y mucho menos controlar a la gente en un comunismo-cubano-ruso-norcoreano que muchos opositores están empeñados en creer. Por otra parte, es interesante que Padrón siga escribiendo telenovelas para Venevisión, uno de los canales más vendidos al gobierno, donde puede escribir lo que le da la gana, llevando nuestro criollismo a un nivel de ridículo cada vez peor, pero luego haga actos de campaña para Capriles, invitando a todos a oponerse a la terrible dictadura, y todo esto me recuerda a algo que me dijo un milico cuando me metieron preso por marchar puerilmente en el 2007 a favor de la libertad de expresión: «¿Tú qué crees que está siendo ahora Granier mientras ustedes marchan por RCTV? ¿Estudias en la Santa María y marchas contra Chávez? ¿Por qué no marchas contra Petricca? Ese sí que es un bicho». Después de ese día hablé con mis amigos universitarios y en realidad a nadie le molestaba que el dueño de la universidad llegase en helicóptero todas las mañanas, porque Venezuela premia a los abusivos siempre y cuando respeten las reglas del ridículo.
Las personas mediáticamente más importantes en nuestro país son las que menos hacen o mejor, son las que más daño producen en la realidad del país, son partes del problema, no de la solución. Los periodistas amarillistas de Globovisión hacen tanto daño como aquellos de Venezolana de Televisión con su irresponsabilidad informando de manera parcializada; los actores, escritores y productores de telenovelas contribuyen a la ignorancia de los venezolanos, vendiéndoles fantasías absurdas y manteniéndolos en un estado de letargo; los humoristas venezolanos que no tienen cojones para decir las verdades completas y se parcializan por un político sólo se aprovechan de este autobús, como los artistas que ahora se declaran chavistas.
Una verdadera guerra de pop, completamente alejada de un debate político. Florentino Primera, ídolo de una generación para Maduro. Viviana Gibelli, actriz-presentadora-cantante-etcétera para la oposición, y la lista sigue en ese sentido. No encontrarán ustedes ningún verdadero intelectual, ningún científico, ningún economista, ningún ingeniero que represente y atraiga a los votantes.
Hay personas en el país que están tratando de trabajar por el mismo, como la gente de Techo Venezuela, por ponerles un ejemplo, y que la gran mayoría desconoce porque está muy ocupada sentada en su butaca viendo la programación que ofrece cada bando, emocionándose, entristeciéndose, riendo, soñando, todo desde la comodidad de casa y claro está, podrán ir a votar el 14-A para sentirse grandes patriotas y partes del grandísimo cambio en Venezuela, prácticamente nuevos libertadores que usando frases pegadizas para manipularse del tipo «no hay mejor arma que el voto», lograrán convertir también al sufragio en parte del show y, si es posible, en objeto de segregación (como si faltase) porque, deben saber ustedes que, según estos grandes demócratas de la oposición, «el que no vota no es venezolana y no tiene derecho a opinar».
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