Más y más arquetipos whatsappenses
En el artículo anterior, titulado “Arquetipos whatsappenses”, invité a los lectores a contribuir por si encontraban más patrones de personalidad en la principal red de chateo del mundo. Los aportes fueron muy buenos. Aquí se los comparto.
LA TÍA: es la Deepak Chopra del whatsapp. En esto coincidieron la escritora Paula Cosentino y los lectores Suveli Martínez, Yusmery Solórzano y Eduardo Yanez. La tía manda imágenes “positivas” para animarte, fotos de la familia, oraciones católicas, chistes, vírgenes, mensajes de autoayuda y lo infaltable: Piolín deseándote los buenos días. También están las tías “corresponsales de CNN”. Siempre envían las “últimas” primicias: “Maduro cayó”, “American Airlines reparte pasajes gratis” y “Bill Gates va a repartir su fortuna” (las mismitas que circulaban por el PIN de Blackberry). La youtuber “Karla Al Cuadrado” nos recuerda: “Cuando chateas con ellas, su whatsapp siempre dice ‘escribiendo…’ (como por tres horas) y cuando finalmente llega el mensaje, es un monosilábico ‘ok’”. Lamentablemente las tías son familia, ¿no? Provoca hacerlas parte de otro arquetipo whatsappense: el bloqueado.
EL FANTASMA DE WHATSAPP: es quien no se manifiesta nunca en el grupo y luego pide resumen de la conversación. Así me lo hicieron saber Paula Cosentino, Ana María Mieres y Daniel Pavlovich. A pesar de ello, la amiga Tithax Haze se pronunció públicamente en mi facebook defendiendo su condición de fantasma: “Yo soy de las silentes. Me da fastidio, pero en los grupos en los que estoy no me puedo salir porque envían información del trabajo y de las clases. Lo más que escribo es ‘gracias’… ¡Ja, ja!, perdón”… Perdonada. Espero no te boten.
EL INTOLERANTE: es quien ante cualquier ligera controversia en un grupo de whatsapp toma la determinación más radical: se sale del grupo. Claro, después pide le sigan contando las novedades del chat. Si eso sucede, cóbrele.
WHATSAPPERO CON SÍNDROME DEL PULGAR FATIGADO: éste soñaba con ser locutor o policía con radio. Sus notas de voz nunca bajan del minuto. ¡Y cómo friegan la vida! Por alguna extraña razón las notas de voz no pueden escucharse mientras uno camina o maneja. No. Para oír una nota de voz debemos paralizarnos en medio de la calle hasta tanto no termine. Si usted es uno de estos whatsapperos, por favor hable claro y proyecte. Nada como pegarse al teléfono por tres minutos para deducir sus susurros y después terminar con un piercing de celular en el pabellón de la oreja. Por cierto, la lectora Betty de Castro nos recuerda: si este whatsappero llega algún día a chatear, solo lo hará con emojis. Eso es cierto. ¡Gracias, Betty! Para ti, éste emoji… XD
EL SÁDICO: según la comediante Flor Sanabria a éste lo identificas pues siempre coloca el monito con los ojos tapados para suavizar una propuesta indecente (como una foto de su pene, para lo cual whatsapp ya debería crear es un orangután).
EL PITUFO: siempre te deja en azul, pero no lo dejes en azul tú. Podría ser motivo de la Tercera Guerra Mundial. ¿Vio, Betty De Castro? Coloqué su aporte. No la dejé en azul.
EL PRESIDENTE DE “ASOMIGRA”: esta joya me la pasó el humorista Elvis Vílchez y la cito tal cual. “En los grupos de gente que no se conoce entre sí (tipo ‘Venezolanos en Burundi’, por dar un ejemplo) pasa algo interesante. El administrador es el venezolano que tiene más tiempo viviendo en Burundi y se permite poner las reglas para hacerse sentir como indispensable. Sin su ayuda, no podrías vivir en Burundi. Cuando algún integrante del grupo no está de acuerdo con alguna de las normas y lo expresa, aparece la legión de defensores del administrador y le hacen la vida imposible al quejón hasta que éste se arrecha y se sale y forma otro grupo llamado ‘Venezolanos en Burundi 2’”.
De esta forma concluye esta saga de “Arquetipos whatsappenses”. A quienes contribuyeron, muchas gracias. Pienso recompensarles. Lo haré agregándolos a mi nuevo grupo de whatsapp.
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