Accionar ciudadano

Seguimos atravesando situaciones complicadas. Es Venezuela el país de lo posible y el territorio con los gobernantes que hacen cotidiano las cosas increíbles para otras naciones. Muchos son los testimonios de lucha que tenemos como ciudadanos, ha sido una lucha continua, ardua, exhausta y, lo más grave de todo, ha sido una lucha desesperanzadora en algunos casos. La lucha más grande que debemos dar como ciudadanos.

Dedicarle líneas a las situaciones que hemos atravesado es quizás, darnos golpes en la herida y seguir ahogándonos en esta cíclica situación. El sentido de estas líneas es resaltar la amplia evolución que ha tenido la política venezolana y su ciudadanía, incluyendo en todo esto el amplio cambio que ha dado la antipolítica en nuestro país.

Recordar discursos como el de Olavarría en 1999 o al mismo Castro Leiva en el hemiciclo del Palacio Federal Legislativo donde, de manera profética pincelaban lo que atravesaríamos como nación y, reclamaban al ciudadano el no accionar ante toda esta crisis. La crisis de los años 90 era la antipolítica pero, una antipolítica que se concentraba única y exclusivamente en la no participación en los eventos electorales. La lucha de esa década era en contra la apatía ciudadana. Al querer mantenerse siendo pueblo, al no creernos ciudadanos.

Luego, entramos en la nueva década y con ella, el despertar (mal guiado por Hugo Chávez) de la ciudadanía venezolana, con la poca valoración que como venezolanos nos dimos. Seguir siendo pueblo, no creernos ciudadanos. Esa es la realidad que nos ha acompañado durante estos años.

Décadas gobernadas por Hugo Chávez, hombre de un liderazgo reconocible, un discurso apetecible, pero, apestosamente utilizado. Un discurso pensado, estudiado, estructurado. Un discurso que establecía los cimientos a la revolución de siglo XXI, el mayor totalitarismo que se ha visto en los últimos tiempos.

Luego salimos de Chávez de una manera que jamás imaginamos, creímos en nosotros, avanzamos hacia el entendimiento ciudadano, pero, olvidamos algo que habíamos perdido: Las instituciones. Es la lucha que nos tocaba y que aún no hemos terminado. Con esto recuento, buscamos sencillamente despertar nuestro accionar.

¿Ahora qué hacemos? Teniendo en cuenta que despertamos, salimos de la caverna, somos, creemos y actuamos como ciudadanos. Exigimos nuestros derechos, denunciamos las atrocidades diarias, pero, no es suficiente. Nuevamente, nos equivocamos en la manera de las denuncias. Otra vez, el método que ahora no viene de los partidos, de liderazgos, ni de ninguna guía. Ahora la propuesta equívoca fue ciudadana y lleva consigo un amplio agradecimiento y un grave error.

¿El agradecimiento? Saber que la ciudadanía venezolana había despertado, lograba reconocer su fuerza, su recurso, el liderazgo innato en cada uno de nosotros y el gran contingente que se puede construir con todo el esfuerzo de algo que los políticos exigían desde hace muchos años: El despertar de la ciudadanía.

¿El error? Queda bastante claro. Nos concentramos en exigir salarios, medicinas, asistencia, mejora de servicios. Nos equivocamos en la identificación del problema. Hermanos, el error no es Hidrocapital, no es Corpoelec, no fue la reconversión monetaria. El error es el sistema. Lo que debemos corregir es el funcionamiento del sistema y con ello, la manera de enfocar nuestros reclamos es la salida definitiva de Nicolás Maduro y su cúpula.

Es ese nuestro enfoque. Esa debe ser la exigencia de cada ciudadano que sabe que es ciudadano y que actúa como tal. Debemos enfocar nuestro contingente y accionar en la salida de Nicolás Maduro. Como oposición cometimos el error de durar años identificando la naturaleza de este régimen. Como ciudadanos, enfocamos mal nuestra fuerza. Es momento de recapacitar y rectificar ante nuestro daño.

¿Cómo estamos luego de la reconversión? Igual. Mantener el sistema y no denunciarlo de manera correcta es el error. Aprovechemos el conocer que somos ciudadanos activos y enfoquemos nuestro accionar. No esperemos por liderazgos, ni mesías, confiemos en la fuerza que está innata en nosotros.

Es el momento de despertar, de enfocarnos y de juntos vencer. ¡Lo vamos a lograr!