De Pueblo a Ciudadanos

Conectarse nuevamente con las líneas en base al país ha sido, en definitiva, de las cosas que más nos han costado en estos días. Volver a ser parte activa de aquellos que buscan plasmar la realidad venezolana desde cada perspectiva, es algo encantador pero verdaderamente complicado y es que, definir el enfoque de las líneas cada día parece más complicado. 

Entramos en una tormenta de historia venezolana bastante tormentosa de dilucidar. Una Directiva legal del cuerpo legislativo del país y una ficticia. Una Constituyente que lo menos que ha hecho es redactar una nueva carta magna y ha llegado el año de su entrega y ni se toca el tema. Dos TSJ bajo la misma estructura antes comentada, y así, se va el Macondo en el cuál se ha convertido Venezuela. 

Los ciudadanos ahora, atravesamos agravantes de la crisis: la pandemia, que cómo buen régimen totalitario la ha convertido en el abrigo para ocultar la ausencia de la gasolina en todo el territorio nacional; y lo que la Organización Mundial de la Salud ha denominado: Infodemia, cosa que Venezuela agradece para poder englobar en un término la desgracia informativa a la cuál llevamos más de quince años sometidos. 

Hemos sido unos ciudadanos tan permisivos que, pareciera pues qué éste régimen tan absurdo fue justo lo que la Providencia envío para nuestro aprendizaje. Hoy, las líneas van dirigidas a nosotros mismos. A nuestra falta de guáramo y de amor por lo nuestro, por nuestra tierra, por nosotros mismos. Ciudadanos de períodos pasados por menos, por mucho menos de lo que hoy atravesamos, paralizaron el país en pleno y exigieron lo que para ellos, inequívocamente, creían era lo justo. 

Historias como las del 23 de Enero o las del año 1989 deberían tomar forma en el accionar de la ciudadanía. Gente venezolana que se ha dejado sumergir en el sálvese quien pueda dónde nos ha ahogado éste régimen en busca de exteriorizar las más primitivas de nuestras acciones. Debemos, cómo seres humanos pasar de pueblo a Ciudadanos. Seres que comprendan la importancia del accionar político. Accionar que lo único que obtiene de la Providencia es su compañía puesto que, los mesías en política no existen. 

Ciudadanos con moralidad y ejemplo. Con sensibilidad y respeto. Con amor y hermandad. Eso que hemos perdido. Abandonar el sacarle los ojos a otros con tal de satisfacer nuestras necesidades. Eliminar de nuestra esencia el sobrevivir de las miserias de un régimen absurdo y, de igual manera, exigir de manera clara y contundente a aquellos que lideren lo que se le opone, respuestas inmediatas y acciones a la altura de la circunstancia. 

La solución y salida de éste régimen está en las manos de cada uno de nosotros que, sin duda debemos eliminar de nuestra memoria la muchedumbre que el régimen revolucionario ha impreso en nuestra ciudadanía. Qué nos dé temor lanzar la piedra de nuestro moralismo, al igual que aquella que evidencie nuestra responsabilidad. Debemos, sencillamente recuperarnos a nosotros mismo. Debemos, en fin pasar de pueblo a Ciudadanos. 

Jilmir Valera
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