No es momento para humor
Ante todo momento álgido de la vida pública, nunca tardan en manifestarse esos seres a quienes podríamos llamar “Voluntarios Activistas No Organizados Para la Censura del Humor”. Realmente los felicito. Hacen su trabajo muy bien. Terminan infundiendo más miedo que la misma censura del Estado, haciéndonos sentir traidores de nuestro propio público. Son expertos en convertir nuestras ideas en venenos mucho más dañinos que un terrorista, un presidente socialista narcotraficante o un sacerdote pedófilo.
Sin embargo, esta vez confieso que debo darle la razón a dicho gremio. Una vida sin humor es mucho más honorable, respetable y sobria. Eso de ver a gente riéndose para calmar sus angustias es de tan bajos modales… Muestran los dientes, emanan aliento, hacen bulla, se dispersan de sus labores y, además, hunden a su sociedad en el subdesarrollo. ¿Acaso no es mejor vivir bien y con una alta tasa de suicidios, que vivir mal y riendo?
Tomemos, por ejemplo, el caso de Venezuela. Gracias a ustedes caí en cuenta del mal que nos ha hecho el humor. Obviamente fue por éste que llegamos a donde estamos en la actualidad. Chávez llegó al poder gracias a “Radio Rochela”. Maduro lo sucedió en la presidencia por culpa de George Harris. La delincuencia se disparó producto de Marko Música. El acceso de la guerrilla en Venezuela la permitieron Rayma y Edo. La desnutrición viene infundida por el Profesor Briceño. Las medicinas escasean porque las acapara Chataing. La invasión de cubanos fue una política premeditada de Claudio Nazoa. Los colectivos siempre recibieron sus armas de parte de Laureano y Emilio. Y los más de cuatro millones de emigrantes venezolanos fueron expulsados por David Comedia.
¡No me cabe en la cabeza cómo aún existe gente haciendo humor a costa de las crisis! ¡Hay que denunciarlos!
¡No es momento para humor!… pero en Netflix hay un documental titulado “Larry Charles’ Dangerous World of Comedy” (o “Larry Charles y su Peligroso Mundo de la Comedia”). En éste, Larry visita destinos de alta conflictividad y muestra cómo la gente se vale del humor para sobrellevar su cotidianidad. (Menos mal no todo el mundo tiene para pagar Netflix).
¡No es momento para humor!… pero una vez conté con la desdicha de conocer a Allen Klein, un conferencista y escritor experto en Humor Terapéutico. Durante una charla suya que presencié, compartió una encuesta en donde a un grupo de enfermos terminales se les preguntó si deseaban recibir humor. Nueve de cada diez respondió que sí. (Increíble la manipulación de las encuestas cuando se trata de enfermos terminales, ¿no?).
¡No es momento para humor!… pero aún hay organizaciones como “Payasos Sin Fronteras”, dedicadas a visitar zonas de guerra para llevar alegría a los sobrevivientes de los conflictos. (A este paso ya pueden competir en el Miss Universo, pues conocen bien la frasecita de “y la paz mundial”).
¡No es momento para humor!… pero conozco comediantes que han sido contratados para hacer shows de stand-up comedy en cárceles. (Lo cual no entiendo, pues algunos presos viven mejor que nosotros).
¡No es momento para humor!… pero en Venezuela quizás existe la agrupación de payasos de hospital más grande del mundo. Se llama “Doctor Yaso” y es una organización para entretener a los niños que llevan meses sin salir de un hospital, sin jugar y sin ver a sus amiguitos. (¿Y a los niños no y que les dan miedo los payasos?).
¡No es momento para humor!… pero aún hay historiadores sacando a la luz pública muestras del humorismo que hacían algunos judíos para alegrar a sus semejantes en pleno Holocausto. (Siempre sale un rompe grupo, ¿no?).
A pesar de todo lo anterior, me consuela saber que en un planeta de siete billones y medio de personas, solo sepa de estos seis casos radicales. Eso me confirma que estuvo muy bien el haber escrito completamente en serio esta vez. Es que si se ponen a ver, no es momento para humor.
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