La neutralidad política del artista

Afirmó el poeta y escritor peruano Cesar Vallejo sobre este tema que: “El artista es inevitablemente, un sujeto político”. Si la afirmación del autor es cierta, cabe cuestionarnos acerca de sí ¿existe la llamada neutralidad política del artista? 

La pregunta puede tener múltiples respuestas desde la perspectiva que se aborde, no hay una verdad absoluta en este tema, sin embargo, para intentar responder a la inquietud tomaremos como ejemplo dos casos recientes de artistas vinculados con la política. 

El primer caso es el de la actriz estadounidense Gina Carano, quien fue despedida de la serie de Star Wars emitida por Disney + “The Mandalorian”. Desde hace un tiempo los comentarios de la actriz resultaban incomodos para la industria del ratón, resultaban no acordes con la política que maneja esa empresa de entretenimiento, “la política de lo políticamente correcto”. 

La actriz en varias oportunidades haciendo uso de sus redes sociales criticó situaciones, que a su entender, están mal dentro de la política norteamericana. Llegó a comparar la persecución de los partidarios del ex presidente Donald Trump con la que tuvieron los judíos en la Alemania Nazi, y esa fue la gota que derramó el vaso e hizo que Lucas Films (empresa perteneciente a Disney) la despidiese de su proyecto televisivo. 

Gina Carano ha expresado de forma abierta su simpatía por la política de Donald Trump. Ahora, ¿el expresar una preferencia política y el criticar una situación que considera negativa va en contra de la supuesta neutralidad política del artista? ¿Deben los artistas apartarse por completo de la política y dedicarse a su arte? 

Las razones argüidas por Lucas Films para despedir a Carano de la serie, son insuficientes, desde nuestra perspectiva. Si consideramos que los artistas (caso aplicado también a los deportistas) deben apartarse por completo de temas políticos en base a la neutralidad que “presuntamente” deben tener, les estamos quitando una sensibilidad innata que yace en el seno de cada uno de ellos.

El segundo ejemplo, que nos afecta directamente a los venezolanos, es el caso de Bonny Cepeda. El cantante dominicano ha expresado abiertamente su apoyo al gobierno de Maduro, tanto que cantó sus éxitos musicales en su cumpleaños cobrando la suma de 60.000 dólares norteamericanos. 

Este caso tiene importancia para los venezolanos, más allá del hecho de que sí Bonny Cepeda aplicó o no la neutralidad política. Existen preguntas que aún no tienen respuestas (y quizás nunca las tengan y queden a la libre interpretación de cada individuo responderlas). 

Recordemos que el cantante es Viceministro de Cultura en República Dominicana, entonces ¿tuvo autorización del gobierno dominicano para cantar en Venezuela vista la situación de pandemia mundial en la que vivimos actualmente? ¿Violentó con su acción la legislación funcionarial dominicana de algún modo? ¿Quién canceló los honorarios del artista? ¿El Estado venezolano o el propio Maduro? En caso de que haya sido el estado venezolano ¿Dónde obtuvieron los recursos? ¿Acaso no existe un bloqueo criminal que impide al estado venezolano generar ingresos que les permita invertirlos en obras públicas? Estas y muchísimas otras preguntas más nos hacemos los venezolanos acerca de este polémico caso. 

Retomando el punto de la “supuesta” neutralidad política del artista, en el caso de Bonny Cepeda, existen dos aristas de un mismo punto. La primera es que él quiso escudar su accionar en el hecho de que se debe a todo los públicos, sin importar la tendencia política que tengan, es decir en la neutralidad política que “deben” tener los artistas. El segundo en el hecho que no solamente es artista, es un ser humano y por ello es esencialmente un sujeto político, tanto así que ocupa un cargo público en su nación, es decir, se ha apartado del arte para dedicar su vida a una causa político partidista.

En cuanto a lo primero, muchos artistas han dicho lo mismo, “nos debemos a todos los públicos sin distinción de color político”. Como ejemplo podemos mencionar el reciente caso del cantante Omar Enrique, quien al momento de defenderse de la prohibición realizada por el gobierno colombiano de ingreso a su territorio por apoyar al gobierno venezolano, argumento que: “Mi música es un canto para todo el pueblo, independientemente de que quieran verlo de otra manera”. En el caso Cepeda, no le cantó al pueblo, lo que hizo fue una presentación privada (televisada por el canal del estado) en el cumpleaños del primer mandatario nacional, es decir, ese argumento se cae por su propio peso.

¿Es malo que Gina Carano exprese su simpatía por Donald Trump o que Bonny Cepeda haga lo propio por Nicolás Maduro? No, muchos artistas han hecho lo mismo. Como ejemplo tenemos a Winston Vallenilla, Roberto Messutti y Roque Valero, quienes son fieles partidarios del chavismo en Venezuela, por ese simple hecho ello, no podemos negar que Vallenilla es un excelente presentador, Messutti un buen actor y que las letras de las canciones de Roque Valero nos llegan al corazón (aunque su actuación como Bolívar si deja mucho que desear).   

Ciertamente los artistas son seres humanos y como tal tienen la libertad plena de apoyar las causas políticas que consideren. Los artistas tienen una sensibilidad distinta, mucho más profunda que expresan y materializan en sus obras sea el género que sea. El afirmar de forma vehemente que deben tener neutralidad en todas las causas y que no pueden apoyar una tendencia política es contrario a la propia naturaleza humana.      

En sí el problema real no es que los artistas (o deportistas) apoyen a un actor político o un partido político, el problema real es la causa que están apoyando, si la misma es mal vista por el colectivo o no lo es. 

Ejemplifiquemos la situación, el actor Leonardo DiCaprio es un consumado activista por los derechos ambientales, ¿es mala esa causa? Por supuesto que no, por ello no ha recibido críticas por apoyar la misma. Caso contrario del actor Steven Seagal, quien abiertamente apoya el gobierno de Vladimir Putin, en sí ¿eso es malo? No, porque él tiene el derecho y la libertad de apoyar al político que considere, sin embargo, es criticado porque el gobierno ruso, liderados por Putin, es visto mundialmente como un gobierno violador de los Derechos Humanos, entonces, la causa enarbolada por DiCaprio en defensa del ambiente es bien vista por el colectivo, en contraposición, la bandera de defensa del gobierno ruso alzada por Seagal es mal vista por el mismo colectivo por ser considerado un estado violador de los Derechos Humanos.

Tomemos ejemplos que nos afectan como venezolanos, el de dos actores que tienen opiniones políticas contrarias, que llegaron a trabajar juntos en una telenovela y un film venezolano, y que, paradójicamente, llegaron a interpretar en la pantalla grande a nuestro Libertador Simón Bolívar, el caso de Edgar Ramírez y Roque Valero. 

El consagrado actor venezolano Edgar Ramírez, abiertamente ha expresado su posición política en contra del gobierno de Maduro, y no ha sido criticado por ello, al contrario ha hecho que sus seguidores aumenten y su importante opinión sea escuchada en lugares recónditos del mundo, visibilizando aún más la grave situación venezolana. Caso contrario al de Roque Valero, al momento que decidió apoyar al chavismo, su reputación como cantante se vino a pique, fue duramente criticado por ello y no volvió a lanzar un disco como cantante. Podemos afirmar que la causa en defensa de los derechos humanos de los venezolanos enarbolada por Edgar Ramírez es mejor vista por el colectivo que la causa en defensa del chavismo intentada por Roque Valero.        

La llamada neutralidad política del artista es un mito que debe ser erradicado. Los artistas tienen el derecho humano fundamental a expresar sus ideas y sus opiniones de viva voz, pueden apoyar al político o partido que consideren, y no deben ser objeto de crítica por ello, sin embargo, deben tener en cuenta la causa que apoyan o de la cual denigran, en ese punto es que radica la verdadera raíz del problema.

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