¿Un clavo saca otro clavo?
La mayoría de los que estén leyendo esto saben perfectamente las consecuencias de una ruptura amorosa, el desasosiego que se siente y las emociones que se experimentan; lo que difiere es la manera de manejar ese duelo.
Sin ánimos de establecer patrones por el género al que se pertenece, he visto mayor tendencia a tapar esas emociones en los hombres a través de establecer casi de inmediato relaciones con otras personas, eso que se llama “un clavo saca otro clavo”, ¿pero qué sano crees que pueda ser eso? A nadie le gusta ser herido en una relación, y es por ello que te invito a no hacer a otros lo que no quieres que te hagan a ti; ¿por qué lo digo? Porque difícilmente estés listo para amar sin haber superado esa ruptura amorosa, es decir, vivir el duelo. También algunas personas recurren a esto por una suerte de venganza basada en el despecho, es decir, desean a toda costa que el o la ex los vea con otra persona olvidándose en ese momento que esa otra persona también es un ser humano que sin quererlo conscientemente podemos hacerle daño .
Comenzar una nueva relación cuando aún no se ha olvidado a la anterior puede aliviar temporalmente el dolor de la ruptura, pero incrementa la probabilidad de naufragio de la nueva al no haber podido vivir el duelo de la pérdida y superarlo. ¿Por qué muchos usan esta técnica? Para olvidar la relación. Es una forma de no evadir la realidad y el dolor.
Lo que te puedo asegurar es que ese duelo hay que vivirlo, duele pero sana. Sé que es un sube y baja, algo así como una montaña rusa pero el tiempo va sanando
¿Cuánto dura ese duelo?
Este es un proceso que depende de cada persona, sus vivencias y herramientas para superar la situación donde la seguridad personal juega un rol protagónico, por lo que su duración no puede pre fijarse, no obstante podemos revisar sus etapas que sí suelen ser comunes en casi todos los casos.
Todo duelo pasa por una serie de fases que podríamos clasificar a fines de análisis en los siguientes:
El shock inicial: es una etapa de desconcierto y hasta de incredulidad que suele estar acompañada de una negación de la realidad al no creer que es posible que la relación haya llegado a su fin, tanto si terminas la relación tu como si la termina la otra persona, es indistinto.
Depresión: donde la persona suele sentir tristeza por la ruptura, incluso si ha sido quien tomó la decisión de romper, no sólo por la costumbre de estar con esa pareja, por los momentos vividos, sino también por esa sensación de fracaso de no haber podido continuar la relación con éxito. Es una sensación de vacío y en ocasiones de sentirse paralizado sin saber que hacer y sin querer hacer nada más que lamentarse por lo sucedido. Esta etapa suele estar asociada con la búsqueda de culpables que pasan desde atribuir la culpa a la pareja, a la familia, los amigos de la pareja o de atormentarse asumiendo que la culpa es de uno totalmente, lo que a su vez incrementa el martirio y la tristeza
Rabia: es esa ira que se desata por la sensación de haber sido herido que suele canalizarse también hacia otras personas que nada tienen que ver con lo ocurrido y que trae como consecuencia una mayor sensación de aislamiento. En ocasiones, al no sanar esta herida, esta rabia suele trasladarse a la próxima pareja. En este aspecto es importante que te mencione que la rabia, no es otra cosa que un mecanismo de defensa contra esa sensación de tristeza o depresión.; si logras superar en forma adecuada la tristeza, te liberas de la rabia.
Aceptación: en esta fase se reconoce conscientemente que la relación culminó y se acepta que así haya sido, incluso entendiendo los aspectos positivos basados en las razones que llevaron a que terminara. De esta manera se culmina la resistencia ante lo que sucedió y comienza a observarse incluso desde un plano positivo.
Renacer: las heridas han sido sanadas, la energía canalizada, se reafirma la autoestima y desde este momento es factible concebir el inicio de una nueva relación de una forma crecida ya que se ha obtenido el aprendizaje necesario para por lo menos cuidarnos de cometer los mismos errores cometidos en el pasado.
Todo duelo, no sólo pasa por estas fases sino que podemos retroceder en cualquier momento del proceso, es decir, pasar de la rabia al shock o a la depresión; o combinar más de un estado emocional al mismo tiempo, lo cual suele ser normal porque en nuestro interior se produce un cóctel emocional que puede tornarse más complejo en función del tiempo de la relación y de los aspectos que en común se hayan creado entre los que podemos mencionar los hijos.
Hay días mejores que otros, y momentos donde lo que creíamos que estaba superado se vuelve a sentir.
El mejor aliado que tenemos para superar este proceso es una sólida autoestima y la independencia emocional que nos da la base para seguir adelante con la confianza que no todo está perdido, que a la vuelta de la esquina seguro existe un mañana mejor.
También es importante pasar no sólo la hoja del libro ni el capítulo, sino cerrar el libro y desprendernos de él; en este sentido es importante el desprenderse por lo menos en la etapa inicial, de salidas, llamadas telefónicas, intentar averiguar qué está haciendo la otra persona, enviarle mensajes de texto, fantasear que hará con una nueva pareja, mantener la mente en los recuerdos de los momentos vividos. No te humilles, no mendigues, tu vales ¡Repítelo por favor! Mientras te mantengas en estas conductas no sanarás.
Llora, desahógate, el dolor es necesario y hay que vivirlo ya que nos ayuda a crecer, a aprender, pero no te quedes pegado en esta fase, date un tiempo para luego ocupar tu mente en otras cosas que te gusten, distraete, sal con amistades en especial a lugares nuevos donde no hayas compartido con esa persona, acude a terapia si sientes que lo necesitas.
Ten presente que el final de una relación representa un nuevo comienzo y que Dios suele siempre responder a nuestra oración de librarnos de todo mal. Esa persona estuvo en tu vida por algo, obtén el aprendizaje, cura tus heridas y sólo entonces estarás listo para iniciar una nueva relación.
Un clavo no saca otro clavo, lo saca el martillo que lo clavó. Nadie es indispensable, y esto aplica a cualquier del sector de la vida pero no menos cierto es que nadie es intercambiable, por lo que no podemos poner a una persona en el lugar de nuestro ex, eso no es una relación, es un paño de agua tibia que seguramente se va a enfriar.
En estos procesos como en todos, la autoestima es fundamental, por ello las personas con problemas de dependencia emocional, frágiles psíquicamente, no saben cómo enfrentarse a su soledad y buscan otra pareja como forma de llenar sus carencias.
Ahora bien, hay casos donde el iniciar otra relación al terminar con una pareja puede funcionar y suele pasar fundamentalmente con mujeres donde es típico que el duelo se procese aun estando en la relación de modo que al culminar ya lo han superado.Cierro invitando a reflexionar que en la mayoría de los casos el intentar sacar un clavo con otro clavo, suele ser un grave error, porque deja en evidencia que somos dependientes de otras personas para ser felices, crea relaciones efímeras y suele dañar a esa nueva pareja que puede que sí esté comprometida.
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