El subconsciente de un robot
Una semana y tanta atrás, descubrimos tres películas youtubescas de Woody Allen que jamás habíamos visto, por supuesto, llenas del típico humor del director. Probamos y, con suerte, apreciamos de nuevo “No sé quién eres”, dirigida por Patricia Ferreira. No obstante, como no ocurría desde hace bastante tiempo y, menos, con una película animada para niños, acudimos a la sala de cine para ver y deleitarnos con “Robot salvaje” (”The Wild Robot”) de Chris Sanders, siendo millonaria la recaudación a un mes de su estreno.
Versión creadora para una historia clásica, por una parte, nos ha impresionado favorablemente el filme de trazos y colores hermosos. Quizá un especialista podrá indicarnos cuán novedosos son al recordar los comentarios que alguna remota vez leímos sobre “Los tres caballeros” (“The Three Caballeros”), filme de Norman Ferguson para Walt Disney (1944): sobre todo, los colores inéditos para el gran público anglosajón que aportó Brasil y su personaje José Carioca; tanto, que las flores expuestas tan dinámicamente, le dieron soporte iconográfico décadas más tarde a la consabida psicodelia del movimiento “hippie”.
El asunto nos impone de un fenómeno propio de la Venezuela de los últimos años, ya que, por otra parte, creció la demanda por los estudios formales de diseño gráfico, e, incluso, en los días que cursan, destaca por encima de otros cursos académicos de mediana y larga duración. Obviamente, habría que suponer que somos un país de una sobresaliente innovación en la materia, pero no lo sentimos así; digamos que no hay suficiente mercado para ello y las aplicaciones digitales nos agobian de las fórmulas ya conocidas.
Por último, “Robot salvaje”, igualmente, no actualiza sobre la tendencia que será cada vez mayor en relación al empleo de la inteligencia artificial para fines cotidianos y domésticos. A pesar de una muy específica programación del robot, descubrirá que existe invisible un corazón y un amor hacia Brillo por una Roz que se hace probablemente exponente de un cierto subsconsciente, según otro comentario de autor olvidado con el que alguna vez tropezamos.
Si se quiere, un filme terapéutico para estos tiempos difíciles, basado en una historia del ilustrador Peter Brown. Sería interesante comparar la ilustración original de Brown y la que finalmente produjo DreamWorks Animation SKG para la película.
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