La verdad sobre los consejos comunales

Por Alejandro Pacheco

@alejanco2001

 

 

 

Hoy quiero dedicar unas líneas a los Consejos Comunales, desde la perspectiva opositora, no alejada de la realidad y con actores de primera mano. Parto de su definición según el artículo 2 de la Ley Orgánica de los Consejos Comunales “son instancias de participación, articulación e integración entre las diversas organizaciones comunitarias, grupos sociales y los ciudadanos y ciudadanas, que permiten al pueblo organizado ejercer directamente la gestión de las políticas públicas y proyectos orientados a responder a las necesidades y aspiraciones de las comunidades en la construcción de una sociedad de equidad y justicia social”

 

Es de tal importancia que los regula una ley, además de maravillosa la catalogaría como una delicia, describe en ella como si se tratara del paraíso terrenal, como si la ciudadanía fuese una especie de androides, describieron una gran cantidad de bondades que por un momento la figura de alcalde se vio opacado por tanto poder al pueblo, o lo que ellos le llaman Poder Popular, tanto así, que llegue a escuchar que no harían falta, porque ahora el pueblo podía hacer en su comunidad lo que un alcalde nunca hizo, gracias al poder popular. Imagínense, -expresaban con alegría- Es ahora el pueblo organizado quien fórmula, ejecuta, controla y evalúa las políticas públicas. Y todo ese cacareo.

 

Evidentemente este impulso trajo consigo, para las personas que si vivimos en la tierra, nuestra propia antipatía, y es que no se necesita ser vidente ante tanta belleza o específicamente a lo que crea el gobierno, uno está siempre viéndolo con recelo, y más aún, si previo a esta creación veníamos del fracaso de los Consejos Locales de planificación publica, las cooperativas y otras, particularmente que podía pensar. Pues que iba a ser un fracaso nuevamente.

 

Llega la oportunidad de participar en el glorioso Consejo Comunal, y decido inscribir mi nombre en el equipo electoral provisional y someterlo a votación en la asamblea de ciudadanos, fui electo, hasta aquí todo muy bien. Mucha alegría sobre todo por mí, en ese instante comenzaba a cambiar esa terrible idea del pesimismo. En los días siguientes nos reunimos las personas de la comisión electoral para fijar las bases, hacer un censo y llamar a las elecciones para ese período eran artículos van y artículos vienen, se decide llamar a la inscripción o postulación de los voceros y su estructura.

 

Recuerdo como en este momento que el artículo 15 describía el perfil tanto de la comisión electoral como para los voceros. Hicimos énfasis sobre todo en el numeral 5 “De reconocida solvencia moral y honorabilidad” se inscriben los candidatos, traen su requisitos y nos preguntan dónde buscan una constancia de solvencia moral, en un principio pensé que era en lo que antes se llamaba prefectura, pero al discutirlo con mis otros compañeros de la comisión llegamos a un acuerdo y decidimos que esa constancia se la podía entregar la junta de condominio, y así contribuíamos también a que las personas se pusieran al día en sus cuentas. ¿Total a quienes iban a beneficiar? No eran más que a nosotros mismos

 

Días más tarde suena mi teléfono, era la presidenta de la junta de condominio. Un candidato había llegado a buscar la solvencia con sello húmedo tal como se lo habíamos dicho. Pero había un problema, la constancia no se la podían entregar hasta que pagara los tres años de condominio que debía. Así como él llegaron cuatro más, la única diferencia era que debían dos años y los otros nunca habían pagado. Entramos en conflicto, ellos defendían el derecho a la participación divinizada en la constitución, que la ley no debería ser así y cuarenta mil excusas y cuantas cosas más, cuando pude hablar les pregunte quien promulgo esa ley? Me pregunto: ¿Qué es lo que no se entiende? ¿Quieres participar? Pues paga, esa fue la respuesta unísona del equipo electoral. Uno de los candidatos resulto ser el hermano perdido del presidente del organismo que controla los Consejos Comunales en el planeta, y tengo que dejar muy claro que era uno de los que nunca había pagado. Envió una carta, y mando a sus secuaces, paso por encima de la asamblea de ciudadanos, de la comisión electoral, de la ley, es decir, politizo el problema de una manera cobarde, y como por si fuera poco disolvieron todo lo que hasta el momento se había construido con la fuerza de los vecinos. Nos aplastaron trajeron hasta los mercenarios que los acompañan. Simplemente acabaron con todo.

 

Aquí pues quería llegar, y es que todo lo que hace este gobierno no llega a tener éxito, porque estamos acostumbrados a la palanca, a querer saltar la ley, al amigo, a la rosca, al soborno. Nos están enseñando a ser unos picaros solo para sobrevivir a un sistema que nunca ha debido de llegar. Y para nadie es un secreto que actualmente los Consejos Comunales solo sirven para alimentar sus propias mafias de revendedores de cemento, de comida, de cabillas, de cauchos, de baterías y de todo lo que tenemos que pagar con sobreprecio. Hay familias enteras que se han hecho millonarias vendiendo pollos de mercal, la contraloría de los Consejos Comunales saben a quienes se les venden, cuales son los restaurantes, cuantos kilos semanales, y eso si pasan por sus pagos en efectivo y al día, sin retraso y nadie dice nada. Y acaso valdrá la pena decir algo? Particularmente pienso y si me llega un gorila de esos y nuevamente me aplasta. Es allí cuando se me pasa.

 

Así como relato situaciones que al parecer son insignificantes, de esta misma forma opera el estado, el país en todas sus instancias y poderes. Por eso levantare mi voz con mucho silencio y dejare que mi dedo hable por mi conciencia este próximo seis de diciembre.          

 

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