“Bochinche, Bochinche, Sois Puro Bochinche”

“Bochinche, Bochinche, Sois Puro Bochinche”

Bochinche, Bochinche, Sois Puro Bochinche Esta expresión es atribuida al Generalísimo Francisco de Miranda en 1812, cuando era apresado por un grupo de oficiales al mando de Simón Bolívar, acusándolo de traidor a la patria. Posteriormente Miranda es entregado a los españoles y es enviado a prisión, a cambio de esto, Bolívar obtiene un salvoconducto para salir de Venezuela rumbo a la Nueva Granda. Seguramente en este momento se estarán preguntando ¿Por qué este artículo inicia de esta manera? La respuesta es muy simple. Hace 204 años, cuando Miranda dijo esa frase, visualizó al venezolano como un ser que siempre estaría ligado a los asuntos sin relevancia política, en donde no exista las responsabilidades y en donde no exista un orden establecido. Siempre buscarían dejar estos temas a otras personas.

Si bien, en un sentido estricto, la historia nos puede decir que no es así, esta misma también nos indica que cuando se ha necesitado de la voluntad política del venezolano, esta ha brillado por su ausencia. Para comprobar esto vamos a mencionar algunos ejemplos históricos. Ubiquémonos en el año 1928, en donde surge la famosa generación del 28, cuando un grupo de jóvenes universitarios se opuso abiertamente al régimen de Gómez, la sociedad venezolana se vio paralizada por el miedo que infundía “El Benemérito” y su gobierno. Esto produjo una serie de detenciones y torturas a aquellos jóvenes que aplacaron el alzamiento.

Segunda fecha, 2 de diciembre de 1952 se consolida un fraude electoral en el que, ante la renuncia de la Junta de Gobierno, se decide entregarle la Presidencia de la República al Gral. Marcos Pérez Jiménez de manera provisional. Normalmente, ante semejante bajeza la población debió reaccionar. Sin embargo, los venezolanos de la época decidieron continuar con sus vidas como si nada hubiese sucedido. Las celebraciones decembrinas siguieron sin cambio de ningún tipo y durante 5 años solo la resistencia política hizo algo para combatir al régimen.

Tercera fecha, 12 de febrero de 2014, nuevamente una generación de estudiantes sale a la lucha por reivindicaciones y es brutalmente reprimida por el Estado. A pesar de que en esta ocasión si hubo apoyo de la sociedad y de algunos partidos políticos, cuando llegaron los carnavales y posteriormente la semana santa, la lucha se fue diluyendo. Sencillamente porque muchos decidieron irse a la playa o de vacaciones.

Veamos un último ejemplo, está vez no tiene que ver con luchas políticas, no, en esta ocasión tiene ver con la economía del país. En el último mes, el Presidente Maduro, ha venido haciendo uso de su atribución constitucional para emanar decretos. En ellos ha dictado instrucciones para declarar días comunes como no laborables, justificados con el ahorro energético que se debe realizar por el bajo nivel de la represa del gurí. Ahora bien, si tenemos en cuenta de que nuestro país vive una crisis económica, y una de las soluciones es producir más, no es para nada congruente dejar de trabajar. Esto que aparentemente es muy sencillo, no ha sido entendido por el ejecutivo nacional, puesto que, han preferido darles a los venezolanos días libres, que dar los incentivos y las ordenes suficientes para producir más.

No conformes con esto, se le ha ordenado a la administración pública venezolana que solo labore de 7:30 am a 1:00 pm. En pocas palabras, los encargados de darle respuesta a los problemas de los ciudadanos están trabajando 4 días a la semana y solamente medio tiempo. La pregunta es ¿Cómo vamos a superar la crisis si no se produce lo suficiente? ¿Con qué moral el gobierno ataca a los empresarios, si los primeros ni siquiera trabajan 40 horas a la semana? Las respuestas a estas interrogantes son complejas, porque hasta que no se entienda que este país necesita producir al máximo, no saldremos de la crisis. Y eso sin contar que los venezolanos nunca pelamos un puente.

En resumen, nosotros, los venezolanos, tenemos muy marcado en nuestro ADN eso a lo que Miranda llamaba el bochinche. Aunque, cuando verdaderamente nos toca poner de nuestra parte para trabajar por el país y olvidarnos de la diversión por un momento, son pocos los que realmente se ofrecen para tal labor. Lo interesante de todo esto es que se acerca un momento cumbre, en el que todos los venezolanos debemos elegir entre producir para vivir o sentarnos para morir.

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