El reto de la oposición

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Las tensiones socio-políticas que se viven en el país muestran a una Revolución Bolivariana usando sus últimas fuerzas para mantenerse en el poder y una Mesa de la Unidad Democrática que de prevalecer unida puede llegar al gobierno.

La tragedia social vivida en el país ha dejado muchas certezas y abundantes dudas. Poco pueden anticiparse los análisis sobre el futuro inmediato ante una crisis que ha hecho metástasis en cada uno de los eslabones de la vida del venezolano. Si bien no ha cambiado la situación económica desde el ascenso al poder de la Revolución Bolivariana, toda vez que las medidas tomadas por el régimen siempre fueron extractivas para privilegiar el derroche, la corrupción y el enquistamiento de una nueva clase política hoy enriquecida y controladora de cada átomo del Poder Público Nacional, con la reciente salvedad del Parlamento (en lo operativo y político más no en lo legal), hay cosas que sí han virado de rumbo, como la dinámica a lo interno de la oposición, sector político que hoy, luego de tantos traspiés, se puede decir que juega limpio y mostrando sus cartas.

Cualquier análisis del comportamiento interno de la oposición antes de 2016 evidencia marcadas divisiones internas en las que se privilegiaba el programa o plan político, muchas veces oculto o discreto, de la dirección nacional de cada partido. Al respecto se han escrito kilómetros de páginas. Por lo general cada corriente interna dentro de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) contaba con una agenda propia que en demasiadas eventualidades, públicas y escandalosas por lo general, tenían puntos de encuentro o desencuentro con las otras corrientes. Esta dinámica daba espacio al predominio de tensiones internas y disminuía las posibilidades de acuerdo para programas de actividades comunes que pudieran realizarse continuamente y mantenerse en el tiempo, a la vez que potenciaba la crítica chavista, a la que nunca le importó que el país estuviese en llamas mientras controlaran el poder total.

Sin embargo, el triunfo de la elección parlamentaria por parte de la MUD trajo consigo un cambio sustancial que ahora, luego de cuatro meses manejando el Poder Legislativo, comienza a mostrarse.

Existen tres corrientes definidas dentro de la oposición. Cada una aglomera partidos políticos, grupos de intelectuales, ONGs, y tiene una considerable popularidad. Ninguna puede prescindir de la otra en el afán de salir del gobierno, pues la discrepancia en el mecanismo constitucional para cambiar al Presidente fue lo que terminó por darles no sólo una identidad a lo interno de la MUD, sino una también a lo externo, hacia el público que no pocas veces criticaba a los actores de la oposición por no mostrar sus cartas y mantenerse en constante confrontación interna, aun cuando las coyunturas electorales siempre subsanaron problemas nacionales y redimensionaron la dinámica para que el interés de llegar al poder se mantuviese por encima de cualquier otra cosa.

Cada corriente en la MUD tiene una figura política que la encabeza, con un programa político sumamente difundido en lo público, y con el cual un segmento de la sociedad se identifica: Leopoldo López (Voluntad Popular), el preso político número uno del chavismo y probablemente el más popular en América, desde el evento por el que terminó en la cárcel (“La Salida”, febrero 2014) hasta la actualidad, ha persistido en que el mecanismo constitucional debe tener un fuerte contenido de movilizaciones de calle y agitación que permita incrementar la presión contra el gobierno de Maduro (de la Asamblea Constituyente no se hablado más); Henrique Capriles (Primero Justicia) insistió desde la victoria de la MUD el 6 de diciembre en las Parlamentarias, en que el Referendo Revocatorio es el camino y se ha mantenido promoviendo públicamente esta vía; Henry Ramos Allup (Acción Democrática) ha propuesto la Enmienda Constitucional a través de la Asamblea Nacional para acortar el mandato presidencial y realizar elecciones en el corto plazo. Cada corriente tiene puntos de contacto y choque, no obstante, han mostrado sus cartas, y la sociedad, aun cuando la crisis golpea al extremo, entiende el mensaje. Los estudios de opinión pública muestran mayor o menor apoyo a los mecanismos mencionados y a los actores nombrados, no obstante, se evidencia una oposición que por encima de todo, prioriza salir del chavismo.

La gráfica de Henrique Capriles, Henry Ramos y familiares de Leopoldo López llevando a la cárcel de Ramo Verde la planilla para iniciar el proceso de convocatoria de un Referendo Revocatorio, el primer mecanismo constitucional activado, es, aun cuando el Ejecutivo ha previsto jugar con los días hábiles para obstaculizarlo (solo se contarán lunes y martes porque el resto de la semana se mantendrá feriado), un evento que a todas luces oxigena a la oposición y la exhibe como un sector que, priorizando el bien nacional, aun cuando tengan diversos programas, puede gobernar el país.

Es, como reza el título del libro de la periodista venezolana Mirtha Rivero, la “Historia menuda de un país que ya no existe”… pero que puede volver.

Los caminos para salir de Nicolás Maduro

Las opciones constitucionales seguidas por las corrientes internas en la oposición para salir del gobierno de Nicolás Maduro nos dicen mucho de cada sector que convive dentro de la MUD. El perfil de los partidos políticos afines a cada mecanismo, y el discurso del líder de cada corriente, son variables que incluso pudiera servir para elaborar aproximaciones a un futuro y eventual programa de gobierno. No obstante, la Unidad tiene como objetivo principal lograr la salida del Presidente mientras mantiene a todas sus organizaciones dentro de la mesa. Para ello aprobó la puesta en marcha de tres de los cuatros mecanismos que establece la Constitución Nacional: el primero, solicitar la renuncia a través de grandes y constantes movilizaciones en todo el territorio que muestren el descontento social con la crisis que vive el país y responsabilizar al gobierno de Maduro del caos económico, político y social en el que se encuentra sumergido Venezuela; el segundo, la aprobación de una enmienda constitucional por parte de la Asamblea Nacional ahora controlada por la oposición para acortar el período presidencial (e incluso se propuso acortar el de todos los niveles de gobierno e instancias legislativas para llamar a elecciones generales) y convocar comicios electorales a corto plazo; y, el tercero, recoger las firmas para la convocatoria de un Referendo Revocatorio que decante en una elección presidencial. El cuarto mecanismo constitucional que no fue tomado en cuenta por la MUD es la convocatoria de una Asamblea Constituyente, promovido durante 2014 y 2015 por el partido Voluntad Popular pero que no logró el respaldo de toda la alianza. Una Asamblea Constituyente que plantee la refundación del Estado no se encuentra en los planes de la coalición.

Como referimos anteriormente, los partidos políticos han organizado sus agendas de actividades en función de esta “hoja de ruta” que trazó la MUD aun cuando a lo interno se preserven divisiones en cuánto a la preferencia del mecanismo constitucional. Sin embargo, la MUD pidió a la militancia y los simpatizantes de la oposición acudir a los eventos adscritos a cualquiera de estas iniciativas pues, reiteramos, el fin común es sustituir al gobierno de Nicolás Maduro. Es por eso que la totalidad de las organizaciones han hecho presencia en las actividades de calle convocadas para solicitar la renuncia del Presidente (iniciando el 12 de marzo), aprobando con la mayoría de la bancada MUD en la Asamblea Nacional (el 21 de abril) la primera discusión del proyecto de enmienda constitucional, y movilizándose para recoger las firmas que soliciten la activación del referendo revocatorio (28 y 29 de abril). En cada una de estas actividades se evidenció la influencia de las corrientes internas de la MUD. Es por eso que en las movilizaciones de calle del 12 de marzo los voceros de Voluntad Popular a nivel nacional activaron un mayor despliegue comunicacional para transmitir su mensaje y el de su líder preso Leopoldo López, así como en el Hemiciclo del Parlamento tras la aprobación del proyecto de enmienda constitucional persistió la impronta de Henry Ramos Allup (AD) y en el llamado nacional para la recolección de firmas pro referendo revocatorio ganó preferencia el discurso de Henrique Capriles y el aparataje logístico de Primero Justicia.

Principales líderes de la oposición

Leopoldo López (45 años) y su partido Voluntad Popular han sido, desde la muerte de Hugo Chávez en marzo de 2013, impulsores de iniciativas de calle que incrementen el nivel de tensión social como un dispositivo para el desmoronamiento de la estructura de gobierno y la erosión del apoyo popular en las bases electorales del chavismo. Esta estrategia tuvo por nombre “La Salida”, como lo informó en su momento el propio López. Desde su ingreso a la prisión de Ramo Verde el 18 de febrero de 2014 se potenció como una figura estelar en la opinión pública nacional a través de sonoros y periódicos comunicados firmados con su puño y letra, y una agenda de contactos internacionales encabezada por su esposa Lilian Tintori, que ha ganado entre otras cosas el pronunciamiento de diversas organizaciones como la ONU, OEA, un gran número de expresidentes y presidentes en ejercicio como Barack Obama, premios Nobel de la Paz, etc. demandando su liberación inmediata y el restablecimiento de las libertades democráticas en Venezuela. Voluntad Popular se mantiene coherente con la agitación de calle convocando constantemente movilizaciones a nivel nacional para protestar contra el gobierno de Nicolás Maduro. Sus planteamientos son radicales y persiguen una sustitución del sistema de gobierno chavista por uno basado en los términos de la Constitución Nacional, para eso dieron luz verde a una campaña pro Asamblea Constituyente aunque terminaron afiliándose a la agenda de la MUD de la cual ya hicimos referencia.

Henrique Capriles Radonski (43 años): dirigente de Primero Justicia que comparte el liderazgo de la organización con el diputado Julio Borges, presidente del partido. Capriles fue dos veces candidato presidencial. La primera (octubre 2012) electo en primarias de la MUD luego del apoyo de López, quien declinó a su favor. En la segunda oportunidad fue candidato de consenso de la oposición tras la muerte de Hugo Chávez (abril 2013). Posterior a la última derrota electoral en la que surgió victorioso Maduro con 1% de diferencia, Capriles ha hecho hincapié en el activismo social, promoviendo visitas a los sectores más pobres y priorizando el discurso sobre temas económicos y sociales asociados a la vida del venezolano de a pie, por encima de la retórica política y la confrontación constante. Se ha mantenido recorriendo el país con giras periódicas logrando una gran notoriedad pública en las elecciones municipales de diciembre de 2013 y en coyunturas clave como el “Diálogo por la Paz” que se efectuó en 2014 entre la oposición y el gobierno de Maduro, y las elecciones parlamentarias de diciembre de 2015. En adelante, ha persistido en la promoción del referendo revocatorio y en su propia plataforma comunicacional que tiene énfasis en las redes sociales.

Henry Ramos Allup (72 años): secretario general de Acción Democrática desde el año 2000. No disputa el liderazgo de la organización con ningún sector interno y ha logrado la cohesión del partido para impulsar el consenso como método de selección de candidaturas en eventos electorales. Ramos tiene una trayectoria como parlamentario de larga data y es miembro del Comité Ejecutivo Nacional de su partido desde hace más de 30 años. Regresó a la AN en las elecciones de diciembre de 2015 tras ser candidato por acuerdo interno de la MUD en una de las circunscripciones de Caracas. Logró la presidencia del Parlamento luego de salir airoso en una elección de la bancada de la MUD, aunque ha mantenido en su discurso el método del consenso entre los partidos como instrumento para la resolución de conflictos y toma de decisiones dentro de la oposición. Desde su ascenso a la presidencia de la AN ha ganado popularidad por el uso de una oratoria desafiante al régimen en momentos cruciales de la coyuntura política y su experiencia como legislador.

Podemos intentar algunas conjeturas anticipadas sobre futuras participaciones de estos dirigentes de la oposición como posibles candidatos presidenciales de la MUD. Un eventual gobierno de Leopoldo López pudiera estar, y hacemos esta interpretación a partir del análisis de la cadena de hechos mencionados, nutrido por medidas de ajuste radicales para sustituir el sistema de gobierno chavista; por otra parte, probablemente en una presidencia de Henrique Capriles tengan mayor espacio las iniciativas sociales y las acciones moderadas colocando el acento en la reconciliación nacional como palanca de impulso; y una administración dirigida por Henry Ramos puede que se oriente en el consenso partidista como soporte del restablecimiento del sistema democrático en los términos de la Constitución. En todos estos escenarios bien pueden tener preponderancia los partidos de los líderes o el programa general de la coalición unitaria logrando un consenso no sólo en lo programático, que aparece en escena como una necesidad vital para que la oposición logre llegar al poder, sino como un mecanismo de estabilidad en un país cuya realidad económica, social y política es, por decir lo menos, catastrófica.

 

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