PERSEVERANCIA

Por David Uzcátegui

 

perseveranteLas semanas posteriores a la contienda electoral presidencial se han visto marcadas por lo que algunos han denominado una “resaca” del ánimo. Quienes deseábamos con legitimidad un cambio de gobierno y no lo conseguimos, hemos pasado por una serie de etapas propias de quienes han sufrido un revés.

 

Sin ser expertos en psicología, hemos visto el lento transito de la negación a la aceptación en muchos de quienes nos rodean; y por supuesto, diversos matices en cada reacción.

 

Quienes asumimos la política como oficio, lo hacemos entre otras cosas sabiendo que no nos metemos en un jardín de rosas. Es tan difícil administrar la victoria como la derrota, aunque esta por lógica nos parezca peor. Pero también es cierto que la permanencia y continuidad en este ámbito de la acción pública tiene mucho que ver con aquel lugar común –pero demoledoramente cierto- de saber transformar las adversidades en oportunidades.

 

Y partiendo del incontrovertible hecho de que todos los ciudadanos somos actores políticos, vamos a asumir estas reflexiones de hoy como una tarea para cada uno de quienes lean estas líneas. No solamente para quienes detentamos un cargo de elección popular o ejercemos la militancia en el marco de una organización política.

 

Esa tarea es la perseverancia. Semanas atrás hablábamos de la epopeya de Nelson Mandela y de su prisión de 27 años. También de su actitud tenaz ante la reiterada adversidad y de su intuición privilegiada para no pisar los peines de los odios o la venganza.

 

Dijo una vez el líder venezolano Leonardo Ruiz Pineda: «Los movimientos políticos de histórica presencia y de honda misión, no están programados contra reloj, ni sometidos a rígidos itinerarios de etapa.» Desde nuestra condición humana debemos asumir que nuestros sueños, nuestras metas, nuestras visiones, dependen de nuestra voluntad y trabajo; pero también de factores externos e imponderables que pueden postergarlas. Es quizá una de las lecciones más difíciles de asimilar para cualquier persona; pero también e irónicamente, de su aceptación depende la posibilidad de seguir adelante.

 

Quienes han logrado abrir caminos en el ejercicio público del poder para bien de sus pueblos, han sido hombres y mujeres perseverantes. Sabemos que no es fácil pero justamente por ello suscitan admiración y logran hacer trascendentes sus hechos. Estamos en una encrucijada en la cual podemos dejarnos ganar por el inmediatismo de tirar la toalla o aspirar más allá, hacernos de esa inimaginable reserva de fuerza que siempre está con nosotros y aceptar que, si bien las cosas no salieron como lo deseábamos, tenemos frente a nosotros nuevas oportunidades de intentarlo.

 

Hay cuestionamientos y críticas al proceso que acabamos de vivir y es válido que existan, que se expresen, que discutamos y lleguemos a acuerdos. Sin duda ello nos ayudara a hacerlo cada vez mejor y nos acercara a la meta. Pero también es necesario que todos estos planteamientos partan del respeto y no de la descalificación, de la madurez y no de resabios pueriles. Es inaceptable que quienes compartimos el mismo deseo de país tracemos cercados entre nosotros mismos.

 

La exhortación es pues, a perseverar. La travesía es incierta, hacer predicciones es irresponsable; pero si la iniciamos, tenemos posibilidades de materializar nuestra visión de vida. Si nos quedamos atrapados en el revés, si hay una certeza: no veremos nunca el cambio legítimamente deseado. Yo voy a insistir, a seguir adelante. Te invito a hacer lo mismo.


Twitter: DavidUzcategui

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