TENEMOS QUE HABLAR

Por Viviana Cusi 

Un mosaico teatral sobre el amor y el desamor

 

Pendon TENEMOS QUE HABLAR - copia

Amor… un tema con demasiadas aristas como para ser simplificado. Desde el romanticismo, miles de historias han estado inspiradas en el amor y cientos de miles han sido sus protagonistas. De todas ellas, cinco son las que se muestran en el montaje teatral que Walk Producciones y Delirium Tremens Producciones, traen a la escena caraqueña bajo el nombre de “Tenemos que Hablar”.

 

Como su propios productores ejecutivos, Andrés Ruiz (Delirium Tremens Producciones) y Héctor Orbegoso (Walk Producciones) afirman, se trata un mosaico teatral, en el que se unen cinco obras de corto-teatro para presentar cinco visiones diferentes de lo que es el amor y su fiel acompañante, el desamor.

 

La Necesidad de Hablar

El proyecto inicia cuando Andrés Ruiz ve una obra corta producida por Héctor Orbegoso y su socia/novia, la actriz Cindy Candosin, dirigida por Carlos “Caque” Armas, llamada “Castellano para Conquistas” (una adaptación de un texto de Davis Ives). La idea de Armas y Orbegoso, es realizar un montaje de obras cortas de Ives, sin embargo no llega a concretarse.

 

Pero no todo estaba perdido. Ruiz, quien se ha dedicado al teatro y a la actuación desde que tiene doce años, queda enamorado de la idea de hacer teatro breve y le propone a Orbegoso (quien hasta hace un par de años solo había hecho cine) producir y montar la obra “los Pelirrojos”, de Jean-Claude Grumberg.

 

Sin embargo, para llevar esta obra a los escenarios, es necesario unirla a otros montajes teatrales. Tomando la idea de “Cortos Interruptus”, proyecto en el que participó Orbegoso, deciden hacer un montaje teatral en el que se unieran varias piezas de corto-teatro, que trataran de temas parecidos.

 

Comenta Orbegoso, “la pata coja que tenía “Cortos Interruptus” era que cada historia era independiente y no iba de nada sobre nada. Yo dije “no cometamos ese error ahora, busquemos textos que nos gusten y que sea sobre algo similar”. Andrés tenía un archivo .rar de muchas obras cortas y, partiendo de “Los Pelirrojos”, buscamos textos que trataran de temas similares y que tuviesen algo en común. Entonces, buscamos obras que fuesen de dos actores, que trataran de relaciones de pareja y que tuviesen un subtexto, que le diera un punto de vista nuevo a lo que es el amor y las relaciones de pareja”.

 

 El Amor y sus Aristas

Bajo esta visión, ambos se proponen buscar otros directores, dispuestos a montar esas obras cortas. Ruiz incluye a Daniel Dannery, joven dramaturgo y director de teatro, egresado del grupo Skena. Dannery, acepta participar con un texto de su autoría: “Tout est Merde”. Según nos cuenta “Yo venía de 5 años dirigiendo teatro de taller y había tenido la experiencia de dirigir mi primera profesional con Skena. El formato del teatro corto, del corto-teatro, como lo llamamos nosotros, es algo que a mí me gusta mucho… es la manera de llegarle al espectador, de una manera distinta. Es buscar la montaña rusa de emociones en 15 min, 20 min”.

 

Por su parte, Orbegoso invita nuevamente a Caque Armas a trabajar junto a ellos con “Timing”, otra adaptación de una obra de David Ives. Comenta Caque “de alguna manera, fui parte del génesis de todo esto, por la idea inicial de hacer un montaje de obras cortas de David Ives. Pero eso se fue diluyendo, hasta que apareció esta propuesta y “Timing” cayó en el combo”.

 

Más tarde, Dannery une al equipo a la directora Victoria Salomón y a Patrizia Aymerich, quien asume el rol de productora del montaje en general, permitiendo que Ruiz se dedicara a la creación de sus personajes y que Orbegoso pudiese dirigir una de las piezas.

 

Es Aymerich quien, finalmente, incluye a Marianery Amin, de quien ya conocía su trabajo.

 

Amin, quien tiene más de 20 años dedicándose a la labor creativa en el mundo de las tablas, afirma “me pareció un riesgo trabajar con otros directores en un solo proyecto. Pero ha sido maravilloso… trabajar en grupo, con otros directores, con cuatro visiones distintas, era un desafío y es cuando uno se pregunta por qué no”. Amin, decide montar una adaptación del “Habitación 427”, de Alberto García Pascal, un texto que había trabajado previamente.

 

La más joven de los directores, Victoria Salomón, quedó prendada de la obra “Método Le Brun”, de Juan Mayorga, por tratarse de un texto diferente a los que venía trabajando previamente. Según afirma “yo venía trabajando en Skena, pero con talleres para chamos. Aquí tuve la oportunidad de trabajar un texto, no necesariamente “apto para todo público”… se me quedó en la cabeza porque me daba demasiado miedo montarlo. Y dije “si no es ahora, no lo voy a hacer nunca, me voy a arriesgar” y me lancé”.

 

Una vez escogidos los temas, cada director empieza la búsqueda de sus actores y entran en un proceso de ensayos individuales, que más tarde, se unirían en un único montaje teatral.

 

El elenco, varios de ellos del equipo de producción, queda conformado por ocho actores: Abel García, Cindy Candosin, Andrés Adolfo Ruiz, Gabriela Mesones Rojo, Newman Vera Puche, Fernanda Godoy y Ernest Cappa.

 

Hablando de Unión…

Tanto los directores, como el elenco y el equipo de producción, son conscientes del reto que se plantea en “Tenemos que Hablar”. Entre todos, deben lograr la sinergia de cinco historias, cinco estilos diferentes, cinco visiones y maneras de trabajar distintas.

 

En principio, la dirección de Dannery es la clave para unificar las cinco obras, en un montaje coherente y rico en significados. Dada su experiencia como director y su carácter, es escogido para dirigir al equipo y establecer las transiciones entre las historias, logrando darle unidad a la pieza.

 

Otro elemento que ayuda a completar la visión de conjunto de “Tenemos que hablar”, es la inclusión de la música de Laura Guevara y Yessenia Maldonado. Ambas artistas, de personalidades diferentes, ponen el ingrediente que faltaba, a través sus letras y su música.

 

La encargada de amalgamar el montaje, a nivel de producción, Patrizia Aymrich, confiesa “realmente ha sido duro y fenomenal, al mismo tiempo. Lo habitual es que el productor trabaje con el director y uno se va adaptando a las exigencias que él quiere. Aquí tenemos cinco producciones pequeñas que a su vez hacen una gran producción. En realidad, nos hemos ayudado entre todos, nos hemos coordinado y la comunicación ha sido muy importante. Y a pesar de las dificultades, estamos demostrando que sí se puede. Lo rico ha sido eso”.

 

Pero la coordinación no ha sido el único reto al que se ha enfrentado este equipo. Ruiz, comenta que, para él, lo más difícil ha sido “hacer una producción responsable. El proceso de seguir adelante, a pesar de los rechazos”, a lo que Orbegoso añade, “somos 15 chamos y nadie es conocido, nadie da taquilla. Pero esa era la idea, presentarnos nosotros y decir “tenemos que hablar””.

 

Directores - Tenemos Que Hablar

 

Cinco Visiones, un Mensaje

“Tenemos que hablar”, al igual que el amor en sí, tiene más de un mensaje. Quizás, el más evidente, es la propia complejidad de las relaciones de pareja y sus diferentes manifestaciones.

 

A lo largo del montaje, cada director plantea una situación concreta, con un tema y un trasfondo que viene dado con el texto.  Según Ruiz, los temas están muy claros: “hay momentos en los que, si hablas demasiado rápido, todo te sale mal; si hay problemas externos, eso termina afectando tu relación; si no hay comunicación, no llegas a la felicidad; si no hablas nunca, el tiempo se te acaba; y el tiempo, a mi juicio, es lo esencial. Más allá de eso, detrás de lo que termina y que se acaba, hay un nuevo viaje que se empieza”.

 

Con todo, cada uno de los directores plantea los textos “a su manera”, dejando ver parte de su personalidad. Sin embargo, como los cinco afirman, cada espectador se lleva un mensaje y una moraleja, según lo que traiga en su “cajita de la vida”.

 

“Tenemos que Hablar”, con todo lo que tiene que decir, se presenta todos los sábados y domingos a las 6:00pm en el Teatro Santa Fe del Colegio de Médicos.

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