1984: LA SOCIEDAD ORWELLIANA. POR MARÍA JOSÉ CASTRO
Por María José Castro
“Era solo una ilusión sin esperanza
que pasó como un día de abril;
pero aquella mirada, aquella palabra
y los ensueños que despertaron
me robaron el corazón”
Sinopsis: “Londres, 1984: Winston Smith decide rebelarse ante un gobierno totalitario que controla cada uno de los movimientos de sus ciudadanos y castiga incluso a aquellos que delinquen con el pensamiento. Consciente de las terribles consecuencias que pueda acarrear la disidencia, Winston se une a la ambigua Hermandad por mediación del líder O’Brien. Paulatinamente, sin embargo, nuestro protagonista va comprendiendo que ni la Hermandad ni O’Brien son lo que aparentan, y que la rebelión, al cabo, quizás sea un objetivo inalcanzable.”
Este libro nos presenta la realidad de una sociedad dependiente, haciéndoles creer a sus miembros que poseen la verdad absoluta, cada día alterando la realidad para que las personas crean que viven en un mundo cada vez más perfecto, perdiendo sus capacidades de pensamiento e inteligencia, sometiéndolos a una realidad en la que no tiene cabida el propio raciocinio.
La historia se desarrolla en una sociedad cerrada en sí misma, que se presenta como la sociedad perfecta, pero que está encaminada a alienar al individuo, al hacerlo virtualmente incapaz de pensar por sí mismo. Una de las manifestaciones de sumisión al Partido es el acatamiento de sus tres grandes eslóganes, que son todo lo que un buen miembro del Partido necesita saber para ser un ciudadano de comportamiento correcto. La única manera de alcanzar la paz es mantenerse en estado de guerra contra las otras dos potencias, pues tarde o temprano Oceanía habrá de triunfar. La sumisión al Partido es la única manera de mantener una avidez de libertad; en caso contrario, mueres, dejas de existir. El falseamiento de la realidad es la base del sistema: creer las mentiras impuestas nos hará fuertes para mantenernos dentro del juego propuesto por el Partido; cuanto más ignorantes seamos, menos riesgo de descubrir incoherencias, menos posibilidades de caer en el «crimental»*: crimen del pensamiento.
La guerra es la paz.
La libertad es la esclavitud.
La ignorancia es la fuerza.
Los miembros del partido único están sometidos a una represión que les impide pensar por sí mismos, mientras que el resto de la sociedad que no pertenece a este partido vive en la pobreza y el terror. Algo común a la mayoría de regímenes dictatoriales. El Ingsoc ha creado ministerios, como el Ministerio del Amor que, al contrario de lo que podría llevarnos a pensar su nombre, se encarga de los castigos y de practicar torturas, el Ministerio de la Paz, que lejos de tratar de conservar la paz lo que busca es mantener al país en una guerra permanente, pues el razonamiento del Gran Hermano* es que si hay guerra fuera hay paz dentro, el Ministerio de la Abundancia, que , como sucede en los otros ministerios, tiene una función contraria a su nombre pues lo que pretende es mantener a la población en los umbrales de la miseria para facilitar su control y, por último, el Ministerio de la Verdad, que trata de manipular u ocultar la verdad . El protagonista de la novela, Winston Smith, trabaja en este último ministerio modificando la lengua común y reescribiendo la historia. Esta Nueva Lengua es el arma de control más terrible creada por Orwell en su obra, pues impide que los ciudadanos puedan manifestar cualquier tipo de disidencia.
El régimen así caracterizado es, evidentemente, una dictadura. Se ejerce un autoritarismo sin límites No se contempla ninguna institución de participación ciudadana, ni siquiera un parlamento ficticio en el que exista una democracia fingida. No hay que convencer a nadie de las bondades del régimen. Al estar cerrado al exterior, el Estado no tiene que rendir cuentas a institución o potencia extranjera alguna.
Las personas se confunden cuando no pueden entender correctamente las cosas que suceden a su alrededor, a ellas mismas, y lo que se hace en sus nombres. Este tipo de confusión suele llevar a la inacción. El ser humano estructura el pensamiento a través del lenguaje. Quien lo domina tiene una poderosa arma de control. A partir de esta premisa, el que los políticos dirijan el futuro de un país, dependerá del poder que les demos nosotros, los ciudadanos, les concedamos al cederles nuestra palabra para que nos representen en unas instituciones independientes que nos permitan expresarnos en una prensa libre y que promuevan una educación que fomente un pensamiento crítico, entre otras instancias. Actualmente, nuestro país protagoniza la historia de una sociedad que ha invertido sus valores, voluntaria o involuntariamente, y que jamás se percató de que la solución estaba en ubicar la mirilla hacia el futuro, no sólo en las necesidades del presente. Hemos sucumbido ante la falta de información, el autocontrol, la autorregulación y la autocensura. Hemos creado nuestras propias medidas de seguridad y entendimiento, sustituido nuestros ideales por conformismo, porque consideramos que esta es la única manera de mantenernos íntegros y marcar una tendencia opositora.
El socialismo de Orwell no es una doctrina de partido, debe entenderse en su sentido más amplio. Su postura era independiente y crítica, consideraba que sería un sistema realmente efectivo cuando se consumara la alianza entre clase trabajadora y clase media. En este sentido, proponía un cambio en el uso de la propaganda y la formación de un partido revolucionario que tenga la suficiente fuerza para actuar. Como escritor reniega de la democracia formal, o la democracia capitalista, para defender el socialismo, también afirma su posición que una actitud pasiva, porque si el fascismo triunfara, las personas se verían incapacitadas para pensar libremente.
Recomendación: Ver la película 1984, basada en el libro, y leer Rebelión en la granja, o ver la película.
Mantengamos la comunicación: @MJ_Castro
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En esta obra, Orwell introduce cinco términos indispensables para entender el régimen político que describe.
Gran Hermano: De carácter omnipresente. Es el ente que gobierna a Oceanía, según el Ingsoc. Su existencia es enigmática, pues nunca llega a aparecer en persona ni a decirse su nombre real, pudiéndose tratar simplemente de una invención por parte del “El Partido” para ser utilizada como arma propagandística e infundir a la población confianza a la vez que temor y respeto. Aparece constantemente a través de las telepantallas y en enormes murales.
Doblepensar: Es herramienta de dominación. Significa el poder, la facultad de sostener dos opiniones contradictorias simultáneamente, dos creencias contrarias albergadas a la vez en la mente. El intelectual del Partido sabe en qué dirección han de ser alterados sus recuerdos; por tanto, sabe que está trucando la realidad; pero al mismo tiempo se satisface a sí mismo por medio del ejercicio del doblepensar en el sentido de que la realidad no queda violada.
Neolengua: Fue creada para solucionar las necesidades ideológicas del Ingsoc o Socialismo Inglés. La intención de la neolengua no era solamente proveer un medio de expresión a la cosmovisión y hábitos mentales propios de los devotos del Ingsoc, sino también imposibilitar otras formas de pensamiento. Lo que se pretendía era que una vez la neolengua fuera adoptada de una vez por todas y la vieja lengua olvidada, cualquier pensamiento herético, es decir, un pensamiento divergente de los principios del Ingsoc, fuera literalmente impensable, o por lo menos en tanto que el pensamiento depende de las palabras.
Crimental o Crimen Mental: Es la falta más grave de todos los crímenes condenados por el Partido. Es sancionado por la Policía del Pensamiento, una organización caracterizada por arrestar a los ciudadanos que piensan en cosas que van en contra de las directrices del Partido, utilizar los telepantallas para escuchar las conversaciones realizadas entre las personas que se encuentran a cierta proximidad del aparato, pues su objetivo es eliminar todo rastro de privacidad en la vida del individuo. Decía Winston Smith: “El Crimental no implica la muerte, el crimental es la muerte misma… el culpable de crimental estaba completamente seguro de que lo matarían antes o después”
Dos Minutos de Odio: La ración diaria de odio necesaria para hacer funcionar el sistema. Emmanuel Goldstein es el objeto motivador del odio, el gran enemigo de Oceanía, el Partido y el Gran Hermano. Un adversario necesario, pues es el traidor al Ingsoc. El artificie de la Revolución que se vendió a las potencias extranjeras. La población expresa su odio irracional, válvula de escape de todos sus instintos primarios, mientras se superponen imágenes apenas subliminales de Goldstein con un fondo de matanzas y atrocidades del enemigo de turno, sea Eurasia o Asia Oriental. Los ciudadanos están condicionados para odiar a Goldstein. Odiar a Goldstein es amar al Partido y al Gran Hermano y todo lo que representa el Ingsoc. Dudar de la maldad de Goldstein es la peor forma de crimental.
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