VENEZUELA ES INCERTIDUMBRE
Por Felipe Vallejos
Venezuela a la deriva, en la oscuridad, ante un nuevo gobierno sin cabeza, ante el cumpleaños sin cumpleañero. Chavistas y opositores. La incertidumbre es una, aunque la esperanza y la tristeza embargan al oficialismo, la desazón por los surcos institucionales hacen lo propio con la denominada “derecha venezolana”.
Hugo Chávez no llegó el 10 de enero a Caracas para juramentarse para su cuarto mandato presidencial, hecho que manda la Constitución como paso fundamental para iniciar un nuevo período ejecutivo.
La Asamblea Nacional, tomada por el PSUV, y el Tribunal Supremo de Justicia, cuyos miembros tienen inclinación hacia el chavismo, interpretaron la Constitución de forma favorable para el convaleciente presidente, sumido en un espectro fantasmal de un hospital de La Habana hace más de un mes, tras su cuarta operación por un cáncer que vino y se fue, o nunca realmente desapareció.
La unidad oficialista, con aires renovados por la solidaridad que despierta la condición de Chávez, les permitió aplastar a la oposición en los pasados comicios por las gobernaciones, que solo le dejó a los opositores 3 plazas, entre las cuales se incluye Miranda, donde Capriles retuvo la gobernación derrotando a Elías Jaua y ganando una “primaria” simbólica que lo ubica como líder de la oposición.
Hasta Capriles ha recibido críticas. Esto por su actuar tras lo que muchos consideraron una violación a la Constitución por parte del gobierno. El excandidato presidencial prefirió criticar pero dar vuelta la página, despertando resquemores en su propia gente, propios de un sector abatido por dos sendas derrotas a manos de un “fantasma” electoralmente letal.
Por lo pronto, no hay plazos, solo objetivos: esperar por la hipotética recuperación de Chávez, con urgencias de tal magnitud, que más temprano que tarde, el oficialismo comandado por Nicolás Maduro, deberá atender.
Tal parece ser, que nadie quiere beber de esa agua amarga, que podría crear las primeras diferencias visibles dentro del chavismo. Las ocultas son evidentes, y comienzan por las cabezas herederas del presidente, inquilino por más de 12 años del Palacio de Miraflores.
Todo opera desde Cuba, Maduro y Cabello accionan la línea, mientras los Castro la bajan. Como lo dijo Capriles en una conferencia de prensa, Venezuela es un país “paralizado”, y yo agregaría, amante de la incertidumbre.
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