LA CAMPAÑA DE MADURO: TODOS LOS CAMINOS LLEVAN A CHÁVEZ

Por Valentina Issa

 

Los consultores políticos no poseemos una bola de cristal, ni nos apoyamos en un astrólogo o psíquico de confianza para que nos ayude a predecir el futuro (o al menos yo no), sin embargo buena parte de nuestro trabajo involucra adelantarnos a lo que el adversario hará, de qué se valdrá para ganar votos y popularidad, qué cosas se pueden esperar de él. Honestamente no es tan difícil, siempre hay señales que indican por dónde van los tiros, sólo hay que observar y escuchar un poco. Y lo cierto es que la estrategia de Maduro para obtener la oportunidad de darle vida y continuidad al “Chavismo sin Chávez” ya se va mostrando y es, en mi opinión, más o menos evidenciable.

 

En las próximas líneas haré un intento por predecir algunas movidas de la estrategia de campaña del candidato-Presidente Nicolás Maduro durante los próximos 34 días. Sí, 34, porque la campaña de Maduro (que de hecho empezó el 8 de diciembre de 2012) no se limitará a los 10 días reglamentarios de campaña que asignó el CNE para esta elección sino que abarcará buena parte de las horas de vigilia de los venezolanos hasta el 14 de abril. Aprovecho para hacer la salvedad de que se trata de una predicción, y de que puedo fácilmente equivocarme. El tiempo confirmará o negará mi olfato, pero hagamos el intento…

 

Contexto actual: cómo y con qué arranca Maduro

Hagamos referencia ante todo a la enorme ventaja con la que Maduro inicia este camino desde el punto de vista institucional. No en vano la Asamblea Nacional (en su mayoría oficialista) y el Tribunal Supremo de Justicia han cumplido con sorprendente eficiencia, y en perfecta coordinación, la tarea de sustentarle jurídicamente la puesta en la palestra y a la cabeza de la revolución huérfana. La toma de posesión de Maduro como “Presidente Encargado” ante la Asamblea Nacional, y la conveniente sentencia del TSJ del 8 de marzo justificando lo injustificable, no son solamente símbolos groseros de arbitrariedad, son el mecanismo para colocar a Maduro en la posición de poder aprovecharse de herramientas como las cadenas de radio y televisión, las programaciones y los espacios de todos los medios que componen el sistema de medios públicos, y los recursos del Estado para los fines propagandísticos de su campaña, al mejor estilo del difunto Comandante Presidente.

 

Maduro arranca también con un factor determinante (aunque no suficiente): El abierto respaldo de Chávez, quien no contó con la oportunidad de despedirse de sus seguidores, pero sí de pedirles “desde el fondo de su corazón” que ante su falta absoluta votaran en una eventual elección por el compañero Nicolás Maduro. Sin embargo, si bien esto le ha otorgado gran visibilidad desde el 8 de diciembre de 2012 como el potencial sucesor, el Chavismo sin Chávez tiene la piedra en el zapato de tener que legitimarse popularmente. Y lo cierto es que ni Maduro, ni ninguno de las otras sub-cabezas del Chavismo, han alcanzado aún peso político propio. El mismo Comandante Presidente se aseguró de que así fuera.

 

La verdad es que el sólo respaldo de Chávez no les basta, aunque veamos y oigamos consignas y testimonios de apoyo en la televisión. Al votante genuinamente chavista todavía hay que afianzarlo y convencerlo en buena medida de que Maduro podrá preservar y continuar el legado de su ídolo.

 

Chávez vive, la lucha sigue

Los respaldos estratégicos en la política, como el de Chávez a Maduro, han probado ser históricamente poderosos. Sin embargo, el liderazgo, la conexión emocional, la empatía y en definitiva los votos, no se pasan de mano en mano como un testigo ni se heredan intactos. Quien ganó en octubre de 2012 fue Chávez, no la revolución, ni el equipo revolucionario, ni los ministros, ganó Chávez.

 

Por eso, es vital para el Chavismo sin Chávez preservar y extender temporalmente al máximo posible tanto la presencia –vía embalsamamiento y exposición indefinida-, como el pensamiento, la palabra y el evangelio del Comandante Presidente. Estratégicamente, el luto y las expresiones de dolor y orfandad –absolutamente genuinas, además- ayudan para ese fin. No deben extrañarnos las extensiones por todos los medios de este estado de suspensión en el que hemos estado por 7 días para mantener al potencial votante enganchado. Tampoco deberán extrañarnos transmisiones –y repeticiones- de semblanzas, biografías, documentales, y homenajes a través de los medios públicos, ni anuncios de producción de películas biográficas.

 

Esto nos lleva a los esfuerzos, también estratégicos y ya en marcha, por constituir y convertir a Chávez en objeto de epopeya. No es casual, en mi opinión, el anuncio de la tesis del “cáncer inducido a Chávez por sus enemigos imperiales”, y de la correspondiente investigación para comprobarlo (al estilo de las investigaciones ordenadas por Chávez sobre los restos mortales de Bolívar), sólo horas antes del anuncio de la muerte del Comandante Presidente.

 

Lo cierto es que Maduro deberá ser cuidadoso de no brillar mucho con luz propia en esta campaña, sino más bien proyectar y echarle combustible a la luz del difunto “libertador de los pobres”, si pretende ganar las elecciones.

 

Lo que podemos esperar del candidato-Presidente Encargado

Además de cadenas de radio y televisión a granel y el uso para beneficio propio de los espacios que impone sobre los medios la Ley Resorte, el candidato Maduro se valdrá electoreramente de otras ventajas de su condición de Presidente Encargado.

 

Para empezar, el ejercicio del poder le permitirá tomar decisiones que lo muestren como un Presidente benefactor. Podemos esperar un Presidente Encargado entregando dádivas y jugando cartas que le fueron guardadas especialmente para poder lucirse en el cargo. No extrañaría que Maduro materializara aquella “reivindicación del salario” que aprobó Chávez después de la devaluación, que se mencionó una sola vez (casi por equivocación) y que nunca se detallo. Es perfectamente posible que el Presidente Encargado Maduro dicte en las semanas por venir un aumento adelantado del salario mínimo. Es también de esperarse entregas de viviendas de la Gran Misión Vivienda Venezuela en actos masivos y transmitidos en cadena nacional, así como el acto especial de entrega de su vivienda a quien se hiciera acreedora de ella por convertirse en la seguidora número 4 millones de la cuenta de Twitter @chavezcandanga. No sólo mostraría estola intención de Maduro de preservar fielmente el legado de Chávez, sino su disposición de continuar las movidas clientelares del régimen revolucionario.

 

“Chávez dijo”

Tampoco deberán extrañarnos las referencias constantes a las órdenes y conversaciones con Comandante Presidente, ni la comisión de arbitrariedades en su nombre. En adelante, todo se hará “como Chávez dijo”, “ como Chávez hubiese querido”, y “cumpliendo las órdenes del Comandante Presidente” como sellos validadores.

 

Veremos en televisión y escucharemos en la radio repeticiones infinitas y hasta la saciedad del momento en que Chávez el 8 de diciembre de 2012 le pidió a sus seguidores que votaran por Maduro para “garantizar la marcha de la Revolución.” También presenciaremos el posicionamiento de la consigna, ya rodando desde hace semanas en mensajes que transmiten los medios del sistema nacional de medios públicos»Con Chávez todo, sin Maduro y el pueblo nada»

 

No es casual tampoco la designación de Jorge Arreaza, yerno de Chávez, como Vice-Presidente del Presidente encargado. Es como poner un pedacito de Chávez al lado del sucesor designado para garantizar su presencia y orientarlo en su obrar. Este hombre que acompañó a Chávez de cerca casi todos los días de su enfermedad ahora será el portador de sus mensajes y el susurrador de estos a Maduro.

 

El respaldo público de Chávez a Maduro fue una orden clarita para el resto de los miembros del Chavismo y las cabezas de los otros poderes públicos, y éstos, si quieren sobrevivir y mantenerse en sus posiciones de poder, deben trabajar duro para alcanzar el fin de ponerlo en la presidencia por la vía de los votos. Sin embargo, la relación Maduro-resto del Chavismo es de tú a tú, de iguales, de compañeros de trabajo. Maduro no cuenta con la ascendencia del Comandante-Presidente sobre los demás. Este compañerismo bastará para allanarle el camino en la campaña, está por verse si será suficiente y duradero de llegar Maduro al gobierno por la vía del voto popular.