AUMENTO SALARIAL, AUMENTO INFLACIONARIO: UN CÍRCULO VICIOSO
Por Luis Edgardo Rodríguez
Si la producción no aumenta, la nueva liquidez sumará dígitos a la inflación
El pasado primero de mayo entró vigencia el nuevo monto de salario mínimo, con la intención de revertir los efectos de la inflación en los bolsillos venezolanos. El decreto es el aumento de 20% a reflejarse en las nóminas del 15 de mayo, otro 10% en el mes de septiembre y finalmente un 5% o 10% en noviembre, de acuerdo al crecimiento de los costos al cerrar el año.
La inflación interanual -es decir, la experimentada en los primeros meses de 2013 en comparación con el mismo periodo de 2012- se eleva hasta el 25,5%, sumado al incremento de precios ocasionado por la doble devaluación de la moneda en un país de economía importadora, deja el primer aumento del año sin efecto ante el poder adquisitivo.
En abril Nicolás Maduro estimó que el Índice Nacional de Precios al Consumidor (Inpc), usado para medir los costos, aumente este año a 20%, cuatro puntos por encima del máximo esperado por el BCV. A pesar de esto, el número parece esperanzador si se le compara con los niveles cercanos al 30% que esperan expertos venezolanos y mundiales, como Barclays capital y Bank of America.
El último incremento levanta un pequeño dique, poco resistente, ante la pérdida del poder adquisitivo del venezolano, pero a medida en que las subastas del Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad) aumenten -transando cada dólar por 12 o 14 bolívares- los precios aumentarán. Los patronos también se verán en la necesidad de elevar el costo de los productos para cubrir el nuevo sueldo mínimo, debido a que no existe una mayor productividad para cubrir ese gasto. Vale destacar que aproximadamente al menos 50% de los venezolanos vive con este tipo de sueldos.
Un sano aumento salarial debe corresponder con el incremento de la producción y el fortalecimiento de la economía, que permita la disminución del doble dígito inflacionario hasta uno existente por debajo de 5%. En este caso, no sería necesario el aumento anual del tipo de sueldo más bajo, pues el poder adquisitivo se mantendría estable.
En una economía deficitaria, incluso un aumento completo de 40%, como solicitaban algunos grupos y planteaba Henrique Capriles durante su campaña, no sería efectivo a largo plazo mientras no exista un crecimiento de la producción para satisfacer la demanda y evitar que la nueva liquidez circulante se convierta en inflación. Venezuela necesita políticas que permitan la expansión de la economía de forma natural.
El ejecutivo nacional ha entrado en un círculo vicioso con la intención de satisfacer la necesidad de los ciudadanos, pero ignorando que con las finanzas actuales todos los costos aumentan en conjunto. Y mientras no se tomen medidas que apoyen la producción privada e incentiven la inversión, los venezolanos se encontrarán en una espiral continúa en la que pierden su poder adquisitivo día a día.
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