EDITORIAL #178: PODRIDO

 

Oliver Stone es famoso en el mundo por ser un exitoso cineasta estadounidense con películas de la talla de Platoon, Wall Street, JFK y otras, las que le permitieron ser galardonado con importantes premios en el mundo del cine. En Venezuela, Stone se hizo más conocido por una reciente película que tituló “Al sur de la frontera”, en la que realza los logros de la Revolución e intenta mitificar a varios líderes de izquierda donde su estrella principal es el expresidente Hugo Chávez.

 

Stone ha sido siempre un activo “opinador” de temas políticos y de interés social tanto en su país como en otros. Es lo que algunos definen como un indiscutible miembro de la “divina izquierda”, esa que se caracteriza por una retórica socialista y solidaria pero que vive rodeada de lujos y comodidades que solo el “capitalismo salvaje” –como lo definió el Papa Juan Pablo II- puede proveer.

 

Hace pocos días el cineasta fue noticia cuando criticó duramente al presidente de su país, Barack Obama, afirmando que lo “decepcionó” y que los cambios en materia de justicia social que había prometido “nunca habían llegado”. Pero no se quedó allí, hizo además una categórica afirmación: “Estados Unidos está podrido”.

 

Mientras tanto, Venezuela es un país cuyo gobierno y modelo Stone defiende activamente en cuanto foro internacional acude. El país vive hoy una profunda crisis económica que tiene como principales características los niveles de escasez e inflación más altos del mundo. Los índices de violencia también son los de un país en guerra: hace pocos días Caracas fue declarada la sexta ciudad más violenta del planeta. En lo político, un Gobierno que casi seis meses después de su proclamación aún no encuentra la legitimidad externa e interna suficientes y claro ejemplo de ello es que la controversia sobre la nacionalidad de Maduro está hoy más vigente que nunca. Pero la peor de las crisis que vive Venezuela es la moral: es un país donde todo vale y nada cuenta, una realidad en la que todo pasa pero no pasa nada. En resumen, Venezuela tiene su economía, sus instituciones, su sociedad y su moral quebradas.

 

Como Oliver Stone hay muchos otros, que por intereses personales o confusiones ideológicas, vierten opiniones parcializadas sobre realidades que ellos no conocen y que somos otros los que las vivimos. Lógicamente, no deja de llamar la atención que un intelectual como él sea tan drástico en su opinión sobre los Estados Unidos y tan cínico en su posición sobre Venezuela.

 

En todo caso, no creemos que ningún país ni el otro pueda definirse como “podrido”. Quizás lo único que se encuentre en ese estado sean los valores de quien define así a su propia cuna.

 

 

 

Miguel Velarde

Editor en Jefe

@MiguelVelarde

mvelarde@guayoyoenletras.com

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