ÉRASE UNA VEZ UN GRAN VENEZOLANO
Por Andrés Abreu U.
@andresabreu
aabreu@guayoyoenletras.com
Venezuela. Nueve letras que definen un país, nuestro país. Quienes nacemos aquí tenemos una cualidad que parece ser el sello de nuestra población: El carisma.
Durante mucho tiempo hemos sido calificados como el país de la gente «chévere», «hechada pa’lante», de las mujeres más bellas, y muchas otras frases que definen nuestro ser venezolanos. Sin embargo, desde hace algún tiempo todo eso ha cambiado; nos hemos convertido en un país de gente que no aprecia su tierra, que parece no importarle lo nuestro.
Evidentemente la Venezuela de hoy no es la misma de hace veinte o treinta años, muchas cosas han cambiado. La política, por ejemplo, ha pasado a ser un factor determinante en nuestra sociedad, parece que ser oficialista u opositor nos define frente al resto de los venezolanos y define hasta las personas con las cuales podemos o no relacionarnos.
Un punto que parece ser crítico es el desprecio a nuestra gente y a nuestro país. Ya no se trata de tener diferencias con una persona o de no estar de acuerdo con el gobierno de turno, se trata de una actitud que va mucho más allá; una actitud denigrante hacia los propios venezolanos, hacia nuestros conterráneos e inevitablemente hacia nosotros mismos.
Se trata de un odio constante hacia lo nuestro, en la creencia errónea en que los venezolanos no podemos lograr nada y que de nuestro país no saldrá nada bueno. Todo esto puede venir motivado por la política, es más, parece tener su raíz en ello, en una diferencia política que se transformó en una diferencia social que llegó al punto del desprecio.
¿Cómo puede ser posible que una persona desprecie a su propia gente? Pues parece que es bastante posible, porque lo estamos viviendo. No es de extrañar encontrarnos con comentarios como: «eso será en otro país, porque aquí no servimos para eso» o «eso será en el primer mundo». ¿Cómo que no servimos para eso? (sea cual sea su connotación) en algún momento de nuestra historia fuimos ejemplo de progreso para Latinoamérica, ¿Cuándo dejamos de serlo? En el momento en el cual conformarse parecía una mejor salida.
En el momento en el cual nos conformamos porque eso era «lo que nos tocaba”. Detuvimos la escalada hacia un gran país en el momento en el que el gobierno tenía que resolvernos la vida. Dejamos de ser una sociedad con miras al progreso y al desarrollo en el momento en el cual el gobierno se convirtió en un ente netamente paternalista y no en un ente que ofrece oportunidades para el desarrollo del individuo.
Sin embargo, a pesar de las malas políticas gubernamentales, un sector de nuestra sociedad sigue apostando al éxito, a un país mejor. Se trata de personas que en esta sociedad convulsionada, han encontrado una forma de desarrollarse y de dejar el nombre de Venezuela en alto; deportistas, diseñadores, artistas y creativos son muestra de ello.
Es cierto, Venezuela en estos momentos no es un gran país, no tenemos la mejor infraestructura ni la mejor economía, pero tenemos algo que nunca nos ha abandonado: nuestra gente y su esperanza. Un pueblo que busca salir adelante sin importar lo que suceda, que busca lo mejor para él y para su país, una esperanza que parece estar apagada por unos momentos pero que revive de manera inesperada y nos hace luchar por ese mejor país que queremos.
No se trata de despreciar lo que tenemos y añorar lo que teníamos, se trata de trabajar con lo que tenemos y luchar por tener cada vez lo mejor. Pero lo más importante, se trata de ser mejores personas, de ser una sociedad en donde nuestro vecino no sea nuestro enemigo sino que sea nuestro hermano, en donde ser de un color o de otro –políticamente- no defina nuestro andar.
Actualmente nuestro país se encuentra en una situación difícil desde distintos puntos de vista, pero como venezolanos debemos contribuir para salir de eso. No podemos esperar que el gobierno sea quien resuelva todos nuestros problemas porque el odio entre venezolanos no lo resolverá un presidente o un tren gubernamental, lo resolveremos nosotros.
Es hora de poner un alto al desprecio hacia lo nuestro y al odio entre nosotros, de decir basta a estas actitudes y trabajar en pro de una mejor sociedad, en pro del mejor venezolano y en pro del país que todos queremos más allá de la política. Ser un mejor país con una gran sociedad es posible, pero depende de todos y cada uno de nosotros.
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