Bajo la sombra del miedo

Por Norma Pérez

@normaperez9

 

 

 

Desde hace algunos años Venezuela se ha vuelto insegura. Los robos, secuestros y pérdida de ciudadanos en manos de la delincuencia, son el pan de cada día en un país que, lamentablemente, ha aprendido a vivir bajo la sombra del miedo.

 

Los venezolanos tienen miedo de salir a la calle, del pedigüeño que se sube al metro, del motorizado, del niño que pide una moneda en la feria de los centros comerciales. Tiene miedo de portar un teléfono caro, de salir a turistear, de visitar los llanos, los médanos y los hermosos tepúes. Hoy en día de nada sirve tener un país con tantas bellezas naturales, pues la sombra de la delincuencia y el miedo son más fuertes que eso.

 

El miedo ha aumentado en esta última semana, porque los 40 muertos del fin tuvieron una cara, un nombre y un trabajo conocido por todos. Lamentablemente tuvo que morir alguien reconocido por los venezolanos para que el país se diera cuenta que cada mes hay cientos de Mónica Spear que han dejado a sus hijos huérfanos porque un malandro les arrebato la vida.

 

Cada día cientos de venezolanos salen de sus casas cargados de sueños, esperanzas e ilusiones, y muchos de ellos regresan a sus madres, hijos, familiares, en una caja de madera. Es triste, sin embargo, lo que para personas de otros países es raro, para nosotros es cotidiano.

 

No sé qué es más doloroso si ver las noticias y enterarme de que una niña de solo cinco años crecerá sin sus padres, o escuchar a varios de mis amigos decir que no les impacta o extraña porque para ellos ya es normal que un malandro le quite la vida a una persona simplemente porque le dio la gana.

 

Así estamos en este país, llenos de miedo, de indiferencia, de ganas de irnos. Pero, sobre todas las cosas, muchos venezolanos están llenos de hipocresía, puesto que tienen coraje para insultar y criticar por las redes sociales a aquellos que prefirieron alejarse de la sazón de su tierra para mantener a su familia entera, pero no tienen la valentía de decir basta.

 

Esto no se trata de ir contra un gobierno, o de un dirigente político, se trata de exigir seguridad para Venezuela, de poder ir al trabajo sin miedo a ser robado, de dejar a tu hijo en el colegio con tranquilidad, de esperar que cambie un semáforo sin el miedo de que te roben. Se trata de que una madre no tenga que comenzar el año con el dolor de haber perdido a su hijo en manos de un niño que juega a ser delincuente.

 

En fin, mientras sigamos juzgando a los que se fueron, siendo indiferente ante los que murieron, exigiendo la muerte de los que pecaron, dejando los valores y el respeto en el bote de basura, seguiremos caminando con el peso del miedo.

 

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