Mi primo infierno

 

Por Zakarías Zafra Fernández

@zakariaszafra

10.01.14

 

 

 

 Para las 25 mil Mónicas de 2013

 

1. El cambio de año retrató el abismo que nos soporta. Una banda de jóvenes le baja la cabeza al país y le abre los ojos ante sus propios pedazos. Hablamos con miedo, nos lamentamos con una nobleza virtual: el terror nos mantiene ocupados.

 

2. El hampa en Venezuela es una agencia de turismo. Una visita guiada de una sola estación y un final compartido. Sobrevivir pareciera ser el único premio posible. El destino sin cupos. La lotería de los desamparados.

 

3. Nos horroriza, más que el suceso, la ubicuidad salvaje de la muerte. Lloramos de angustia, de terror, sabiendo que Mónica es el primer nombre de cualquiera (y de todos). No es una carretera oscura. No son los vidrios perforados de balas. Es la plaza, es el autobús, es el techo de la casa.

 

4. Los actos delictivos son ahora variedades de masacre. La violencia en este país conoce todas nuestras caras. Si no es la rabia, es el miedo. Corremos el riesgo de tener una patria de victimarios. El terror nos empuja a un país con ciudadanos prescindibles.

 

5. La mataron. Los mataron. La violencia es el vómito de una indigestión acumulada por años. Todo es ahora visible, monstruoso, vulgar. Venezuela se ha convertido en un mercado de gritos.

 

6. La condena también es una lotería. Los sanguinarios disparan sin saber que el muerto tiene nombre y apellido y, sobre todo, público. Las Mónicas que vienen detrás de ella solo temen dos cosas: la injusticia y el olvido.

 

7. Esto no es una arenga mediática. Sentimos que quedar vivos es un triunfo (y una vergüenza). No hay otro peligro más real.

 

8. Los muertos con público visibilizan lo que ocurre todos los días y se nos oculta. No basta una marcha de artistas. No bastan los reportajes. No basta este articulo incompleto y afectado. La muerte de Mónica es un fracaso. Un fracaso nuestro.

 

9. Sí. Todos somos Mónica.

 

(Visited 50 times, 1 visits today)

Guayoyo en Letras