Un ángel desamparado

Por Arelis Garrido

 @ArelisGarridoG

 

 

 

Dios mío santo, tenía que escribir lo que sentía, ya que estaba al borde de un colapso emocional. El suceso de Mónica me dejó  impactada, sin aliento, triste, desgarrada.

 

Desde que dos tipos en una moto hace aproximadamente un año y medio, me quitaron mi bolso con todas mis pertenencias y me dejaron sin llaves, dinero, tarjetas, teléfono, es decir, sin nada, me sentí en la más absoluta indefensión. A partir de esa fecha ha ocurrido cualquier cantidad de hechos abominables producto del hampa en mi amado país. El Gobierno ha implementado una cantidad de planes de seguridad y todos han terminado en un rotundo fracaso. Si a esto le agregamos la inmensidad de recursos financieros que ha tenido nuestro país en estos últimos años, llegamos a la conclusión de que el resultado es mucho peor, ya que en el último año el hampa asesinó inmisericordemente a más de veinte mil venezolanos.

 

La gota que rebasó el vaso ocurrió el día 06/01/2014, comenzando el año pues, en un paraje de la autopista Valencia-Puerto Cabello, en una mala jugada del destino, andaban recorriendo el país, Mónica Spear y su ex esposo, y fueron asesinados por el hampa e hirieron a su pequeña hija de cinco años, que los acompañaba, y no hubo nadie que saliera en su auxilio.

 

Al enterarme de este macabro acontecimiento, me hice esta pregunta ¿es una cuota de sacrificios que deben pagar las personas que actúan y se comportan como ángeles? Sería esa la cuota que le tocó pagar a Mónica. Un ser humano que desprendía BELLEZA, PAZ, FRAGILIDAD, SOLIDARIDAD, AMOR, TALENTO, DISCIPLINA, etc. Un ser humano que prefirió pasear por este país tan convulsionado por la inseguridad, y filmar sus paisajes hermosos en lugar de quedarse en otro país donde sí le ofrecen seguridad a ella y a los miembros de su familia. Ese amor que ella sentía por su país también lo sentimos millones de venezolanos pero estoy segura que muchos de estos venezolanos no hubiesen tomado esta decisión de Mónica. A ella no le importó que no tuviera  protección, prefirió darlo todo por ese amor inmenso que profesaba por Venezuela y se lanzó a recorrerla y retratarla. Algo sencillamente sin palabras para describirlo. Los malandros que acabaron con su vida y la de su ex esposo nunca pensaron qué clase de persona estaban asesinando, simplemente a un SER HUMANO EXCEPCIONAL. En paz descanses bella, Mónica; y muchos venezolanos como tú, que continuamos amando a este hermoso país, seguiremos aquí guapeando y estamos seguros que desde el lugar donde estés en el Reino de los Cielos, echarás una miradita hacia tu VENEZUELA y nos enviaras mucha luz y fortaleza para ver los cambios que tanto anhelamos.

 

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