Uno por persona…

Por Luisanna Espinoza

@lulumolfetta

 

 

 

La frase del siglo XXI, o por lo menos esa es la frase para mi país

               

Escribía acerca de la situación del país pero ya al término de mi primer párrafo me aburrí, mejor pasamos a otro tema porque es tan agotador hablar y criticar lo mismo sin ver mejoría alguna en la situación económica, política y social que prefiero dedicarme a otros temas esperanzadores.

               

Hablar de tecnología no es algo que me llame mucho la atención, es más, ya no hablamos tanto, solo parecemos “bobos” frente a esas maquinitas que nos absorben de una manera que hasta se nos olvida decir buen provecho a la hora de almorzar. Mucho tiempo desperdiciado, preocupados por si me llegó una nueva notificación, si me siguen tres personas más o si fulanito ya regresó con su ex. Queremos tantas cosas a la vez que se nos olvida por qué cosa empezar primero, queremos mucho y a la vez tan poco, y digo poco porque para mí, todo lo que sea tangible es poco comparado con lo que los seres humanos somos capaces de sentir, experimentar y compartir. Soy de esas pavas de la vieja escuela que aún prefiere sentarse con su “nonno” a tomar café mientras leo un libro, de las que prefiere escuchar las historias de alguien sabio que estar pendiente de “un no sé que” ó “un qué sé yo”. Cada quien en lo suyo como quien dice pero a mi parecer hace falta mucho entusiasmo por parte de nosotros, la juventud, para que este país salga del charquito donde alguien hace cierto tiempo metió la pata, así tan coloquial, tan venezolana como siempre.

               

“Vivir y dejar vivir”, hace no mucho leí esta frase en cualquier lugar, y siempre la recuerdo, así como la frase de aquella mujer que en unos de esos retiros del colegio me llegó a decir: “no pretendas que el mundo sea como tú quieres que sea, Luisanna, pero procura trabajar en ti misma”, hoy es que logro comprender del todo lo que ella quiso decirme en aquel entonces, cada quien tiene sus propósitos, nadie me pertenece, los consejos se dan solo a aquellos que están dispuestos a escuchar, trabajando en mí contribuyo a mi entorno, y que las cosas nacen, no se obligan.

 

Nótese que en mis párrafos hablo en plural, y me incluyo en el “nosotros” porque yo también vivo el día a día, formo parte del Twitter y de otras redes sociales, cosa que no está mal, pero al menos estoy consciente de que muchas veces pierdo el tiempo en tonterías, gasto energía innecesariamente, energía que muy bien puede ser utilizada por mi organismo en cualquier etapa del catabolismo o anabolismo, disculpen, me fui a mi lado científico. En fin, mis lectores, al punto que quiero llegar es que de la imperfección aprendemos, que no nacemos sabios pero nos formamos, y que la vida es demasiado “ella” como para malgastarla, abraza a tu familia las veces que puedas, pide disculpas, el orgullo no es buen compañero, mantente en soledad mientras quieras meditar, pero mantente acompañado si quieres aprender lo valioso de la vida. Esto parece un discurso de grado, pero no, aún me falta mucho por aprender y muchas cosas que decir, pero por lo menos me divierto y hago algo diferente que reconforta mi alma, mi alma de escritora.

 

Sean felices, ¡epa! Feliz Año nuevo.

 

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