Cuando el fútbol se reduce a dos
Por Beaneyvi Aponte
@Beaneyvi
Ser parte de la historia, vivirla y sentirla es un privilegio que no todos sabemos apreciar. En política, economía, movimientos sociales. Presenciar de primera mano eventos que a la larga marcarán a una generación, es siempre un regalo.
El deporte no es la excepción. Cada cierto tiempo aparece un personaje. Un ser fuera de lo común que hace la diferencia. Deja marcas en todos los caminos que recorre. Si revisamos, en todas las disciplinas deportivas hay por lo menos un ícono.
En el fútbol, el mundo del balompié al fin conoció el nombre de quien se quedaría con los honores del afamado Balón de Oro, en lo que resultó ser una de las nominaciones más parejas de los últimos años. Tres jugadores se disputaban el codiciado galardón: Cristiano Ronaldo, Lionel Messi y Frank Ribéry.
Como reza el dicho “Todos los caminos conducen a Roma”, esta edición del Balón de Oro parecía tener un solo ganador, y así fue. El portugués se alzó con el premio tras uno de los años más memorables de su carrera, desde el punto de vista individual.
A la premiación le siguieron un sinfín de mensajes, tuits, cadenas y afines, entre los fanáticos de Cristiano y los de Messi, para seguir alimentando la competencia entre estos dos jugadores, en un intento de determinar quién es el mejor del mundo.
Ya esto lo hemos visto. El fanatismo desenfrenado siempre quiere saber quién es el más grande, el más efectivo, el más indispensable. Y parte importante de tan controversial debate también lo ha liderado la prensa, quienes han vendido millones de ejemplares con datos, entrevistas, crónicas y columnas de opinión, avivando la rivalidad entre el luso y el argentino.
Es casi inevitable establecer comparaciones. Pocas veces tenemos la suerte de disfrutar de tanto talento, fenómeno que día tras día engalana las portadas de los diarios deportivos del mundo. Ahora, imaginen cuando esa rareza logra verse en dos personas completamente distintas al mismo tiempo. Eso es lo que sucede con estos dos astros del balompié mundial.
Querer señalar quién es superior resulta muy complicado estos días, donde ambos jugadores son fundamentales para cada uno de sus equipos, tanto a nivel de clubes como de selección. ¿Es necesario establecer hoy día quién es el mejor? ¿Cuál es el sentido al final del día, más allá de las estadísticas?
Ser fanático en el fútbol –como en todos los deportes- da cierta permisibilidad de anteponer los colores de un equipo por encima de las habilidades de un jugador. Es por esto que quienes se consideran admiradores del Barcelona difícilmente admiren o admitan incluso, la grandeza del talento de Cristiano Ronaldo. Eso va contra la biblia del hincha culé. Mismo principio del que parten aquellos quienes defienden a capa y espada al Real Madrid, y el talento fuera de serie de Lionel Messi. Y así será hasta el final de los días.
Más allá de la actitud tomada por los fanáticos, resulta casi inverosímil ver cómo conocedores del fútbol, entre los que contamos a jugadores, entrenadores, periodistas, directivos y un sinfín de personas que hacen vida alrededor de este deporte, han logrado reducir dicha disciplina colectiva a un juego de dos.
A estas alturas, no existe quien no compare a cualquier futbolista con Cristiano o Messi. Pareciera una parte obligatoria del trabajo. Es a eso a lo que hemos reducido el fútbol.
No es la primera vez. El debate Pelé-Maradona es prueba de ello. Sin embargo, ellos fueron jugadores élites, fenómenos mundiales en épocas distintas. Es por esto que lo de Cristiano Ronaldo y Lionel Messi es una joya entre las rarezas del deporte.
¿Quién es el mejor? No lo sé, honestamente. Lo que sí sé es que ha sido una enorme pérdida de tiempo tratar de responder esa pregunta en estos momentos, cuando ambos jugadores están en sus mejores condiciones, en la mejor etapa de sus carreras, y por lo que sabemos, aún tienen mucho por delante para seguir haciendo lo que mejor saben hacer. Ya llegará la hora de responder quién fue el mejor. Porque esa será la pregunta válida.
Hasta entonces, disfrutemos del fútbol que ambos nos regalan. Después de todo, el fenómeno Messi-Cristiano es una especie de cometa Halley, y no sabemos si viviremos para verlo una vez más.
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