Las horas negras del periodismo

Por Dayimar Ayala Altuve

@dayidayi

 

 

 

Censura, autocensura y apagón informativo (blackout) son palabras con las que recientemente se han tenido que familiarizar los venezolanos, no por decisión, sino por imposición.  

 

La hegemonía comunicacional del Estado, que se extendió hace algunos meses hasta los medios privados, está rindiendo frutos en estos días aciagos que vive el país. Los medios radioeléctricos se comportan como los «Tres monos sabios» (el que no ve, el que no oye y el que no habla), obviando el sagrado deber de informar a los ciudadanos. Algunos periodistas caen en la censura o en la autocensura para evitar confrontar al medio para el que trabajan y dejan en letra muerta aquella premisa de informar “veraz y oportunamente”. 

 

Aquellos que se censuran y se autocensuran obvian la ética, no solo la que se aprende en las aulas de comunicación, sino también aquella que viene de la conciencia. 

 

Es precisamente en ese vacío que dejan la radio y la televisión venezolana donde han tomado protagonismo los medios internacionales y las redes sociales, aunque no sin escapar de las limitaciones del Gobierno. El presidente Nicolás Maduro dijo que la salida del canal colombiano NTN24 de la grilla de las cableoperadoras fue una “decisión de Estado”, amenazando al mismo tiempo a la cadena CNN y a las agencias de noticia. Asimismo, la compañía Twitter denunció que las imágenes en esa red social estaban siendo bloqueadas por el Gobierno venezolano.

 

Por eso retomo las palabras de Alonso Moleiro en una asamblea de periodistas buscando estrategias para enfrentar el apagón informativo (blackout): “Es el momento de los periodistas, no de los medios”. De esa reunión de comunicadores sociales salieron muchas propuestas y así se tenga que volver al tiempo de los pregoneros, el compromiso es con la libertad de expresión y la de información.  

 

El gremio periodístico venezolano en cinco días de protesta arroja el alarmante saldo de 11 reporteros detenidos, siete robados, seis golpeados y cinco agredidos, según cifras del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa.

 

“Una prensa libre puede ser buena o mala, pero sin libertad, la prensa nunca será otra cosa que mala”. Albert Camus


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