Editorial #198: «Resentimiento del Siglo XXI»

 

 

Dicen que el sentimiento más fuerte en el ser humano, incluso mayor al amor o al miedo, es el resentimiento. Tiene el efecto de ofuscar de tal manera que no solamente lleva a crear y creer en historias que no son ciertas, sino incluso a experimentar realidades que solo existen en su imaginación.

 

El resentimiento es el sentimiento que con más potencia ha movido masas a lo largo de la historia y ha sido utilizado por líderes inescrupulosos para su propio beneficio, siempre con consecuencias terribles. Venezuela no es la excepción. El proceso que hoy vivimos se ha nutrido del resentimiento de quienes creyeron que para construir su proyecto era imprescindible destruir los sueños de todo aquel que pensara distinto.

 

Hoy vivimos en primera persona las consecuencias del Socialismo del Siglo XXI. Esas que durante tanto tiempo advertimos pero que mucha gente se negaba a aceptar. Lo peor de todo es que la tragedia de vivir los resultados de un modelo basado en el resentimiento no se limita a la miseria económica ni a la degradación social. También llega a intentar destruir la esencia humana, sus libertades, sus derechos y sus aspiraciones.

 

Es cierto que atravesamos una profunda crisis económica con niveles de escasez e inflación de los más altos del mundo. También es verdad que los índices de inseguridad y violencia son, desde hace mucho años, los de un país en guerra. Sin embargo, en cada manifestación de protesta diaria que se ve a lo largo de Venezuela desde hace más de 20 días, las consignas de lucha no tienen que ver directamente con esos temas, sino con los pilares básicos del problema: libertad; democracia, derechos y paz. Eso, entre las buenas noticias, es la mejor de todas.

 

Mientras tanto, del otro lado se hacen invitaciones a un diálogo acompañado de amenazas y chantajes. De nuestro lado, no faltan los que hacen uso de su ingenuidad interesada, porque no se dan cuenta de todo lo que está en juego. El jueves, solo un día después de realizada la Conferencia de Paz en Miraflores –a la que no asistió la oposición, solo el chavismo y el “chavismo de oposición”- una manifestación pacífica de estudiantes fue brutalmente reprimida por la Guardia Nacional con una cantidad de bombas lacrimógenas sin precedente. Quizás fuimos nosotros los que no entendimos correctamente, no era Paz…era Gas.

 

Es fundamental que entendamos que Paz sin Libertad es sumisión y que libertad con miedo no es Libertad. Los venezolanos han demostrado en las calles del país que su mayor aspiración es ser libres y, ante tal anhelo, no existe obstáculo suficientemente grande que pueda detenerlos.

 

La historia de Venezuela ha tomado muchas veces giros incomprensibles, pero el destino es tarde o temprano el mismo: Paz con Libertad y sin resentimiento.

 

 

 

Miguel Velarde

Editor en Jefe

@MiguelVelarde

mvelarde@guayoyoenletras.com

 

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