Un Guernica venezolano

Por Rafael Hernández

@sincepto

 

 

 

Si fuera posible hilvanar en una sola gráfica todo el contenido fotográfico que se ha registrado en Venezuela durante el actual conflicto político, quizás la complejidad de su dinámica sería más digerible.

 

El jueves 10 de abril se trasmitió en cadena de radio y televisión la mesa de diálogo en la que participaron los principales actores políticos oficiales y de oposición. El presidente Nicolás Maduro, en la fase conclusiva, mostró una fotografía en la que se muestra a un manifestante con un rifle. Maduro aseveró que se trataba de un genuino rifle de asalto.

 

Sin embargo, testigos del evento aseguraron que se trataba de un rifle de aire. Fuentes anónimas vinculadas a las protestas estudiantiles en Chacao confirman esa hipótesis y afirmaron que se trataba de un rifle de Paintball. Fuentes (también anónimas, no autorizadas para dar declaraciones oficiales) de Polichacao, sin embargo, declararon algo alarmante: “Aquí algunos han venido a pescar en aguas revueltas. Al menos la mitad de los detenidos por Polichacao en los disturbios tienen antecedentes. La ola de crímenes se ha elevado en el municipio a raíz de las protestas”.

 

Cabe preguntarse, en consecuencia, qué tan impoluta en realidad es la masa de manifestantes que en se dan cita cada noche en Chacao para manifestar y que, religiosamente, desemboca en disturbios y su consiguiente disolución o, muchas veces, represión desmedida.

 

Hacer que una fotografía responda esa pregunta es imposible.

 

Sin embargo, el exhaustivo (y medido) análisis de los registros puede arrojar luces sobre ello, aunque no necesariamente vaya a coincidir con las principales matrices de información que se debaten en la opinión pública. Desde mi perspectiva de fotoperiodista activo, esta es mi conclusión:

 

No siempre hay represión, muchas veces hay excesos, pero solo una vez, y hablo del 100% de las protestas que he cubierto, la Policía Nacional Bolivariana o la Guardia Nacional Bolivariana lanza el primer ataque. La excepción fue el 1ro de abril, cuando María Corina Machado propuso a su audiencia en la Plaza Brión de Chacaíto marchar hasta la Asamblea Nacional. En las inmediaciones de la plaza la PNB disolvió la marcha y la atacó cuando aún la exdiputada negociaba el avance con ellos.

 

En el resto de los sucesos, los manifestantes accionan violentamente y en consecuencia, cuestión de segundos, la PNB y la GNB responde. Siempre, en todos los disturbios que he cubierto, hay excesos desproporcionados: (ataque a población civil, uso desmedido de gas lacrimógeno, agresión a la prensa, insultos, disparos a quemarropa, ataque a residencias y comercios con gas tóxico, entre otros).

 

Por otro lado, adjetivar a la protesta opositora de calle como pacífica, como violenta, como fascista o como inofensiva sería una irresponsable generalización. Lo que sí se puede aseverar es que el manifestante sui generis no empuña armas de fuego (más que con libros, máscaras antigás y, aquellos más radicales, botellas, piedras y palos). Los cuerpos de seguridad del estado sí, en algunos casos y rangos y los manifestantes oficialistas también. De ello abundan las pruebas en el registro fotográfico difundido en las redes sociales y que el presidente Maduro omitió anoche al mostrar la gráfica del rifle.

 

Sin embargo, en ese imaginativo Guernica venezolano esas visuales están presente y tanto en peso como en forma abarcan mucho más de lo que deberían.

 

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