Augusto Cubillán, un teatro lleno de arte y música

Por Mónica Duarte

@M0n1k1ta

 

 

 

Augusto Cubillán y su grupo de teatro “FEZ” del centro de formación cultural José Fernández Díaz presentan desde este jueves 29 de mayo la obra musical “Las alegres cantáridas” en la Fundación CELARG. Una adaptación de la clásica pieza de Cesar Rengifo donde se devela toda la herencia occidental de la cultura pop en los años 60’s en un ambiente bañado por la psicodelia y excentricismo.

 

Guayoyo en Letras tuvo el placer de tomarse un café con Augusto Cubillán quien nos contó un poco más la historia de su producción teatral.

 

-¿Cómo comenzó el grupo?

-El grupo tiene 30 años. El centro de formación cultural José Fernández Díaz tiene 30 años de fundado en el sector Pérez Bonalde de Catia. Es una casa muy cerca de la plaza Pérez Bonalde, bastante céntrica, cerca del metro, y allí se dan talleres de música, teatro, pintura, escultura, inclusive hay literatura. Eso ya pertenece a la comunidad, tiene una cantidad de usuarios de más de 500 personas de lunes a viernes. El grupo de teatro tiene su espacio, su pequeño escenario. Yo tengo 2 años encargado del grupo teatro, cuando a mí me mandan para allá me pidieron hacer algo bueno, y como a mí me gusta soñar en grande pensé que no se ha visto todavía una obra de teatro musical que venga de un lugar así. Todos los musicales vienen de broadway o de Inglaterra y se compran los derechos para hacerse aquí. Entonces, ¿cómo hacer algo que sea de aquí y parezca de aquí, pero que cumpla con los parámetros de una obra de teatro musical? Para lo que tomamos una obra de teatro de Cesar Rengifo “Las alegres cantáridas” que es muy sexy, muy divertida, una comedia llena de enredos, y pensamos que esto se podía hacer como un musical.

 

-¿Qué se puede encontrar en la obra?

-Una obra que debería durar una hora se convierte en una de 2 horas, gracias a que tiene 10 canciones nuevas y originales. Y cuando digo originales es porque se tomó como referencia música de los años 30 que ya hubiese perdido los derechos de autor y se hicieron unos arreglos que ni se parecen a las canciones originales pero con un estilo como los años 60’s, porque la obra es sobre los años 60’s, habla sobre la psicodelia, habla sobre los hippies, sobre los psicotrópicos que tuvieron su boom estos años. Y cuál era la cultura de la gente de esta época, porque en ese momento llegaba mucha información del extranjero, de Estados Unidos e Inglaterra, teníamos mucha influencia del extranjero. La música era puros refritos de las canciones norteamericanas, entonces se refleja en la obra todo ese universo y todas las influencias culturales que teníamos. Y resulta una obra muy loca, muy sexy y muy loca.

 

-¿Cómo fue el proceso de adaptación de la obra para hacerla musical?

-Nosotros estamos benditos. La gente no se imagina el esfuerzo que es hacer teatro, creen que todo ya está ahí. Pero no es así, la verdad es que hay que producir todo lo que es la obra de teatro, y más nosotros que estamos trabajando con una época. Nosotros hemos buscado ropa hasta en el mercado de los corotos, y hemos hecho esa magia de buscar dentro de lo que es el reinventarse. Pero esa es la parte cómoda, quedaba la producción musical que es grabar unas voces, música, hacer arreglos a la época y masterizarlo. Pero gracias a que nos movimos conseguíos que una radio nos hiciera la música y la masterización, y conseguimos que unos músicos de Unearte hicieran su tesis con nosotros, e hicieron la música. Y luego vino el enigma de las voces ¿Quién canta para la obra? Pero resultó que la mitad del elenco cantaba maravillosamente, cosa que no me esperaba encontrar.

 

-¿Y las coreografías?

-Bueno, un día, bendito sea el Facebook, coloco en mi Facebook: “solicito coreógrafo”. Y empezó a saltar una cantidad de gente diciéndome que podía, cuando veo son alumnos a los que les di clases cuando estaban pequeños y que ahora son unos grandes bailarines pero que tú les perdiste la pista y no sabes qué pasó con ellos, que son Indira Romero y Leo Bermúdez, bailarines profesionales ahora. Nos hicieron una coreografías tan sexys y tan complejas propias del teatro musical que puede venir de cualquier parte del mundo. Gracias al tiempo que tuvimos, porque tenemos un año trabajando esto, la mitad del tiempo lo utilizamos trabajando eso, y se logró que alguien que no bailaba lo hiciera. Y, por si fuera poco, llegó de panamá quien fue director técnico del trasnocho y de teatrex, José Luis Yépez, y al regresar y saber que yo montaba un musical se ofreció como director técnico, y ahora tengo un director técnico de lujo y nos inventamos una tramoyas y un momento mágico para cambiar entre las dos escenografías.

 

-Pero ¿qué ha sido lo más difícil de toda la producción?

-Convertir a los actores que no son profesionales en bailarines. Porque el resto ha sido coser y cantar, ha sido bastante sencillo porque no hay problemas con los libretos. Claro, hemos estudiado muchísimo, todo tenemos referencia de los años 60’s. Los actores hablan como se hablaba en esos años, yo hago que remeden a mis tíos cuando eran adolescentes. Yo los imito como recuerdo que ellos hablaban.

 

-¿Por qué la producción dura 1 año?

-Nosotros estábamos esperando que se hiciera en menos tiempo. Pero no conseguimos una sala de teatro, porque las programaciones son de 6 meses a un año antes y si no te metes en la temporada no vas a conseguir. Pero como nosotros estamos benditos, el Celarg abrió una cosa que llamaban el “Festival de Co-producciones” y concursamos con 250 grupos y quedamos nosotros. Quedamos porque este ese el año de Cesar Rengifo, y nosotros montamos una obra de Cesar Rengifo inédita, porque una comedia de Rengifo nunca se había convertido en musical y esa es la gran innovación y el gancho.

 

-Hay dos elencos, uno de adolescentes y uno de adultos ¿Por qué?

-En el FEZ, el centro de formación José Fernández Díaz, hay tantas disciplinas culturales dentro de sus talleres que tiene teatros para niños, adolescentes y adultos. Entonces, se fusionó el de adolescentes y adultos, pero cada uno tiene un elenco diferente. Hay personas que repiten en ambos elencos porque unos muchachos que empezaron siendo adolescentes y ahora son mayores de edad están en los dos.

 

 

-¿Y cómo se va a manejar esto en las presentaciones?

-Una función se va a presentar el elenco adolescente, otra función se va a presentar el elenco adulto y hay algunas funciones dónde se harán elencos mixtos. Pero no solamente están ellos, también tenemos unos Go-Go dancers de la época que son los que hacen parte de la magia en las escenas donde está la psicodelia.

 

-¿Cómo ve el futuro del teatro en Venezuela?

-Yo pienso que tenemos que tocar fondo, porque nosotros nos hemos acostumbrado a un teatro superficial. Un teatro que si bien pretende tocar los corazones, como lo hace Paulo Coello con sus libros, el fondo es muy chiquito o no existe. Pero el teatro siempre ha sido el reflejo, lo que le dice a la gente: mira como estamos como sociedad, y nos hemos llenado de espejos opacos o de espejos que nos reflejan lo que queremos ver y no lo que somos realmente. Y esa es una de las razones por la cual se monta las alegres cantáridas porque mira lo que hemos hecho con nuestra sociedad, nos hemos llenado de alucinaciones que no corresponden con la realidad, y nosotros estamos trabajando para que el verdadero valor del teatro pueda llegar al público, queremos que la gente que va diga: caramba ¿y esto era así? Y poder responder: no, esto aún es así. Y hasta el momento que no nos demos cuenta no podremos hacer un teatro para la catarsis como originalmente se hizo.

 

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