El cine a través de Carlos Malavé

Por Mónica Duarte

@M0n1k1ta

 

 

 

Carlos Malavé es un director de cine que comenzó, como muchos, con un sueño que lo interesó desde pequeño: “fue a los 14 años que tomé la decisión de ser cineasta, viendo una película de Paul Newman.” En 2008 logra lanzar su opera prima “Por un polvo”, todo un éxito en crítica y taquilla que le permitió levantar su carrera y hacer varias películas más. Este año nos trae la segunda entrega de su film “Las caras del diablo”, una historia policial que promete llenar de suspenso y acción las salas venezolanas.

 

Los invitamos a que disfruten de esta agradable conversación que Guayoyo en letras tuvo con Carlos Malavé en medio de un café por la tarde.

 

Guayoyo en Letras: ¿Qué es lo que más disfrutas de ser director?

Carlos Malavé: Yo creo que, más que ser director, disfruto hacer películas en general. Yo soy productor, cuando puedo hago la cámara, cuando puedo hago la comida, a mí me gusta todo lo que tiene que ver con hacer películas. Pero definitivamente lo que más me gusta es escribir, hacer el guión, escribir las historias. Y después editarlas, entrar en el proceso de montaje. Dirigir es la parte más difícil de hacer una película porque todo lo que tú tienes en la mente, lo que te has imaginado durante años, o unos meses, se te viene abajo porque a veces no controlas todas las cosas. Y también dependes mucho de un presupuesto. Tienes que ajustar ese sueño a una realidad que pega. Pero cuando vas al montaje te vuelves a casar con la película, y cuando toma forma y te das cuenta que la película está quedando bien tú dices: valió la pena todo el esfuerzo y todo el sacrificio para hacer esta película.

 

G.L.: ¿Qué fue lo que te impulso a ser cineasta? ¿Recibiste apoyo desde el comienzo?

C.M.: Se me hizo muy difícil. A esa edad, a los 14, yo tenía dos ideas: o era futbolista o era cineasta. Esas eran mis dos pasiones. Vengo de una familia muy conservadora, de abogados, entonces era una locura hacer cine. En aquel momento no se podía vivir del cine, el cine era como un hobby. Por eso estudié publicidad, para tener una carrera supuestamente decente, una carrera seria. Y cuando empiezo a estudiar cine a la par, en cursos, talleres, en una escuela de cine, mi familia decía: bueno, estudia publicad pero ese hobby déjalo para después. Ahora, la publicidad la he ejercido muy poco realmente, solamente haciendo los trailers de mi película. Y esto de hacer cine, ese sueño que tenía, ha sido rentable gracias a Dios, y me ha permitido vivir por lo menos.

 

G.L.: ¿Por qué hacer cine en Venezuela y no en otro país?

C.M: Primero, porque yo soy un fanático del cine venezolano. Jamás he tenido ganas de emigrar, aunque he tenido muchas oportunidades de irme de Venezuela, incluso tuve una gran oportunidad de vivir en Australia, estuve allá y me pude haber quedado pero no lo hice. Siempre pensé que era acá donde tenía que hacer mis sueños y mis cosas. Pero ahora que he hecho cine en Venezuela sí pienso en hacer películas en otros lados del mundo, como un reto profesional. Hacer una película en Colombia, Argentina o Estados Unidos ¿por qué no? Pero no me quita el sueño. Es algo que creo llega solo. Si tengo que hacer una película afuera la voy a hacer.

 

G.L.: ¿Cuál crees que es el truco para tener un proyecto o una película exitosa?

C.M.: Es una combinación de cosas. Lo primero hay que tener un olfato para ver temas que a la gente le pueda interesar. Por ejemplo, yo fui co-productor de “La Casa del fin de los tiempos”. Entonces, cuando Alejandro, el director, se acercó a mí no tenía a nadie, había sido rechazado en el Cenac dos veces, y el llega con este guión, más allá de ser bueno o malo, yo le dije: creo que esto es una apuesta a algo diferente en el cine Venezolano, entonces por ahí nos fuimos. Evidentemente hay fórmulas, yo también soy productor y codirector de “Azotes de barrio”. Y, la gente dice que no, pero se sabe que los malandros venden en el cine. Entonces, he hecho películas apostándole a una fórmula, y he hecho películas por tratar de introducir géneros en el país. Y sobre todo la sinceridad, yo creo que si tú abordas un proyecto desde el corazón, si a ti te gusta, no por dinero solamente, la película va a tener éxito. Y, gracias a Dios, ambas películas el año pasado, nos dieron la 2da y la 3ra más taquillera, aunque uno nunca tiene la seguridad de que sí nos vamos a meter un montón de plata, nada que ver.

 

G.L.: Sobre “Las carcas del diablo 2”¿Por qué hacer la segunda parte de esta película y no entrar en otro proyecto directamente?

C.M.: Es muy interesante. Porque es algo que yo no tenía planteado cuando hice la primera. Pero ¿qué pasa? Estrenamos la película en el 2010, llega el 2012 y 2 años después nos damos cuenta que la película tiene una recall en el público, todavía, a través del twitter. Entonces, nos damos cuenta que la gente hablaba de la película todavía, claro, gracias al pirata cuando pasó su etapa de cine continuó su impacto. La gente nos hacía preguntas de cosas que nosotros dejamos abiertas. Y dijimos ¿por qué no hacer la segunda parte de la película? ¿Por qué no experimentar? Y esa idea de hacer la segunda parte nació en un café, tomando con un grupo de amigos y empezamos a vislumbrar diferentes posibilidades de qué pasaba con Pedro Ramírez. Y, así como nació muy rápido, todo lo demás fue muy rápido. Yo le encargué el guión a una persona, levantamos el dinero muy rápido con los colaboradores, y así de sencillo. Fue una cosa no muy pensada, sino más bien del impulso y las ganas de hacer una película. Y bueno, estamos haciendo la segunda parte de una película que aquí en Venezuela se hace muy poco.

 

G.L.: ¿Crees que la piratería de películas perjudica a la industria?

C.M.: En primer lugar, por supuesto si tu película te la piratean en la etapa del lanzamiento comercial en un cine es terrible. Eso me pasó con “Las Caras del Diablo”, nosotros a la tercera semana fuimos pirateados, calculamos que eso nos costó de unos 50 a 80 mil espectadores de la pantalla. Lo que en un momento para nosotros fue un impacto económico porque esa era una película hecha con muy poco dinero, los actores eran socios y todo, después se le puso dar la vuelta y el que la gente la siguiera viendo a través del pirata nos permitió tener más impacto y poder sacar una segunda parte ahora. El problema es que la gente no ve las personas que están detrás y que dependen de la película. Pero ya con Azotes de Barrio hablamos con los vendedores para que no sucediera lo mismo, la película estuvo 25 semanas en cartelera y durante ese tiempo no sacaron la pirata. Fue un acuerdo, luego les dimos la película directamente a ellos para que la sacaran.

 

G.L.: ¿Qué tuvo de especial el rodaje de esta película?

C.M.: Lo más especial, de verdad, fue tener a Miguel Ángel Landa y a Elba Escobar, porque para mí ellos son ídolos. En los años 70’s y 80’s Miguel Ángel Landa protagonizó clásicos del cine policial en Venezuela y para mí tenerlo en el rodaje fue un sueño hecho realidad. Claro, hay una cantidad de actores tremendos pero esto fue lo que más me emocionó. Después, hacer una película que pareciera cara con muy poco dinero, también fue un reto pero lo poco que he aprendido durante 6 o 7 películas, algunas con presupuesto otras sin nada de dinero como Azotes y las caras del diablo, me han enseñado cómo engañar a la gene para que crea que hay plata. Y como también convencer de que se meta en el proyecto con uno. Y creo que el reto fue eso. Yo creo quela mayor anécdota es tener locaciones importantes, entre comillas, a muy bajo costo pero vendiéndole a la gente la película.

 

G.L.: ¿Significa que sí hay apoyo para el cine en Venezuela?

C.M.: Sí, lo bueno de que tengamos películas exitosas es que eso tiene un feedback, porque la gente que quiere invertir, sea dinero o sea en especies, al darse cuenta que las películas funcionan quieren meterme en este negocio, sea porque se vea la marca, por ganar un dinero o porque le gusta el cine y quiere apoyar. Nosotros tuvimos bastante apoyo de la empresa privada. Tenemos como 20 patrocinadores en la película, desde el que puso los zapatos de los actores, hasta la gente que dio el agua, mucha gente que dio algo muy pequeño pero que sumó.

 

G.L.: ¿Qué te inspira a la hora de escribir y de dirigir?

C.M.: La vida misma. Creo que vivimos en un mundo tan convulsionado, con tantas historias muy locas y también historias que te pegan tanto, que yo leo el periódico, veo el internet y para mí cada historia es una posible película. Por supuesto, el cine también, todas esas películas con las cuales crecí son los géneros que tengo guardados en el corazón. Y primero pienso en el género, qué tipo de película quiero hacer y después busco lo que pasa en el mundo. Por ejemplo, “las caras de diablo 2” es una serie de casos de la vida real, uno de ellos que impactó mucho la opinión pública venezolana, mezclé estos casos en una especie de cóctel y salió el guión, pero siempre con la realidad de por medio.

 

 

 

 

 

Un Guayoyo con…

 

G.L.: ¿Qué endulza tu café?

C.M.: La esperanza a seguir a seguir haciendo cosa y seguir viendo cosas bonitas

 

G.L.: ¿Con quién te tomarías un café?

C.M.: Con Martin Scorsese

 

G.L.: Un momento del día para un café

C.M.: A toda hora

 

G.L.: Un libro para acompañar un café

C.M.: Uno que te haga creer en la gente, que todo es posible.

 

G.L.: Si las caras del diablo 2 fuese un café ¿Cómo sería?

C.M.: sería un expreso grande. Porque es fuerte pero al final te deja un sabor en la boca agradable.

 

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Guayoyo en Letras