Entrevista a Javier Jorge Jota (La Ultima Raya)

Por Henyerson Angulo

@Heryens

 

 

 

Javier Jorge decidió dejar al margen la crónica de sociedad para construir sus propias historias. Este escritor español, cuyo salto al reconocimiento se lo dieron las redes sociales, creó su propia editorial, donde publicó la novela La última raya: la historia de Rubén, un joven español que experiemnta el amor desde diferentes tribunas.

 

Guayoyo en Letras tuvo el agrado de conversar con él y nos reveló algunas datos de interés sobre La última raya y su vida como escritor.

 

Guayoyo en Letras: ¿Cómo comenzaste a escribir y cuál es tu relación con el mundo de la literatura?

Javier Jorge: Empecé a escribir con 16 o 17 años. Cosas que se me ocurrían, que imaginaba, que veía o que me contaban y que yo en mi mente las interpretaba o recreaba de una manera muy personal. Casi sin darme cuenta comencé a escribir una novela y un día pensé que si tal vez estudiaba y me preparaba sería capaz de acabar de buena manera esa novela. Leí muchos libros de reflexiones, técnicas y consejos de los mejores autores, aprendí mucho con esos libros y entonces pensé que si yo escribía novelas era para hacer disfrutar a millones de personas en el mundo. Con todo lo aprendido comencé a leer y diseccionar bestsellers que me gustaban. Localizaba sus mejores técnicas y trucos y los hacía míos. Finalmente después de varios años retomé la novela y la finalicé. La presenté a prácticamente todas las editoriales de España, grandes y pequeñas y ninguna decidió publicarla. Así que la dejé en un cajón hasta que llegara el momento de buscarle una salida. Un día mientras vivía en Madrid la retomé, la reescribí, la actualicé en el tiempo, la redondeé y cuando hice las maletas para volver a mi ciudad, a Badalona, lo hice con la firme intención de crear mi propia editorial y publicar yo mismo La última raya. Finalmente con mucho esfuerzo hice mi sueño realidad y edité 1.000 ejemplares que vendí en pocos meses. Hoy La última raya ha vendido más de 5.000 ejemplares en las librerías españolas así como en mi Tienda Online.

 

G.L.: La droga es el producto ideal… la mercancía definitiva. No hace falta literatura para vender. El cliente se arrastrará por una alcantarilla para suplicar que la vendan… El comerciante de droga no vende su producto al consumidor, vende el consumidor a su producto. No mejora ni simplifica su mercancía. Degrada y simplifica al cliente. Paga a sus empleados en droga. La droga produce una fórmula básica de virus “maligno”: El álgebra de la necesidad. Así como William Burroughs advirtió en las líneas anteriores, ¿crees que se puede ver, entonces, tu obra como una droga que todo adicto necesita seguir leyendo?

J.J.: Así es, no podría haberlo explicado mejor ni tú podrías haber encontrado un texto mejor que el de Burroughs para destacar el paralelismo entre la droga y la lectura de La última raya. Como dije, estudié de manera obsesiva cómo escribir una historia en la que el lector comience el primer párrafo y no pueda dejar de pensar en La última raya hasta varios días después de haberla terminado. Mi obsesión era cerrar una novela capaz de hacer leer incluso a aquellos que jamás han leído un libro. Como decía García Márquez: tienes que hipnotizar al lector con la historia que le estás contando y tienes que hacer todo lo posible para que no despierte. Este consejo que vía youtube me dio Gabo siempre lo he tenido presente hasta el punto de que en ocasiones, como también le ocurría a él, colocaba adjetivos o frases donde los críticos, los académicos, los que no saben escribir libros que gusten a miles de lectores, dicen que no pueden ir. Prefiero que un crítico diga que no sé escribir bien por ese motivo a que un lector, que compró mi libro se distraiga, piense en otra cosa y acabe abandonando la lectura. Para qué sirve un escritor si no para destruir la literatura.

 

G.L.: En la novela nos encontramos con una situación en la que cualquier sujeto experimental podría hallarse, digamos que el uso del lenguaje cotidiano nos conecta más con el texto, ¿qué piensas de eso de que en lo cotidiano se puede sobreponer lo extraordinario?

J.J.: Una historia como La última raya sólo podía ser escrita con este lenguaje. Es una novela urbana, que cuenta una historia de la calle para la gente de la calle, desde las entrañas, sin censura, de una manera atrevida pero sobre todo sincera. Otra de mis obsesiones a la hora de escribir La última raya era conectar con el animal, con el instinto salvaje que todos los hombres y mujeres tenemos. A diario tratamos de esconderlo pero todos sabemos que está ahí, dentro de nosotros. Miles de lectores me han escrito confesando que se han identificado con Rubén, con su forma de actuar, con su forma de pensar, de mostrarse al mundo, con sus miedos, frustraciones, fantasías, arrebatos e instintos sexuales que le llevan a querer follar con cientos de desconocidas que se cruza a diario. Rubén es un personaje desnudo. No he escondido nada. Y Rubén no es único. No es especial. Es humano. Y miles de lectores son almas gemelas de Rubén. Piensan, sienten, sufren, padecen y se reprimen de la misma manera que el protagonista.

 

G.L.: Podemos considerar que parte de la literatura es inspirada en la experiencia personal, ¿esta novela es producto de tus vivencias?

J.J.: Por suerte algunas de las cosas que le pasan a Rubén me han ocurrido y por desgracia algunas otras cosas que me hubiera gustado que me sucedieran pues no, no las he vivido de momento… Cuando alguien escribe la experiencia y la imaginación se funden y se confunden. Lógicamente en Rubén como en el resto de personajes hay mucho de mí en todos los sentidos. Sin ir más lejos, el chico de la foto de la portada soy yo, y la foto me la hice yo mismo en la ventana de mi casa con una cámara con temporizador. La última raya es una novela muy personal, escrita en primera persona, de tú a tú, que hace que el lector empatice desde la página 1, y claro por consiguiente esto lleva a los lectores a pensar que esa realidad sólo puede transmitirla alguien que ha vivido todo eso en primera persona y que la novela es una autobiografía. Ese es uno de los mayores halagos que me pueden brindar. Llegar a ese punto es el que me hace ser consciente que logré mi objetivo. Que La última raya fuera una historia creíble, que les parezca imposible que Rubén sea sólo un personaje de ficción.

 

G.L.: La novela puede ser como esnifar una raya de cocaína: en un dos y tres ya estás envuelto en un viaje aventurero y con ansias de más. ¿Crees que la lectura de esta novela ha de ser un viaje del hombre moderno enfrentando los placeres y dolores de la vida?

J.J.: No tuve pretensiones moralizantes a la hora de escribir la novela. La última raya no es más que entretenimiento y en todo caso hay algunos mensajes para quien los quiera. Como decía Lennon “la vida es lo que sucede mientras haces planes”, en esta vida no se puede pretender tenerlo todo planificado. Las cosas malas acaban pasando. En ocasiones nos pasan cosas que no entendemos, que creemos que no merecemos, pero cuando llegues al final de tu vida y mires atrás verás que la vida es un puzzle donde todas las piezas encajan.

 

G.L.: El amor es un tópico importante a lo largo de la novela, ¿qué significa el amor en esta historia?

J.J.: Todo. La última raya es una historia de amor, es una novela romántica, con un lenguaje callejero, popular, escrita sin miedo, desde las entrañas con un estilo muy personal. Creo que uno de mis mayores logros es el de haber creado un lenguaje literario propio. “Lo que verdaderamente te castiga el corazón cuando te deja tu novia es pensar que otra polla ocupará el espacio que durante años sólo ocupó la tuya”. ¿Has leído alguna vez una frase más romántica que esta? ¿Puedes imaginarte lo que duele estar en tu cama, a solas, llorando mientras piensas que otro se está follando a la mujer de tu vida? Al principio no parece una novela romántica y especialmente las mujeres comienzan la lectura odiando a Rubén, pero cuando acaban la novela entienden absolutamente todo y acaban queriéndolo y mucho, creo.

 

G.L.: El sexo se convierte en una constante en los intereses de los personajes; las imágenes sexuales se hacen explícitas, ¿cómo debe exponerse el sexo desde lo que escribes?

J.J.: Que muchas mujeres me escriban y me digan que se han excitado leyendo algunas escenas de La última raya me hace muy feliz. Recuerdo a más de una mujer que coincidían al decirme incluso que leyendo el libro en transporte público tuvieron que cerrarlo y dejar de leer porque el asunto se les iba de las manos… La última raya no es una novela de sexo, pero en mi obsesión por escribir una historia capaz de atrapar e hipnotizar a lectores habituales y a lectores insospechados, trabajé de manera que todas las situaciones fueran lo más reales posibles, tenía que hacer que el lector incluso olvidara que estaba sujetando un libro y que leía, mis lectores ven una película en formato de libro y que estas escenas, por reales, han conseguido excitar a la mayoría de mis lectores, me fascina.

 

G.L: ¿Por qué es la novela que jamás debería leer tu chica?

J.J.: Bueno, eso sólo fue una frase promocional, porque a estas alturas de la entrevista ya no es necesario explicar que cualquier mujer que lea La última raya sin lugar a dudas va a conocer muchísimo mejor a su marido, novio o pareja. De hecho creo que jamás lo conocerá tan bien como después de leer la novela. Si alguna mujer quiere seguir idealizando a su pareja y pensando que su príncipe azul es diferente al resto de los hombres, mejor que no lea La última raya.

 

G.L.: Has tenido bastante éxito con “La última raya”, ¿cómo asimilas la atención de los lectores siendo esta tu ópera prima?

J.J.: Me fascina el éxito de la novela. Me hace muy feliz ver que en un país como España más de 5.000 personas hasta ahora han decidido gastar su dinero en mi libro por encima de muchos otros súper reconocidos de editoriales con un potencial increíble a la hora de promocionar a estos escritores. Pero sobre todo lo que más me alucina es recibir cada día mensajes de vía mail, facebook o twitter de Venezuela por supuesto, México, Panamá, Argentina, Guatemala, Puerto Rico, El Salvador, Colombia, Uruguay, Chile, USA etc. que han leído La última raya en eBook vía Amazon y que están esperando a que un día vaya a sus países a firmar ejemplares y a presentar la novela. Pero este éxito no me sorprende porque cuando escribí La última raya trabajé para llegar a millones de lectores.

 

G.L.: ¿Qué pretendes después de “La última raya”? ¿Piensas seguir escribiendo?

J.J.: Por supuesto. Muchos lectores me piden una segunda novela desde hace tiempo y llegará, sé que escribiré muchas novelas porque quiero dedicarme a escribir, pero en estos momentos estoy centrado en la promoción de La última raya. La novela ya tiene más de 50.000 lectores-seguidores-fans en el mundo. ¿Sabes qué me está pasando? Que las grandes editoriales españolas y alguna muy importante a nivel mundial con sede en España me han contactado interesándose por los derechos de La última raya y de mis próximas novelas. Esa soberbia típica de estas empresas les hizo creer que un autor novel como yo se iba a impresionar y que me iba a rendir a sus pies sencillamente por la ilusión de publicar con ellos. De hecho lo están consiguiendo con la mayoría de autores que están teniendo algo de éxito con sus eBooks a menos de 1 euro en Amazon. Lo que quiero decir con esto es que en tiempo de crisis y viendo como está el mundo del libro, estas editoriales que en su día me rechazaron ahora ven en La última raya una garantía de ventas. Yo creé Destrangis mi pequeña editorial y junto con Kenia, mi pareja, hacemos un trabajo diario con la novela a nivel de promoción, nosotros mismos la hacemos llegar a todas las librerías de España y atendemos nuestra tienda online www.laultimaraya.es con la que enviamos ejemplares dedicados a cualquier parte del mundo. Ya sé cómo funciona el negocio. Los tiempos están cambiando y también la forma de hacer negocios. Un autor novel se lleva un 8% por ciento o como mucho un 10% bruto de la venta de su libro. El otro 90% se lo reparten varios sectores. Un día llegué a la conclusión de que el único que no puede vivir de su libro por muchos miles que venda en este modelo de negocio es el autor. Todos viven de tu libro y de otros menos tú. Tengo mi editorial. Trabajo con ella. Lo haré con todas mis novelas. Las redes sociales son las herramientas que necesitaba para hacer llegar mis contenidos a millones de personas. Me da igual lo que piensen las editoriales, las grandes, las pequeñas. Yo tengo mis reglas, voy por libre, hago lo que quiero como quiero y no he de dar explicaciones a nadie.

 

G.L.: ¿Por qué has decidido publicar gratuitamente el primer capítulo en internet? ¿Crees que eso te ha ayudado?

J.J.: Ofrecí el primer capítulo de La última raya en mi web y mis redes sociales desde el día que salió la novela. No engaño a nadie. Sé que mi novela puede gustar a millones de lectores y la mejor forma de hacerle saber a un lector que va a disfrutar con ella es regalándole las 36 primeras páginas para que conozca la historia, los personajes, el estilo… De esta manera, quien quiera invertir un dinero en comprar La última raya, tendrá claro qué es lo que compra. Si no tuviera esta fe ciega en la historia no lo haría, pero cuando alguien tiene algo bueno y único tiene que mostrarlo para atraer al público. Es evidente que esta estrategia me está dando muy buenos resultados.

 

 

 

@JavierJorgeJota

@LaUltimaRaya

 

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