MÁS CERCA QUE LEJOS: Conversaciones de dos cubanos con una venezolana [3ra entrega]

MÁS CERCA QUE LEJOS: «Encuentro de dos cubanos con una venezolana» [1ra entrega] y [2da entrega]

 

Por Gabriela Amorín Padilla

@Graby_

gamorin@guayoyoenletras.com


 

 

El paisaje eran unas exóticas dunas en medio de un bosque. Caminábamos hacia el lugar en donde nos estábamos hospedando. Y como era costumbre, seguíamos conversando, yo casi no decía una palabra porque quienes tenían mucho más que contar eran Roberto y Julio…

 

¿Y PARA EL PUEBLO?… REPRESIÓN

 

Julio hacía mucho énfasis en sus molestia con los cubanos que dejan la isla y luego de algunos años vuelven a visitar a sus familias pero también a hacer turismo y gastar dinero en Cuba…

 

J: ¿Con qué tú crees que le están dando golpes a esa gente que está en las calles luchando por la democracia? Con el dinero que tú dejaste. Con ese dinero compran los equipos para reprimir… oye, tú has visto cómo este tipo ha reforzado la policía anti motín cubana…

 

Le comenta a Roberto,

 

J: Cojones, parecen Yankis… con unos cascos y unos…. Yo no los había visto. ¡Coño! ¿Y eso es en Cuba? Los tipos con unos trajes de esos que parecían unos robots…

 

G: ¿Y quién le vende eso al régimen?

 

J: ¿Quién tú crees que se lo vende? Brasil se lo vende a Venezuela y Venezuela se lo da a Cuba… por eso es que yo le digo a la gente, ¡Caballero! Nosotros no podemos hacer nada en Cuba actualmente, ¿Por qué? Todas las vías de poder hacer algo están canceladas porque las cancelaron en los 60, porque desmontaron toda la sociedad y no podemos hacer nada. La única manera de poder hacer algo en Cuba, es ayudar a los venezolanos, porque cuando Venezuela salga de aquel gobierno, nadie le va a dar petróleo a esa gente. Por eso tenemos que ayudar, por dignidad y amistad con los venezolanos.

 

Después viene la gente, los cubanos que están fuera compadre, vienen y se me acercan así todos misteriosos como si estuvieran en Cuba y me dicen:

 

-[susurrando] “Muy buen trabajo ese que tú estás haciendo compadre”…

 

¡No me digan más ni pinga que hago un buen trabajo! Lo que tienen que hacer es sumarse. ¿Ustedes saben a qué hora me acuesto yo todos los días? Tres de la mañana, cuatro, y yo tengo que levantarme igual todos los días a las siete y tengo que, igual que todo el mundo, ir a trabajar y a hacer las cosas ¿Me entiendes?…

 

¿Cómo cojones tú vas a ir ahí? Yo no entiendo a esa gente ¡Asere! El problema es que si tú te vas a visitar a tu familia y le compras al campesino cien puercos… eso no me molesta, ¿Por qué? Porque a alguien del pueblo le va a tocar algo; pero ese dinero que tú gastas en algo del Estado, ¡eso no va al pueblo nunca! La única forma que eso llega al pueblo es transformado en represión.

 

Roberto interrumpió para pedirle a Julio que le tomara una foto con unas cuantas bicicletas que se encontraban estacionadas en una acera.

 

J: ¿Para qué quieres la foto?

 

R: ¿Cómo que para qué?

 

J: Esto es un parqueador…

 

R: ¿Tú sabes lo que es eso? Cuba no tiene ni una fábrica de bicicletas…

 

J: Claro, pero sí de armas…

 

PRISIONEROS DEL RÉGIMEN

 

Julio le tomó la foto a Roberto y continuamos caminando… luego de unos minutos de silencio decidí preguntar algo:

 

G: ¿Y las cosas con Raúl Castro son igual que con Fidel?

 

J: Ese es un singao’, ese es peor todavía. Es peor en el sentido de que Fidel Castro es un cerebro maquiavélico, Fidel es un tipo muy inteligente, es como un diablo. Y Raúl es un cabrón. Ahora ha cambiado que Fidel Castro de una te metía veinte años, ¿Ah sí? ¿Tú eres periodista independiente? ¡Veinte años de cárcel!; y lo que pasa con Raúl, es que Raúl te mete veinte veces preso en un año. Te mete una semanita, te dan una buena tranca…

 

R: Los métodos están cambiando.

 

J: Eso lo cambió la Primavera Negra y eso hay que agradecérselo a las Damas de Blanco.

 

R: En el 2010, hace cuatro años, había 86 prisioneros políticos; hoy hay 72, casi la misma cantidad.

 

J: En Cuba hay prisioneros políticos que tienen 30 años ahí, esos son prisioneros políticos, los otros son prisioneros de conciencia, no prisioneros políticos. A los que protestan y detienen les llaman prisioneros de conciencia, ¿por qué? Porque son gente que en realidad lo que han estado es reclamando sus derechos civiles. Por ejemplo, si a Roberto lo cogen y lo meten preso, como Roberto lleva ya un tiempo en eso, ya Roberto es un recalcitrante, porque el ya no es un tipo que está saliendo a protestar, es un tipo que está ejerciendo de manera consciente y constante, reincidente una labor política, entonces ya tu serías un prisionero político.

 

R: Prisionero político y de consciencia.

 

J: Claro, pero prisionero político en el sentido de que tú realmente estás haciendo una cosa que atenta contra el orden político, no es un prisionero que cae preso porque su consciencia le dice que civilmente no se le está respetando. ¡Tú quieres cambiar el sistema, tú no estás protestando por un civilismo! Ahí es donde está la diferencia.

 

R: Amnistía Internacional reconoce a un prisionero político y de consciencia cuando es una persona que lleva más de diez años ejerciendo el activismo.

 

LA VIDA POR LA LIBERTAD

 

Las conversaciones eran interrumpidas por otras charlas triviales, para tomarnos una fotografía o por intervalos de un silencio reflexivo…

 

G: ¿Sigue siendo mucha la gente que intenta huir a diario a través del estrecho de la Florida?

 

R: Si, sí. Eso es a diario. Yo tuve el año pasado una lista que fui haciendo de familias que me llamaban para reportar que habían salido grupos y tuve una cifra de desaparecidos de 772 personas de diferentes partes de Cuba y eso fue solamente en un año.

 

G: ¿Y qué ocurre si la Seguridad Nacional los agarra?

 

R: Mira, hay cantidad de testimonios de personas que han intentado salir del país que dicen que les tiran, desde helicópteros, sacos de arena a las embarcaciones para hundirlas y matarlos. También chocan a las embarcaciones.

 

J: ¿Tú sabes lo que pasó con el remolcador 13 de marzo no? ¿Cuántos fueron los muertos?

 

R: Cuarenta y tres.

 

J: ¿Cuántos niños?

 

R: Dicen que once o trece. No hay una cifra exacta.

 

G: ¿Qué ocurrió con ese remolcador?

 

J: Era un grupo de personas. Todo estaba cuadrado. Sin violencia se llevaron un catamarán del puerto, un remolcador de barcos, uno de los que estaba involucrado trabajaba ahí. Aquí no va a venir la policía, no te va a coger nadie. ¿Qué pasa? Que ellos estaban seguros que en la Guardia Frontera había habido un ‘chivatazo’ (un pitazo) y estaban como apostados en una ensenada; cuando ellos se iban a ir, los dejan irse hasta alta mar y cuando están pues les piden que se detengan, pero tratando de hundirlos les empiezan a dar golpes por ambos lados y les echaban agua con manguera a presión. Entonces la gente empieza a gritar ¡Hay niños! ¡Hay niños! Porque el barco ya se había roto, el remolcador se rompió, es decir que ellos ya no podían ir a ningún lado y sin embargo los seguían golpeando y los hundieron. Bueno, iban setenta y pico y se murieron cuarenta y tres. ¡Ah! Porque el problema es que dicen que pasó un barco por ahí y que fue lo que le salvó la vida a esa gente. Al pasar un barco por ahí entonces ya había como que testigos. Bueno, toda esa gente cayó presa y estuvieron presos bastante tiempo ¿eh Roberto? Para que no pudieran hablar ni contarle a nadie lo que había sucedido.

 

Una vez llegamos a la costa para pescar porque teníamos muchísima hambre, teníamos un arpón; cuando llegamos había una embarcación de esas de la gente que se fue, como una balsa destruida y los tiburones alrededor de la balsa, y todo el mundo en la costa me dice: ¡Caballero! Usted que tiene arpón y eso, mira a ver si hay algún sobreviviente… Y yo le dije ¿sobrevivientes?, tu no ves que esa balsa está hecha leña y hay un montón de tiburones al lado ¿tú crees que hay algún sobreviviente? En el 94 empezaron a llegar pedazos de gente a la costa.

 

R: Brazos, piernas…

 

J: Cabezas, torso…

 

R: 78mil personas han perdido la vida tratando de cruzar el estrecho de la Florida. De lo que se tiene conocimiento.

 

J: Pero es que en el hecho del Mariel, yo te voy a decir, yo tenía dos amigos que murieron ahí. Yo me iba a ir en balsa, yo estaba haciendo un catamarán con unos socios del barrio, lo que pasa es que ya en el momento yo conocí a la madre de mis hijas, me casé y me fui. Pero me iba a ir en balsa.

 

Por eso yo, que estoy afuera, mi incentivo es ese. Cuando yo estaba en Cuba en esa situación yo hubiese estado muy contento si hubiese existido alguien como yo trabajando afuera para ayudarme. Por eso para mí es una responsabilidad. A veces estoy súper cansado y no importa, hay que trabajar, hay que seguir, ¿Por qué? Porque hay gente allá que está pasando trabajo y la está pasando peor que yo. Ese es mi pensamiento. Pero allá, eres tú contra el mundo ¡y resuelve!

 

 

 

Julio César Soler: @ElJull

Roberto Guerra: @HablemosPress

(CONTINÚA EN LA PRÓXIMA EDICIÓN…)

 

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