MÁS CERCA QUE LEJOS: Conversaciones de dos cubanos con una venezolana [4ta entrega]

MÁS CERCA QUE LEJOS: «Encuentro de dos cubanos con una venezolana» [1ra entrega], [2da entrega] y [3ra entrega]

 

Por Gabriela Amorín Padilla

@Graby_

gamorin@guayoyoenletras.com

 

 

 

Estábamos caminando por una carretera larga y recta en medio del bosque. Parecía que nunca iba a terminar. Teníamos el estómago lleno porque acabábamos de almorzar. Continuábamos, como siempre, conversando. En los cinco días que estuvimos Roberto, Julio y yo juntos, no dejamos de hablar casi ni un instante.

 

A un lado de la carretera encontramos una casita para palomas. Roberto se detuvo a tomarle fotos y me aclaró que en Cuba ya casi no quedan palomas… “la gente se las comió”.

 

Julio: La lucha del hambre. Yo pasé mucha hambre también. ¿Te acuerdas del agua de chirri? Era eso lo que se tomaba porque no había comida.

 

Gabriela: ¿Qué es eso?

J: Lo que sobra cuando se hace café, lo vuelven a colar varias veces y se toman esa agua.

 

Días antes Roberto nos estaba contando sobre la miseria que se vive y se ha vivido en Cuba desde que gobiernan los Castro.

 

Roberto: El kilo de leche en polvo cuesta 6 dólares.

 

Recordé que el salario mínimo de los cubanos son 10 dólares…

 

R: El aceite que usan para cremar a las personas lo venden ilegalmente haciéndolo pasar por aceite de cocinar. Allá la gente pasa mucha hambre; se han comido gatos, perros, ratas… a veces venden carne de perro y gato y la hacen pasar por res y pollo. La gente se enferma mucho por eso.

 

J: Mira Robertón, yo he robado una sola vez en mi vida, una cucharada de azúcar… la Revolución no tuvo ni pinga de época buena para nadie…

 

R: En Cuba nunca nada ha estado bien…

 

J: ¿Te acuerdas la Zafra de los diez millones Roberto? De ahí es de donde viene el nombre del grupo los Van Van ¿sabías? Porque eso de los Van Van quiere decir que los diez millones de que “van, van”. Ese es un grupo comunista de música…

 

G: ¿Diez millones de qué?

J: A Fidel se le ocurrió, ¡al come mierda ese!, en el año 1970, hacer la zafra de diez millones de toneladas de azúcar y ¿qué pasó? Que movilizó a todo el país, todo el país tenía que irse a la zafra a cortar caña ¡todo el país! Un proyecto de esos descomunales. Entonces, ¿qué pasó? Que paró el país. Así, mira, ¡No se produce más nada! Y Cuba no produjo nada, sólo azúcar y al final obviamente no se pudieron cumplir los diez millones de toneladas de azúcar y la economía había sido totalmente destruida, no había nada, nos destruyeron completamente…

 

…Estos come mierda lo han destruido todo. Lo único que arreglan en la Habana vieja es el casco histórico, pero por los turistas, pero a los vecinos los sacan de ahí. No sé dónde los meterán.

 

R: En unos apartamentos en A la Mar o en un albergue.

 

J: Es increíble en Cuba cómo te falta el aire de la angustia, es terrible.

 

Dijo Julio con mucha nostalgia y preocupación por quienes aún están allá…

 

J: Yo cuando llegue a Suecia me metí un año de tratamiento psiquiátrico. Me atendieron por síndrome post traumático; yo llegué a Suecia tostao’, completamente loco. ¡Por eso les tengo tanta roña a los Castro! Tú sabes que a uno le dieron muchos golpes en Cuba y era la misma pobreza, la necesidad, los padres desesperados…

 

Mi mamá ahora está allá y le hace falta una medicina que tengo que mandársela porque nada más se puede comprar en dólares. ¿Tú sabes lo que es eso? Mi mamá tenía que tomarse treinta pastillas al mes, eso le jode el estómago… si es que las puede conseguir.

 

R: La gente en Cuba se mete cualquier pastilla, claro, como no hay medicinas, la gente se toma lo que sea.

 

J: Allá, la gente del gobierno, te dicen todo el tiempo: “tú no te mereces esto”. Pero, ¿quién te dice a ti que tú no te mereces algo? La gente en Cuba no sabe ni preguntar lo que necesita porque el gobierno les ha hecho creer que no tienen derecho a nada.

 

R: Mira, las cosas allá están tan mal. ¿Tú sabes lo que es el “kilo de niño”?

 

G: No, ¿Qué es?

R: Los niños cuando nacen tienen que pesar tres kilos para que puedan salir del hospital; pero los hospitales están tan mal que la gente no se quiere quedar, entonces si el bebé les pesa menos de tres kilos, le pagan a las enfermeras para que les pongan en el informe que el bebé pesó más de tres kilos… mientras en otros países la gente se quiere quedar en los hospitales porque se sienten seguros, en Cuba pagan para salir.

 

En ese momento llegamos a nuestro destino y cada uno se fue a su lugar de hospedaje.

 

JAMAS PIERDEN LA ESPERANZA

 

Más tarde nos volvimos a encontrar en la cabaña de Julio y Roberto. Julio me ofreció una cerveza. Ya estaba oscureciendo. Conversamos durante horas. Roberto no soltó el teléfono ni por un instante aprovechando el internet que en Cuba no puede tener.

 

J: Estoy aquí asombrado; es que yo veo lo que está pasando en Cuba y lo que está pasando en Venezuela… Mira Roberto, tú y yo no somos como los demás cubanos, nosotros somos la oposición real, nosotros conocemos a todo el mundo de la oposición, de que pata cojea cada cual, nos conocemos los chismes de todo el mundo, porque además, trabajamos con la oposición pero como periodistas… y a veces como que se me quitan las ganas brother. Yo le dije a Mileidys el otro día, ¿por qué Cuba es por la que estamos luchando?…

 

R: Oye mi hermano, es que yo esta mañana cogí un empingue por tantas fotos que me mandaron del desfile del primero de Mayo. Tanta gente desfilando con estos hijos de puta que además dicen que esas personas que están ahí apoyan a la revolución, ¿entiendes?, ¿cómo yo voy a estar luchando por ese pueblo que está ahí? Que en vez de quedarse en sus casas y no ir a eso… entonces uno dice, ¡cojones! ¿Yo estoy luchando por ellos?… pero yo tengo un compromiso moral conmigo mismo, conmigo mismo; a mí no me importa si esa gente va o no va a los desfiles.

 

J: A mí me tienen que tirar a matar, porque yo no sé parar, yo no sé dejar de ser yo. Yo soy una persona que como yo siempre he sido pobre, nunca he tenido nada, yo lo único que tengo es mi moral y eso no lo puedo perder. Es con lo que he crecido y es lo que soy y no voy a cambiar, no porque no quiera, sino porque no sé.

 

Yo soy un producto de la revolución cubana que les salió al revés porque yo me crié en una familia revolucionaria. ¿Qué pasa? Que yo luego me doy cuenta que estos tipos nos engañaron; no es que lo que nos enseñaron de que hay que amar al pueblo, que el pueblo tiene que ser feliz, vivir bien, que la gente se respete, no es que eso sea mentira, lo que es mentira, es que ellos hayan seguido ese camino; porque todo ese discurso es perfecto, ¿verdad? Yo estoy con todo eso, pero yo a esa gente, lo que no les perdono y no les voy a perdonar nunca es lo mentirosos que son. Yo cogí mucho golpe por eso, yo pasé mucho trabajo por eso. Yo identificaba al enemigo con esa gente, es decir, lo que está en el medio entre el pueblo y su felicidad es ese gobierno, y hay que quitarlo.

 

G: La angustia de los venezolanos, los que estamos convencidos de la influencia cubana en Venezuela es que pareciera que vamos para el mismo camino que Cuba, aunque de un modo más disimulado…

J: Yo no le veo ningún disimulo…

 

G: Pero en Venezuela no hay fusilamientos y al menos el primer gobierno de Chávez fue legítimo porque fue electo popularmente…

J: La diferencia es la siguiente: en Cuba hubo fusilamientos porque ya había una dictadura y había que fusilar gente, porque si no nunca hubieran podido hacerlo. Batista dio un golpe de estado y cuando esta gente se le reveló, Batista los mató, entonces eso justificó la violencia del otro cabrón. Pero mucha de la gente que luchó contra Batista lo que quería era una democracia, porque yo conozco a esa gente; los Castro lo que hicieron fue que los engañaron, entonces cuando estas personas que estaban luchando por la democracia les dijeron: “¡Oye! Esto no fue por lo que luchamos” ¡los fusilaron!

 

En Venezuela pasa lo contrario; ustedes tenían una democracia y la lucha de ese gobierno que está ahora ahí es por desmontar las estructuras que hacen posible una democracia en Venezuela; ellos lo que están es destruyendo toda la estructura que había antes. Es decir, el fusilamiento en Venezuela es un fusilamiento a la democracia, es un fusilamiento institucional.

 

G: Muchos jóvenes en Venezuela se están yendo y la preocupación siempre es, quién va a quedar para luchar por la democracia en Venezuela, ahí si van a terminar de destruir lo que queda de país…

R: Yo si estuviera en Venezuela, no me iría del país ni que me maten la familia. Hay que pensar en las próximas generaciones de jóvenes, en lo que puede ser el futuro de Venezuela.

 

G: ¿Creen posible que en Venezuela, en el siglo 21, puedan hacer lo que se hizo en Cuba hace cincuenta años? Las condiciones, las herramientas y los recursos eran muy distintos en esa época. La comunidad internacional ha cambiado…

J: Esta gente no los puede fusilar a ustedes.

 

R: Ustedes dicen que ahora el mundo se ha olvidado de Venezuela, pues hace 55 años atrás, a pesar de que yo tengo 35, pero a mí me fusilaron a mi abuelo, me fusilaron dos hermanos; hace 55 años atrás el mundo también se olvidó de Cuba. No nos apoyó, ¡nadie, nadie! Los fusilamientos que ocurrieron en Cuba no fueron condenados.

 

Julio nos resumió una película llamada “Nobody listened”, “Nadie Escuchó”, sobre la falta de atención y respuesta de la comunidad internacional en el caso cubano…

 

J: En Cuba realmente hubo genocidio, hay fosas comunes y cuando la gente descubrió en dónde estaban, pues los movieron de ahí y los pusieron en otro lado. En Cuba aquello fue un desastre. Metieron a la gente en trenes y los cambiaron de ciudad, les metieron un cerco para que no pudieran salir de ahí, se llaman los Pueblos Cautivos. Toda esa gente que está en las manifestaciones en Venezuela, en Cuba los hubieran matado, porque eso era ametralladora y fuego. A toda esa gente la agarraron y la metieron en Isla del Pino, en la prisión modelo. El mundo estaba polarizado y nadie miraba. Por eso es que eso sucedió, por eso esta gente pudo hacer ese proyecto.

 

Nos quedamos unos minutos en silencio. Roberto y Julio dijeron unas últimas palabras que me hicieron reflexionar sobre nuestra lucha en Venezuela por la libertad y la necesidad de persistir más allá de las dificultades y obstaculos…

 

J: Yo llevo 19 años en el exilio, yo no puedo ir a Cuba. ¿Tú sabes cuantos familiares míos se han muerto desde que yo dejé Cuba y yo sin poder irlos a visitar?…

 

R: Yo llevo ya 12 años en esto; cada día lo que logro dormir son dos o tres horas, me violaron a mi hija, mataron a mi abuelo, a dos hermanos, a veces no tengo ni qué comer en mi casa… pero yo sigo…

 

 

 

Julio César Soler: @ElJull

Roberto Guerra: @HablemosPress

 

(CONTINÚA EN LA PRÓXIMA EDICIÓN…)

 

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