Las Voces inocentes

Por Oswaldo Leal

@oswaldojleal

 

 

 

En unos de los tantos viajes que he tenido que hacer por el terminal de Barquisimeto, me he topado con algo interesante que tiene varios años sucediendo en la narices de las autoridades de Venezuela. Como Maracaibero que soy siempre he prestado atención a las personas que son de nuestra ascendencia, “nuestros aborígenes” en este caso estoy hablando de los wayuu. En frente del cementerio del Barquisimeto, a lado del terminal de la ciudad se encuentra un gran grupo de indígenas que viven y pernotan ahí. Caben Varias preguntas que hacerse ¿Qué están haciendo ahí esas personas? ¿Cómo llegaron esas personas ahí? ¿Se ha hecho algo para resolver ese problema?

 

Traigo a acotación estas personas que pernotan ahí, porque pasa algo que nos debería preocupar a todos, y que no le prestamos la atención debida. ¿Qué está pasando con los niños de Venezuela? ¿Se les está dando la atención adecuada? En este caso ¿Qué pasa con las familias que allí conviven? ¿Tienen una calidad de vida adecuada? ¿Los niños se están alimentado sanamente? Y nos podríamos hacer muchas preguntas con respecto a esta situación. Estoy seguro que muchos de los lectores se sentirán identificado con algún sector de Venezuela, a lo mejor muchos llevaran a su pensamiento aquella plaza donde vi a una madre con su hija pidiendo, otro pensaran en aquella familia que viven en condiciones precarias y no tiene una calidad de vida adecuada.

 

Todos hemos pasado por eso, a lo mejor en el día a día, o tal vez cuando voy al trabajo. Pero también podemos preguntarnos ¿Qué estamos haciendo para que esta situación sea diferente? ¿Colaboramos de alguna forma para cambiar esto o simplemente nos quedamos callados y seguimos con nuestras vidas? Recuerdo cuando el presidente Chávez ganó las elecciones del año 1998 unos de sus frases con mayor énfasis fue “en su gobierno no habrán niños en la calle” el tiempo demostró lo contrario, la población en pobreza aumento y todavía seguimos viendo niños en los semáforos de Venezuela pidiendo para poder comer algo en el día. A lo mejor muchos estarán diciendo que la culpa es del sistema y en cierta forma lo es, pero va más allá de eso.

 

Todavía no he tenido la dicha de ser padre, pero tengo muchos amigos que ya lo son y reconozco en ello la felicidad extrema, veo en sus rostros el amor que le tienen a su hijos, observa con verdadero ahincó como cuidan de sus pequeños. Ahora quisiera citar al gran poeta Andrés Eloy Blanco cuando en unos de sus poemas escribió algo interesante “Cuando se tiene un hijo, se tiene al de la casa y al de la calle entera, se tiene tantos niños, que la calle se llena” pero la cosa se pone más interesante en el poema cuando dice “cuando se tiene dos hijos, se tienen todos los hijos de la tierra” Quisiera Hacer esta pregunta a los padres de Venezuela ¿Andrés Eloy Blanco se equivocó? ¿Qué está pasando en Venezuela que ya los padres no tienen sensibilidad por los niños ajenos?

 

Muchas veces se estigmatiza a los niños por su sexo, raza o simplemente su condición social, olvidando que fue el mismo Jesús quien nos dio el ejemplo diciendo “El reino de los Cielo es como los niños”. Tal vez de ahora en adelante los invito a reflexionar como ciudadano de este país, para buscarle una solución a este problema que hoy nos aqueja. No solamente en Barquisimeto, en Toda Venezuela, desde la alta goajira hasta el delta, desde la Península de Paraguaná hasta los llanos de apures, todos estamos llamados a contribuir para que el futuro de Venezuela (niños) tenga una mejor calidad de Vida.

 

Termino con una fracción de un poema de Miguel Otero silva:

“Era un niño terroso que miraba al barranco

Era un niño harapiento

Con los ojos inmutables del indio

Y los rasgos arisco del negro

Uno cualquiera de los cien mil niños

Que nacen en la chozas marchitas de mi tierra”

 

 

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