Editorial #246: Venezuela indignada

La dignidad es la mejor bandera cuando se trata de una lucha justa y la indignación el motor que la sostiene

 

La violenta detención del alcalde metropolitano Antonio Ledezma la semana pasada, dos días después de que Leopoldo López cumpliera un año en prisión, marcó una nueva escalada en el proceso represivo del gobierno contra toda voz disidente en Venezuela.

 

En una coyuntura tan difícil como la que vivimos, donde a la crisis política se le suma una honda crisis económica y una creciente tensión social, no debe sorprender que la criminalización de la protesta y la persecución contra todo aquel que piensa distinto se profundice. El rechazo a estas acciones no solamente es cada vez más grande en el país, sino también a nivel internacional. Muchas voces, incluso algunas cuyo estruendoso silencio retumbaba hasta hace poco, exigen hoy que cese la persecución contra la oposición venezolana.

 

Mientras tanto, no deja de llamar la atención que al día siguiente de haberse producido esta nueva detención, la Mesa de la Unidad haya convocado una rueda de prensa para anunciar “la realización de primarias para las elecciones parlamentarias”. Esa dirigencia opositora insiste, con sus acciones tan desconectadas de la desesperante realidad de los ciudadanos, en hacernos pensar que son muy ingenuos o cómplices de algo.

 

Por supuesto que se debe trabajar y mucho para obtener el mejor resultado en las elecciones parlamentarias, siempre hablándole con la verdad a la gente y concientes de que las condiciones electorales en las que se van a encarar serán, una vez más, de absoluta desventaja para la oposición.

 

Sin embargo, las parlamentarias deben ser una más de muchas luchas de la oposición, jamás la única. Es temerario e incluso irresponsable apostar todo a ellas. No solamente por las difíciles condiciones con las que se van a enfrentar, sino también porque incluso en el mejor escenario para la oposición -asumamos que obtiene una “abrumadora mayoría” y con ella la mayoría de diputados-, tampoco queda claro cómo eso resuelve los problemas urgentes de la calle: la escasez, la inflación, la inseguridad, las violaciones a los derechos humanos, etc. Incluso en ese escenario, todo cambio requeriría de procesos muy largos en un país que ya no aguanta más.

 

En poco tiempo, la historia sabrá diferenciar entre quienes lo arriesgaron todo y quienes negociaron todo. Ahora más que nunca, toda la oposición debe cerrar filas con quienes son víctimas de una feroz persecución, Leopoldo López, Antonio Ledezma y María Corina Machado, y ser parte de un gran acuerdo nacional para lograr así una Unidad superior que nos permita salir de la crisis. El país no solamente tiene líderes, sino también ciudadanos decentes que no se cansan ni se rinden.

 

La dignidad es la mejor bandera cuando se trata de una lucha justa y la indignación el motor que la sostiene.

 

Hoy, ante tanto abuso y engaño, Venezuela está indignada.

 

 

Miguel Velarde

Editor en Jefe

@MiguelVelarde

mvelarde@guayoyoenltras.com

(Visited 55 times, 1 visits today)

Guayoyo en Letras