La vergüenza de Marte

Por LJ Tang

 

 

 

 

Estoy tanto deprimido como encolerizado. Todo lo que está pasando… un nuevo estudiante muerto y otros desaparecidos, nuevamente. Y los militares garantes del orden republicano, en sus cuarteles, o mejor dicho en los restaurantes tomando Buchanan’s. ¿Qué es esto? ¿El resentimiento que tenía este pueblo era tan profundo que la dignidad no vale nada? ¿Había tanta hambre por una posición política, por una cuota de Poder, por un T-Bone steak?

 

No. De donde yo vengo el honor y la virtud no se venden, y tal vez es por eso que escribo este artículo con manos temblorosas, por el impacto profundo al interiorizar de sopetón y emocionalmente todo este desastre que en las últimas horas ha mostrado nuevamente su rostro predilecto: La muerte de un joven, de una semilla para el futuro de nuestra nación.

 

Podemos analizar racionalmente esta situación desde el punto de vista económico, social, cultural, e incluso un sano ejercicio dialéctico puede tener lugar. Sin embargo en estos momentos no puedo escribir sólo con el cerebro, pues mi corazón se alebresta y pide el derecho de palabra, ese que se nos ha negado a todos los venezolanos desde el Poder.

 

Militares de pacotilla, esto es con ustedes.

Cobardes uniformados sin respeto por la vida, ni un sentido elevado del deber, ¿han visto ustedes las noticias? Por supuesto que sí, y estoy seguro que algunos han sentido el peso sentimental del asesinato de Kluivert Roa, porque tienen hijos, o sobrinos, o nietos; pero les tengo noticias, la sensibilidad que los aqueja no les resta la condición innegable de cobardes que tienen.

 

Cobardes porque han permitido que este desastre continuase, cobardes por hacer tan prolongada genuflexión ante el “divino” Altar de la Revolución. Se han vendido por dinero, por poder, por altas posiciones políticas y económicas. Vuestra conducta es inaceptable, y para siempre estarán condenados en la historia como los bajos y pequeños hombres que vendieron a millones por saciar los apetitos de sus resentimientos y viveza criolla.

 

No puedo esperar ya nada de ustedes, como no puede esperarse absolutamente nada de la MUD mientras continúe colaborando en un ridículo juego pseudo democrático con una Dictadura.

 

No… por un tiempo esperé en verdad que los militares institucionalistas reaccionaran, probablemente alguno lo hizo y fue enseguida dispuesto por el Régimen, sin embargo esto sólo es posible por la complicidad de una gran mayoría que está totalmente comprometida con la continuidad de los desmanes boliburgueses. Nuestra FAN está podrida.

 

Carajo mataron a un niño de 14 años y ustedes no hicieron nada… y el país continua moviéndose, indolente, y continúan las fotos en Instagram, los videos de caídas en Facebook… Y yo me pregunto ¿es acaso un error pensar apriorísticamente que esta crisis merece una reacción absoluta y total de cada una de las fuerzas del país? ¿Es tan extraño suponer que esta debacle requiere una acción civil y militar que paralice a esta nación y lance a estos bárbaros de vuelta a las estepas?

 

¿Es impropio pedir justicia para Kluivert Roa? ¿Y para Bassil, Redman, Genesis Carmona, para José Méndez, para Geraldine Moreno y los más de 40 caídos del año pasado? ¿O Roa quedara impune? Y que no se equivoquen, el Policía Nacional Bolivariano que le propino el disparo es solo la primera cabeza responsable, la única forma de que el joven de San Cristóbal y todos nuestros mártires tengan en verdad justicia será cuando toda la jerarquía del Gobierno comunista sea defenestrada y enjuiciada. Menos de eso no será suficiente para la memoria de estos muchachos.  

 

A ti, cobarde vestido con medallas, mira lo que has permitido, abandonaste el país en las manos de la destrucción y la miseria, juraste proteger a la nación, al país (…) has fallado, eres un fracaso.

 

Aunque reacciones, aunque intentes alzar tu voz en el futuro contra el régimen, recuerda que fuiste cómplice y eres culpable por colaboración o silencio. No hay agua cristalina que pueda quitar las manchas de tu uniforme, pues está teñido con la sangre de los venezolanos. Si hubieses actuado a tiempo muchas madres tendrían aún a sus niños, no serás nunca un héroe militar, soldado, capitán, teniente, coronel, general (…) estás condenado a ser un villano, tan sólo puedes intentar expiar tus culpas, a sabiendas que ya estas condenado.

 

Comenzamos a alzar la voz el año pasado esperando que recordases tu deber y te pusieses al lado del venezolano doliente, nos equivocamos. Estamos solos (…)

 

Sólo queda seguir adelante, y luchar con la valentía de los civiles, y el aplomo de nuestros próceres. Páez no se formó en una Academia Militar, tal vez por eso fue tan grande, porque sentía a viva piel el dolor del llanero.

 

“El que se niega a la defensa de su Patria es el más detestable de los hombres, y el peor de los ciudadanos. Si un hombre tal la abandona en el momento que ella se empeña en sostener su libertad usurpada por un Gobierno tiránico e injusto es un monstruo desnaturalizado, es un traidor. Tal es la mancha horrorosa de que se cubre el soldado infiel que deserta en las actuales circunstancias.”

Ley penal para castigar el delito de deserción en todos los casos y circunstancias en que

puede ser cometido por la tropa de línea y de milicias, febrero de 1812

 

Militares venezolanos, ustedes han desertado y han cambiado la espada de bolívar por una botella de Whisky. A vuestra salud, porque es caballeresco brindar por los hombres que han caído.

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