1984 no es un manual

Por Fanny Mora

 @Fanny_Mora14

 

 

 

1984 es una novela escrita por George Orwell, un poco monótona al punto de causar un sueño insoportable cuando se lee bajo el sol incandescente del medio día, en una camioneta de pasajeros por la ciudad de Caracas. Pero mientras voy leyendo el libro, que narra una sociedad dominada por un régimen totalitario en la que los individuos se ven amenazados por la censura, tanto de los medios como del pensamiento individual; la propaganda inunda cada aspecto de la vida de los ciudadanos y el adoctrinamiento es parte de la táctica para mantenerse en el poder. Levanto la mirada y observo a mi alrededor, veo a través de la ventana y me pregunto si me he quedado dormida o la ficción se ha hecho realidad.

 

El Gran Hermano, es el líder del régimen en la novela de Orwell y su imagen se encuentra en cada rincón de la ciudad y bajo la consigna de: “El gran hermano te está observando”, la táctica de miedo y poder se cierne sobre las calles. Entonces levanto mi mirada de nuevo,  y veo las calles de Caracas mientras el autobús se mueve con lentitud, en cada esquina hay un poster del Presidente Nicolás Maduro o en su defecto los ojos del difunto expresidente Hugo Chávez, allí están observando y vigilando a los caraqueños desde las paredes, rincones o incluso edificios gubernamentales como el edificio administrativo de la Asamblea Nacional en el centro de Caracas, son un recordatorio de que sigue presente, vigilando que no olviden su legado.

 

Continúo mi lectura con el calor insoportable que me hace exasperarme, suspiro buscando un poco de consuelo y paciencia en alguna deidad si es que existe. En la novela los niños son adoctrinados para que sirvan al régimen como espías, se les inculcan los valores del Partido y su inocencia es corrompida por la irresponsabilidad de los adultos. Sus mentes son moldeadas, para continuar con el poder del Partido y para que no piensen como individuos, sino como parte de una masa sin rostro. Mi compañero de asiento interrumpe mi lectura al soltar una vulgaridad, está leyendo el periódico y en él reza la noticia de que a niños en escuelas primarias les están imponiendo la tarea de firmar en contra del decreto del Presidente Barack Obama. En su ignorancia no le dan importancia a la idea de firmar un papel, pues son niños, que desconocen que les están inculcando las ideas del Partido.

 

“LA GUERRA ES PAZ

LA LIBERTAD ES ESCLAVITUD

LA IGNORANCIA ES FUERZA”

 

Las tres consignas del Partido, tienen un significado opuesto a lo que rezan, pues si hay guerra contra un enemigo externo, el pueblo no se levanta en contra del Estado por miedo a la invasión del enemigo, así todo el odio contra el gobierno se dirige un adversario internacional; una casualidad que me llama la atención cuando veo en las calles gente aglomerada alrededor de mesas donde firman y gritan consignas contra el Presidente Obama, hay una música estruendosa de arpa, cuatro y maracas que se mezcla con el bullicio, difundiendo un falso nacionalismo.

 

Esclavitud es libertad, es el sentido contrario de la segunda consigna, pues el esclavo se siente libre si eso es todo lo que conoce, dándole mayor fuerza a la tercera consigna y su significado de que la fuerza es ignorancia. Ante mayor desconocimiento de la verdad, más se asienta el Estado y menor es la posibilidad de que haya una rebelión. Dieciséis años de gobierno con la misma ideología y el mismo plan de gobierno, acostumbraron a la ciudadanía a conocer solo un tipo de país, sobre todo la generación que ha crecido con el socialismo. La verdad se ve tergiversada por la propaganda política y la censura a los medios, entonces solo queda una población que se siente libre dentro de su ignorancia.

 

Mientras voy analizando las similitudes de la novela con la realidad, contemplo una calle donde hay una cola de personas que dobla la cuadra, esperan poder comprar lo que sea que haya llegado a un establecimiento.  El calor infernal hace la ilusión de que sus rostros se derriten entre la indignación, el cansancio y la resignación. En el libro hay un sistema de racionamiento de alimentos, que cada vez se reduce más y la calidad de los alimentos deja mucho que desear.

 

Cierro el libro y miro al alrededor, ¿Será que estoy soñando o el libro de George Orwell se ha hecho realidad? O simplemente Orwell engañó al mundo diciendo que había escrito una novela distópica, cuando en realidad se dedicó a escribir un manual para los líderes y partidos que quisieran dominar una nación y a sus ciudadanos. Quizás, ese no fue el propósito del famoso autor, pero el mensaje de reflexión no fue tomado bien por algunos y ahora se enfrascan en realizar cada paso que llevó a cabo el Partido del Ingsoc.

 

El final de la novela deja un sabor amargo y desesperanzador, sin embargo, analizo la actualidad y pienso en los estudiantes encarcelados en protestas, presos políticos y familiares que han perdido un ser querido bajo la injusticia del sistema legal y las ordenanzas del Estado. A pesar de las violaciones a los Derechos Humanos, la violencia, la tortura y los malos tratos, conservan sus ideales. Entonces, todavía existe una esperanza, mientras existan aquellos que ven otro camino y buscan la verdad, el manual no podrá ser completado.

 

 

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