¡Récipe morado!

Por Mario Guillermo Massone

@massone59

 

 

 

En la noche nos reunimos amigas y amigos en un apartamento a conversar y reír con música de fondo. Durante la ida, miraba a Caracas con la ventana abierta. Un pueblo fantasma. Era Sábado Santo y no había casi carros circulando. No era por la Pascua sino por el peligro inminente que significa existir en la Venezuela de hoy.

 

Pasé por la panadería a comprar canillas recién horneadas, un poco de queso y jamón. Pagué y en la puerta de salida un Guardia Nacional con metralleta en mano. Le saludé y me devolví para brindarle un cafecito. Cuidaba el cierre del local.

 

Al llegar a casa de mi amigo de infancia, hoy un gran abogado, nadie es perfecto, se encontraban allí tres chicas muy simpáticas y otro de mis amigos que es arquitecto. Mariana, la psiquiatra, y yo conversamos sobre la locura y Venezuela, sobre la locura de vivir en Venezuela. Vivir en total estado de incertidumbre no es fácil -me decía ella. Sostengo –le conteste- que, para mantener la cordura en Venezuela hay que apelar un poco a la locura. Lo decía medio en broma pero medio en serio.

 

La locura venezolana en una consecuencia, no una causa. La causa es el poder irracional y anti-occidente de la tiranía roja, la cual está inscrita en lo que llamamos hoy la disidencia global. Ese era el verdadero proyecto de Chávez. En el Foro de Sao Paolo. De allí los vínculos con el movimiento irracional de chicos malos que pululan por el mundo, unos como terroristas y otros como déspotas totalitarios. Todos unidos por una causa: lo irracional. La locura global hecha disidencia.

 

Carolina, diseñadora gráfica, muy divertido este hecho, por cierto, ya que Dios la diseñó a ella a imagen de Eva, Helena y Afrodita -y eso que aún no llega a los treinta- preguntaba a Mariana cómo saber que fármaco recetar a los pacientes en cada caso.  Nos explicó una serie de síntomas de psicosis, esquizofrenia y otras. Ello me hizo recordar a Aldous Huxley y a su utopía de civilización medicada químicamente. Se medica el desorden y la locura mental, pero no a los locos promotores de la teoría irracional de Estado. La misma de Mussolini y Gentile, la misma de Lenin y Stalin, la de Mao, la misma de Meine Kampf, la de Corea del Norte, la de los terroristas y los fundamentalistas, la misma anulación de la razón y la libertad, tuétano de lo humano.

 

Desde ya bautizo el venidero año 2016 como El año de la vuelta a la razón.  Será un año de consecuencias y de causas cósmicas para la civilización humana. Sobre todo de causas. ¡2.400 años de razón! ¡2.400 años de Aristóteles! 2.400 años de influencia racional. De libertad. De política. De repugnancia racional a la despótica. 2.400 años de bienes humanos (conocimiento, razón teórica y práctica, arte, amistad, sociabilidad, familia, religión, trabajo, juego…) posibles únicamente sobre la base natural de la libertad.

 

Los venezolanos podríamos, más bien, deberíamos adelantarnos desde ya al fenómeno histórico de la vuelta a la razón. Venezuela debe fortalecer su Paideia para vencer al poder irracional rojo. Es la lucha entre la cultura y la locura. Entre la libertad y la esclavitud.

 

Si nos preguntamos cuál es el problema general de Venezuela, podemos pensar en la escasez, la inseguridad, los presos políticos, las expropiaciones, la libertad de expresión y sigue. Pero estas son todas consecuencias, no causas. El problema de Venezuela es el poder irracional. La locura en el poder. Esta es la causa.

 

Polonia resistió a las dos expresiones del poder irracional, totalitario, durante el siglo pasado. Y resistir es un acto esencialmente político. Primero la ocupación nazi. Luego el comunismo rojo soviético. A estas expresiones, Juan Pablo II, polaco ejemplar, las llamó ideologías del mal. Pero no pudieron con las fuerzas de su cultura. La Paideia polaca es un árbol con raíces demasiado recias y arraigadas, luego de más de un milenio de existencia como nación. La cultura polaca, que es la cultura de la razón, venció finalmente a la locura del poder irracional. Digno ejemplo a encarnar.

 

Sólo rescatando y fortaleciendo nuestro conocimiento y cultura prevaleceremos en libertad y civilidad. La razón, la racionalidad, es parte esencial de nuestra arquitectura humana. La libertad es el espacio natural en donde se desenvuelve esta vida arquitectónica.

 

¡Récipe morado! Paciente: Venezuela. Medicina: Miligramos de razón. Laboratorio: Aristóteles. Vence: Nunca.

 

Claro, queda como algo tácitamente rojo que a algunos les sale casa de reposo bajo supervisión médica psiquiátrica, camisa de fuerza incluida y mucho fármaco y terapia. 

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