El peligro de la educación

Por Ivanna Méndez

@IvannaMendez

 

 

La palabra “educación” ha sido utilizada a través del tiempo para designar el conjunto de influencias que la naturaleza o los demás hombres pueden ejercer sobre nuestra inteligencia o sobre nuestra voluntad.  El responsable por excelencia, el educador, actualmente posee una doble figura en la que se le considera imprescindible, con un reconocimiento retórico acerca de su importancia pero en la que al mismo tiempo está subvalorado en cuanto a reconocimiento social y a su remuneración.

 

El 1 de mayo, Nicolás Maduro anunció en cadena nacional el aumento del salario mínimo en un 20% y un 10% adicional desde el mes de julio, quedando así en Bs. 6.746,90, que luego aumentará a 7.421,6. Esos montos equivalen a 34,02 y a 37,40 dólares con el cambio de 198,30 bolívares por dólar, en el que se sitúa la tasa oficial más alta.

 

La Asociación de Profesores de la UCV explicó que la mayoría de los profesores ganan menos de 70 dólares mensuales mientras en otros países la cifra se sitúa alrededor de los 5.000. La situación ha empeorado desde el año 2003, cuando comenzó esta degradación.

 

A lo que la asociación denunció ser este el único país del mundo donde un profesor gana un salario por debajo del salario mínimo. Según las estadísticas, un maestro de educación básica puede llegar a ganar hasta Bs. 1.602 menos que el sueldo mínimo, un profesor 1.190 y un instructor universitario a tiempo completo Bs. 179. Por otra parte, con respecto al valor de la canasta alimentaria familiar para marzo 2015, el déficit para un maestro de educación básica está entre Bs. 15.775 y 13.296. Un profesor universitario a dedicación exclusiva necesitará otros Bs. 5.623 para completar su valor. Resultando humillante para los educadores, promoviendo así que abandonen su importante tarea de formar a la población y haciendo que se dediquen a otros oficios que nada tienen que ver con lo académico u obligándolos a abandonar el país en busca de una calidad de vida que les retribuya sus años de preparación y sus esfuerzos.

 

En cuanto a la educación universitaria, para ser instructor se debe presentar y ganar un concurso público, luego, cada 3 años como mínimo, debe presentar trabajos de ascenso, realizados bajo la supervisión de un profesor tutor y además deben ser evaluados en un examen público por un jurado examinador para obtener los títulos de: asistente, asociado y agregado. Por último, para optar a profesor titular debe además tener el máximo grado conferido en su especialidad por lo que se requieren como mínimo 12 años de experiencia. Tristemente, luego de todo esto, un profesor titular debe mendigar un salario que no le alcanza para, no hablemos de lujos, cubrir las necesidades básicas de su familia.

 

Una sociedad se valora en gran medida por la calidad de su educación, la importancia que sus ciudadanos leconceden y los sacrificios económicos que su gobierno está dispuesto a hacer por esta. Entonces, sobra decir que la figura del profesor debería ser una de las más valoradas y prestigiosas.

 

En países como Finlandia, solo cerca del 10% logra ingresar a estudiarla en la universidad y es una de las tres profesiones mejor pagadas. Igual es el caso de países como Canadá, Suiza y Alemania.

 

¿Por qué esta diferencia abismal en el trato a la docencia cuando la mayoría de la población coincide en que son muchas las problemáticas actuales posibles de resolver a través de la educación?

 

Esto ocurre muchas veces debido a que la educación es un recurso indeseable para los gobiernos autocráticos, interesados en promover la ignorancia, para así manipular fácilmente a la población y permanecer en el poder.  Además existe la creencia de que los pueblos ignorantes no reclaman sus derechos, ya que nadie puede reclamar lo que no sabe que posee. Sin ir muy lejos, incluso para aquellos que ya poseen una formación básica, este tipo de problema impide la correcta formación ideológica fundamentada que permita la reflexión y expanda la mente en búsqueda de soluciones.

 

Por el contrario, el hecho de que en las democracias los ciudadanos reciban una educación completa es una exigencia porque el ciudadano democrático no es un producto natural, sino que es socialmente creado. La democracia exige un tipo de ciudadano autónomo, de juicio crítico y decisión propia, capaz de protagonizar una acción pública. De hecho, según Galbraith: “Todas las democracias viven bajo el temor de la influencia de los ignorantes”. Las decisiones públicas que surgen de las personas que desconocen lo anteriormente señalado son presa fácil de la demagogia, de la violencia  y de las actitudes extremas.

 

La democracia educa en defensa propia. ¿Cuál será el temor de este gobierno en crear ciudadanos capaces de valerse por sí mismos? 

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Guayoyo en Letras