Deja esa vaina así

Por Fabiana Crisci

@fabicrisci17

 

 

 

“… si alguien hubiera hecho bien su trabajo.”

En varias ocasiones he comenzado a escribir haciendo referencia a la crisis política y social que enfrenta el país. Es necesario hacer énfasis en esto, pues cada vez son más las consecuencias que debemos vivir a causa de la incapacidad e ineficiencia del Estado.

 

Podría decirse que no todos los problemas que aquejan a los venezolanos radican en la mala gestión del Gobierno, y que un buena parte de la culpa es de  nuestra sociedad acostumbrada a lo fácil y rápido. Pero es de ambos.  Del venezolano cómodo y del mal Gobierno.

 

Hace pocos días en Coro, Sara López, quien era maestra, se lanzó a una alcantarilla para salvar a su hijo. El niño cayó a las aguas servidas porque la cloaca estaba sin tapa cubierta por un cartón, que cedió cuando el infante estaba parado sobre él. La madre, desesperada, pedía auxilio a gritos y al no recibir ayuda, dejó a su otra hija con una señora y saltó para rescatar a su pequeño.

 

Las autoridades se apersonaron horas después y la gobernadora Estela Lugo unas cuantas más tarde. Estuvieron tres días desaparecidos y finalmente el miércoles 27 de mayo fueron encontrados sus cuerpos, tras “arduas” labores de rescate. La madre y el niño cayeron cerca del mediodía y el suministro de agua potable en la ciudad fue suspendido para facilitar las labores a las 6 de la tarde; algo que una vez más puso en evidencia la incapacidad de las autoridades.

 

Efecto Cocuyo reseñó que el primer bombero que llegó sin nada (horas más tarde), le tuvo que pedir a un vecino unas botas, una escalera y una linterna, según el testimonio de una testigo. Y aún más increíble: a cuatro cuadras de donde ocurrió el suceso queda Defensa Civil y la casa de la Gobernación.

 

Al imaginar esta situación, en cualquier otro país muy probablemente los bomberos hubieran llegado en el acto y tal vez hubieran logrado salvar al pequeño. Quizás en países no tan avanzados, la madre se hubiera lanzado al ver que no llegaban los bomberos, pero tal vez los hubieran rescatado vivos. ¿De qué sirve en Venezuela tan “arduo trabajo” si lo hacen mal, si no lo hacen a tiempo?

 

Al leer sobre el hecho, no podía dejar de pensar en cómo era posible tanta ineficiencia, tanta desidia; no podía dejar de pensar en lo desprotegidos que estamos, a merced de cualquier riesgo. Pareciera no ser suficiente la crisis que vivimos, sino que también cargamos con las torpezas y la ineptitud de los trabajadores de los entes públicos.

 

No podía dejar de preguntarme en qué pensaba la persona que colocó el cartón ahí, por qué no estaba la tapa y por qué no había un aviso. La desidia, la indiferencia y la apatía han secuestrado a los venezolanos y el legado de Chávez solo ha dejado indolencia e irrespeto por el otro. La viveza criolla se ha convertido en una característica repugnante.

 

Imagino a las personas, trabajadores de la Gobernación o vecinos, al colocar el cartón diciendo: “no vale, no creo que pasé nada. La gente se va a dar cuenta”, “No importa chamo, deja esa vaina así”, y me envuelve la indignación. Día a día, en todos los contextos, tenemos que lidiar con la pereza, el desgano y el hacer por hacer las cosas, desde el plomero en las residencia hasta los altos funcionarios.

 

El mal servicio, la falta de manteniendo, el mal estado de las áreas públicas. Nadie hace nada ni tampoco se preocupan por que otros lo hagan, nadie supervisa nada ni se preocupan por el funcionamiento de cosas. Los gobernantes solo se preocupan por su cuota de poder y los votos de la próxima elección.

 

Tal vez Sara y su hijo estarían vivos si alguien hubiera hecho bien su trabajo.

 

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